Editorial:
“Haced todo lo que El os dijere”
Estamos celebrando la fiesta de Nuestra Señora de Lujan, Patrona de nuestra Patria, y es tiempo propicio para pensar en esta tierra que está herida de muerte.
Hace mucho tiempo que nuestra Patria está pasando por momentos muy difíciles y no hablamos de índices económicos, que no dejan de ser reflejos de la grave crisis moral y religiosa que sufre la Patria. Ella ha sido lesionada, en sus profundas raíces, y que por eso esta, como decíamos, herida de muerte, de muerte moral, que es la verdadera muerte.
Estamos, queridos hermanos, a mi humilde entender, en los momentos más cruciales donde nos enfrentamos al mismísimo demonio (y no estamos haciendo referencia a personajes políticos, cualquier nombre que les surja es pura coincidencia) que ha lanzado todas sus armas para destruir y condenar a las almas argentinas, al alma misma de la Patria. El alma católica de la Patria, porque, mal que le pese a liberales, masones y marxistas, la argentina tiene en sus profundas raíces la fe católica que nos trajo el español y que el gaucho y el indio aceptaron y fundaron la Nación, que hoy quieren destruir.
Y como hay todavía algunos que recurren a Aquella a los que mil veces recurrieron los que condujeron las gestas grandes de la Patria y los que las hicieron ya sea en la Buenos Aires ocupada, en las luchas por la Independencia, en la Vuelta de Obligado, en los montes Tucumanos o en las turbas Malvinenses, recurren a la Madre como lo hicieron aquellos sirvientes a quienes se les acabó el vino y no sabían cómo solucionar aquel drama, de la misma manera frente a cierta sensación de impotencia frente a la devastación de la Patria, habemos algunos que todavía recurrimos a Nuestra Madre, pero Ella no nos responde con frases melosas y vacías de contenido, como imaginan los progresistas y ponen es su labios palabras que no ha pronunciado, Maria no nos manda a que “cantemos y caminemos”. Ella nos responde con la sabiduría con la que el Padre quiso investirla y, como a esos sirvientes de las Bodas de Cana, mirándonos con mucho amor nos dice: “Hagan lo que El les diga”.
Lo que Cristo dice, lo que Cristo enseña, lo que Cristo manda. La sociedad apartada de Cristo camina a su propia destrucción y los católicos no podemos caminar cantando como si nada sucede a nuestro alrededor y como si nosotros no tuviéramos claro cuál es el Camino. No se hace camino al andar, sino el camino es Cristo y esto debe ser anunciado en todos nuestros ambientes, no relegar como pretende la revolución anticristiana a Cristo a la Iglesia y a la vida privada y aún mas relegar solo a la oración o al enfrentar una necesidad y que no haya una coherencia en todo nuestro obrar, aún privado como puede ser la relación conyugal o de noviazgo.
Cristo es el camino y a Él nos remite María cuando nos manda: “Hagan lo que El les diga”.
Por momentos tengo la sensación que la Iglesia que peregrina en la Argentina en vez de estar evangelizando el mundo, está siendo adoctrinada por el mundo. Cuando nos configuramos con el mundo en vez de configurar al mundo en Cristo estamos siendo adoctrinados y estamos perdiendo nuestras raíces. Cuando veo que las familias dejan filtrarse el espíritu del mundo en su seno, cuando en las escuelas católicas se permiten o promueven actividades reñidas con la fe católica, cuando en la catequesis se le guiña el ojo a conductas morales contrarias al orden natural, cuando se aceptan grupos en las comunidades parroquiales alejados de la vida religiosa, y podríamos seguir mencionando ejemplos que nos traen esta sensación que lamentablemente vemos confirmada a diario.
Si aceptamos y nos dejamos vencer en nuestras convicciones, por miedo a que no seamos tildados como retrógrados, hombres de las cavernas, etc., etc. y todos los agravios que se les pueda ocurrir al modernismo como forma de amedrentarnos y avergonzarnos de nuestra fe, estamos siendo no instrumentos de Cristo, sino del Príncipe de este mundo y somos nosotros mismos quienes lesionamos y herimos a nuestra Patria.
Por eso es que debemos recurrir a la Madre, para que Ella nos auxilie, pero también debemos escuchar su mensaje y su voz y poner manos a la obra que Cristo quiere, a restaurar todo el orden social en Cristo.
Cristo es el camino, Cristo es el Rey y El nos enseña con que debemos hacer, lo hace en su Evangelio, lo hace en su Iglesia a través de la Doctrina Social, lo hace en todo el Magisterio del Santo Padre. Cristo nos dice cómo preparar el vino que reanimará la Patria, nosotros debemos escuchar a María que desde Lujan nos dice ““Hagan lo que El les diga”.
Supla la Gracia la deficiencia de la pluma
Marcelo Eduardo Grecco
Director
Versailles, junto a la Virgen de la Salud
8 de mayo de 2008
Fiesta de Nuestra Señora de Luján
“Haced todo lo que El os dijere”
Estamos celebrando la fiesta de Nuestra Señora de Lujan, Patrona de nuestra Patria, y es tiempo propicio para pensar en esta tierra que está herida de muerte.
Hace mucho tiempo que nuestra Patria está pasando por momentos muy difíciles y no hablamos de índices económicos, que no dejan de ser reflejos de la grave crisis moral y religiosa que sufre la Patria. Ella ha sido lesionada, en sus profundas raíces, y que por eso esta, como decíamos, herida de muerte, de muerte moral, que es la verdadera muerte.
Estamos, queridos hermanos, a mi humilde entender, en los momentos más cruciales donde nos enfrentamos al mismísimo demonio (y no estamos haciendo referencia a personajes políticos, cualquier nombre que les surja es pura coincidencia) que ha lanzado todas sus armas para destruir y condenar a las almas argentinas, al alma misma de la Patria. El alma católica de la Patria, porque, mal que le pese a liberales, masones y marxistas, la argentina tiene en sus profundas raíces la fe católica que nos trajo el español y que el gaucho y el indio aceptaron y fundaron la Nación, que hoy quieren destruir.
Y como hay todavía algunos que recurren a Aquella a los que mil veces recurrieron los que condujeron las gestas grandes de la Patria y los que las hicieron ya sea en la Buenos Aires ocupada, en las luchas por la Independencia, en la Vuelta de Obligado, en los montes Tucumanos o en las turbas Malvinenses, recurren a la Madre como lo hicieron aquellos sirvientes a quienes se les acabó el vino y no sabían cómo solucionar aquel drama, de la misma manera frente a cierta sensación de impotencia frente a la devastación de la Patria, habemos algunos que todavía recurrimos a Nuestra Madre, pero Ella no nos responde con frases melosas y vacías de contenido, como imaginan los progresistas y ponen es su labios palabras que no ha pronunciado, Maria no nos manda a que “cantemos y caminemos”. Ella nos responde con la sabiduría con la que el Padre quiso investirla y, como a esos sirvientes de las Bodas de Cana, mirándonos con mucho amor nos dice: “Hagan lo que El les diga”.
Lo que Cristo dice, lo que Cristo enseña, lo que Cristo manda. La sociedad apartada de Cristo camina a su propia destrucción y los católicos no podemos caminar cantando como si nada sucede a nuestro alrededor y como si nosotros no tuviéramos claro cuál es el Camino. No se hace camino al andar, sino el camino es Cristo y esto debe ser anunciado en todos nuestros ambientes, no relegar como pretende la revolución anticristiana a Cristo a la Iglesia y a la vida privada y aún mas relegar solo a la oración o al enfrentar una necesidad y que no haya una coherencia en todo nuestro obrar, aún privado como puede ser la relación conyugal o de noviazgo.
Cristo es el camino y a Él nos remite María cuando nos manda: “Hagan lo que El les diga”.
Por momentos tengo la sensación que la Iglesia que peregrina en la Argentina en vez de estar evangelizando el mundo, está siendo adoctrinada por el mundo. Cuando nos configuramos con el mundo en vez de configurar al mundo en Cristo estamos siendo adoctrinados y estamos perdiendo nuestras raíces. Cuando veo que las familias dejan filtrarse el espíritu del mundo en su seno, cuando en las escuelas católicas se permiten o promueven actividades reñidas con la fe católica, cuando en la catequesis se le guiña el ojo a conductas morales contrarias al orden natural, cuando se aceptan grupos en las comunidades parroquiales alejados de la vida religiosa, y podríamos seguir mencionando ejemplos que nos traen esta sensación que lamentablemente vemos confirmada a diario.
Si aceptamos y nos dejamos vencer en nuestras convicciones, por miedo a que no seamos tildados como retrógrados, hombres de las cavernas, etc., etc. y todos los agravios que se les pueda ocurrir al modernismo como forma de amedrentarnos y avergonzarnos de nuestra fe, estamos siendo no instrumentos de Cristo, sino del Príncipe de este mundo y somos nosotros mismos quienes lesionamos y herimos a nuestra Patria.
Por eso es que debemos recurrir a la Madre, para que Ella nos auxilie, pero también debemos escuchar su mensaje y su voz y poner manos a la obra que Cristo quiere, a restaurar todo el orden social en Cristo.
Cristo es el camino, Cristo es el Rey y El nos enseña con que debemos hacer, lo hace en su Evangelio, lo hace en su Iglesia a través de la Doctrina Social, lo hace en todo el Magisterio del Santo Padre. Cristo nos dice cómo preparar el vino que reanimará la Patria, nosotros debemos escuchar a María que desde Lujan nos dice ““Hagan lo que El les diga”.
Supla la Gracia la deficiencia de la pluma
Marcelo Eduardo Grecco
Director
Versailles, junto a la Virgen de la Salud
8 de mayo de 2008
Fiesta de Nuestra Señora de Luján
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