Tomado de "Creen en México"
Queridos Amigos de la Fraternidad:
En la construcción de una Iglesia católica, el símbolo de la cruz es un tema central a través de la arquitectura y del mobiliario en tanto es el signo Cristiano de nuestra salvación. El gran altar del sacrificio está adornado con una cruz de altar: esto es, un crucifijo con la imagen de Jesús fijada en el. Cuando una Iglesia es consagrada, tiene doce cruces colocadas en las paredes de la Iglesia para ser ungidas con el santo crisma. Las vestimentas de la casulla, la estola, el manípulo y el ámice tienen cada una, una cruz bordada en ellas; las Estaciones de la Cruz deben de tener cruces de madera adjuntas a ellas; y la mensa (mesa) del altar tiene cinco cruces cortadas en ella. Más aún, en cada uno de los siete sacramentos, el Signo de la Cruz es obligatorio, y el Signo de la Cruz se hace más de 50 veces en la misma Misa.
Los Católicos en el primer siglo comenzaron a hacer la Señal de la Cruz en su frente cuando comenzaban una nueva labor del día o cuando rezaban. Con el tiempo, la Señal de la Cruz se fue haciendo sobre varias partes del cuerpo con intenciones particulares y eventualmente, esta Señal de la Cruz se unió en el largo signo como lo conocemos ahora.
La Divina Providencia también aumentó la importancia de la Cruz cuando Maxentius invadió Roma en el siglo cuarto. En orden de proteger Roma, el Emperador Constantino hizo la guerra contra Maxentius, y un día, el emperador vio una cruz luminosa en el firmamento con las palabras “Con este signo conquistarás”. La siguiente noche, mientras dormía, vio la misma cruz junto con Cristo apareciendo en ella, quien lo instruyó de poner las Cruz como su guía. Fue bajo el glorioso estandarte de la Cruz que Constantino sobrepasó a su adversario en el año de 312. La cruz entonces se volvió un objeto de devoción para el Emperador y pronto, los criminales no volvieron a ser inflingidos con la crucifixión como castigo.
En el año de 323, la madre de Constantino, Santa Elena, quien tenía cerca de 80 años de edad, fue a Jerusalén a a excavar la tierra alrededor del lugar donde se suponía estaba la tumba de Jesús. Después de la muerte de Nuestro Señor los líderes Judíos habían escondido la cruz en una acequia o pozo y la cubrieron con piedras para que así los Católicos no la encontraran y reverenciaran. Para el siglo cuarto, solo unos pocos escogidos entre los Judíos sabían el punto en donde estaba escondida. Sucedió que uno de ellos de nombre Judas, tocado por inspiración Divina, la señaló a los escavadores. Después este Judas se volvió un santo Católico y es honrado bajo el nombre de Cyriacus.
Durante la excavación, tres cruces fueron encontradas, y para determinar cual era la Cruz sobre la cual murió Cristo, Santa Elena la hizo tocar a un hombre muerto y el hombre volvió a la vida. Santa Elena y Constantino construyeron entonces una basílica magnificente en el lugar donde la cruz fue encontrada y colocaron la verdadera cruz en el. Esa basílica es el lugar de la Iglesia del Santo Sepulcro que existe hoy en día. Así comenzó la Fiesta de el Encuentro de la Cruz que celebramos el 3 de Mayo.
Cuando el rey Persa, Chosows II invadió Jerusalén en el año del 614, después de asesinar a miles de Católicos, tomó la cruz que Santa Elena había encontrado. En represalia, el Emperador Romano Heraclius se enfrascó en una guerra contra Chosroes, pero fue aplastado por muchas desfortunas y la derrota. Cuando trató de negociar la Paz, Chosroes no la consideró. Como resultado, el Emperador Heraclius comenzó a rezar, ayunar e implorar a la asistencia de Dios. Entonces formó un ejército y eventualmente sobrepasó a Chosroes. Cuando Chosroes estaba huyendo de Roma, a punto de cruzar el Río Tigres, proclamó a uno de sus hijos como su sucesor. Sin embargo, su hijo mayor, celoso de que su hermano menor fuera nombrado rey, asesinó a su padre y a su hermano y fue hecho rey.
El Emperador Heraclius demandó entonces que el nuevo rey regresara la Cruz de Cristo que había dejado Jerusalén catorce años antes. Para tener una entrada solemne de la Cruz en Jerusalén, el Emperador Heraclius decidió cargarla en sus propios hombros en imitación de Cristo. Estaba vestido en atuendos reales, pero cuando estaba dejando las puertas de Jerusalén se detuvo sin poderse mover. Fue entonces que el Obispo de Jerusalén clamó : “Oh Emperador, está usted tratando de imitar a Cristo cuando El cargó la Cruz, pero Cristo no estaba vestido en ricos ropajes, sino en unos pobres. Así el Emperador se quitó su atuendo real, se puso una vestimenta maltrecha y entonces pudo cargar fácilmente la Cruz hacia el Calvario. Fue ese día, el 14 de Septiembre del 629, el que nosotros celebramos anualmente en el calendario tradicional, la exaltación de la Santa Cruz.
Una vez que Santa Elena encontró la Cruz, la adoración pública de esta comenzó a crecer, más especialmente en el día en que recordamos la muerte de Cristo – el Viernes Santo. Incluso hasta este día, besar los pies del Jesús Crucificado es parte de la liturgia del Viernes Santo. En los siglos quinto y sexto, los artistas comenzaron a hacer la Cruz tan elaborada como podían, poniéndole flores, palmas y hojas brotando desde la raíz de la misma cruz. Como un árbol vivo tiene vida y da vida a sus frutos, así, la vida debe de ser mostrada como un retoño de el nuevo Árbol de la Vida.
No fue sino hasta el siglo sexto que la figura de Cristo apareció en la Cruz. Hasta ese tiempo, la muerte por crucifixión estaba aún vívida en aquellos que vivieron en el Imperio Romano. Por lo que aún existía cierta vergüenza asociada a ese tipo de muerte y los Cristianos no mostraban el corpus de Cristo por respeto a El. Inicialmente el cuerpo de Jesús no mostraba signos de sufrimiento, pero en el siglo décimo, el arte tomo un tono realista y el dolor de la cruz comenzó a aparecer en el cuerpo de Cristo. Y en el último milenio, la devoción al crucifijo ha aumentado en medio de persecuciones, revueltas e intervención gubernamental para prevenirla.
Es durante este mes de Septiembre que recordamos el día en el cual la Cruz de Cristo regresó a Jerusalén – Septiembre 14. También deberíamos nosotros seguir la costumbre católica de tener crucifijos colgando en las paredes de nuestra casa, porque entonces así recordaremos frecuentemente cuanto nos amo Nuestro Señor.
En Cristo FR. Eric Flood, FSSP.
Ordo Missae: San Clemente I, Papa y Mártir.
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23 de Noviembre. Sábado.
San Clemente I, Papa y Mártir.
Conmemoración de Santa Felicidad, Mártir.
Doble.
Ornamentos Rojos.
Misa: Dicit Dóminus:...
Gloria
Co...
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