3. Aspecto exterior del Templo. -
La ley de la abstinencia cuaresmal diríase que hasta a los templos materiales alcanza, pues a ellos también les impone la ley litúrgica sus privaciones, con las que se fomenta la compunción y el recogimiento.
Los templos, en efecto, vénse privados durante los Oficios cuaresmales del alegre aleluya, del himno angélico Gloria in excelsis, de la festiva despedida Ite missa est, de los acordes del órgano, de los floreros, iluminaciones y demás elementos de adorno, y del uso; fuera de las festividades de los Santos, de otros ornamentos que los morados, de cuyo color se cubren también, desde el Domingo de Pasión, los crucifijos y las imágenes. Tal es el aspecto severo del templo, o como si dijéramos, el continente exterior de la liturgia en tiempo de Cuaresma, el que acentúan todavía más los cantos graves y melancó1icos del repertorio gregoriano y el frecuente arrodillarse para los rezos corales.
4. El alma de la liturgia cuaresmal. -
Si, empero, sondeamos el alma de la Liturgia cuaresmal a la luz de los Evangelios, de sus Epístolas, Oraciones, Antífonas y demás textos de su rica literatura, la vemos embargada de los más variados sentimientos de arrepentimiento, de confianza, de ternura, de compasión, de pena, de temor.
El Breviario de Cuaresma, con sus homilías y sermones, con sus himnos, sus capítulos y sus responsorios, a cual más expresivos y piadosos, pone en juego los más delicados recursos de nuestra madre la Iglesia, para conmover los corazones de sus hijos; pero con eso y todo todavía le supera el Misal. Aquí encontramos cuadros indescriptibles: conversiones y absoluciones de pecadores, como la Samaritana, la Magdalena, la adúltera, el Hijo Pródigo, los Ninivitas; multitud de curaciones y milagros del Sa1vador; rasgos generosos de desprendimiento, como el de la viuda de Sarepta; difuntos resucitados y madres y hermanos consolados; a José, víctima de la envidia de sus hermarmanos, y a Jesús, vendido por uno de sus íntimos; amenazas y voces de trueno y vaticinios terroríficos de los antiguos Profetas, para los pecadores obstinados, y, en cambio, palabras dulces y persuasivas del Divino Maestro, llamándolos a penitencia; ríos de lágrimas que cuestan a la Iglesia los cristianos impenitentes, y gozos inenarrables que suscita en el cielo su conversión; quejas de los sacerdotes en vista de la indiferencia de muchos, y tiernos clamores del pueblo fiel pidiendo al Señor perdón y misericordia.
Si penetramos todavía más hondamente en el corazón de la Liturgia cuaresmal, descubrimos además tres grandes preocupaciones que embargan a la Iglesia:
la trama y desarrollo de la Pasión del Señor,
la preparación de los Catecúmenos,
y la Reconciliación de los penitentes públicos.
No hay día ni casi Oficio en que no se manifieste de algún modo esta triple preocupación, y es menester estar de ello advertidos, para interpretar ciertos pasajes y aun ciertos ritos especiales que, aunque muy hermosos, parecerían, sin eso, intempestivos.
The Saint-Sever Beatus: An Illustrated Commentary on the Apocalypse (Part 2)
-
This is the second part of an ongoing series on the Saint-Sever Beatus, an
illuminated manuscript of the 11th century produced at the abbey of
Saint-Sever ...
Hace 7 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario