Desde Juventutem Argentina:
Cuantos católicos de Misa dominical, e incluso diaria, que desconocen las más elementales verdades de fe. Cuantos otros, están hoy alejados de la práctica sacramental. Muchos más aún, se han olvidado totalmente de Dios.
Nada es casual, y todo tiene su razón de ser. Los católicos estamos perdiendo nuestra identidad, porque hemos olvidado la doctrina y la tradición. No quedan dudas: nuestros pastores han fallado. De esta crisis, ellos son los únicos responsables. No lo son los ni los gobiernos abversos a la Iglesia, ni la masonería ni los acatólicos. No busquemos chivos expiatorios. El mal viene de dentro. El clero está corrompido: ha renegado de la Tradición Católica, en pos de "aggiornarse".
Realidades como el Juicio Final, el Purgatorio o el Infierno, dogmas como la Infalibilidad Pontificia y la Inmaculada Concepción; la Confesión Sacramental y los Preceptos Morales, están ausentes en sermones y las clases de catecismo. Nuestros pastores han optado por ocultar a los fieles gran parte del Depósito de la Fe. De este modo, Nuestro Señor que ha sido azotado, coronado de espinas y clavado en la cruz, ahora es también amordazado. Sus enseñanzas son sometidas a una descarada censura, por parte de aquellos mismos que deben difundirlas.
Resulta evidente el desprecio de los clérigos por el Magisterio de los Papas y la desobediencia a sus directivas. "Se acata, pero no se cumple"...y mucho menos se enseña, podríamos agregarle. No vaya a ser que los fieles se escandalicen.
Cuando los obispos, siendo desobedecidos por el presbiterio, temen ejercer su autoridad para restaurar el orden, toda la estructura jerárquica se resquebraja. Es así, que mientras el clero omite la enseñanza de la doctrina, o peor aún, predica auténticas herejías, los obispos permanecen en silencio. Nefastos pues son los resultados: los fieles laicos quedan sumidos en la más profunda ignorancia, los sacerdotes van perdiendo su fe y el culto se convierte en una mera reunión social. Diganme, amigos míos, si no es esto el preludio de una apostasía general.
El clero se ha secularizado; la doctrina se ha diluido y el culto se ha vuelto vacío. El relativismo se fue arraigando poco a poco en el seno de la Iglesia. Y la que en otro tiempo era una Madre fecunda, pareciera haberse convertido en una anciana estéril.
La población de católicos en Europa, disminuye aceleradamente. El continente, que ha Evangelizado tres cuartos del mundo, se encuentra espiritualmente devastado. Los hijos han renegado de su Madre.
La imagen de la Iglesia se ha desfigurado de tal modo, que bien podría aplicársele las palabras del Profeta: "Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres" (Is. 52, 15). Son estas, las mismas frases, que se refieren a los sufrimientos de Nuestro Señor en su pasión. Es que como El, la Santa Iglesia, está hoy en la Cruz. Parece ocultarse su origen divino. Un velo de fragilidad, debilidad, y miserias, cubre su verdadera grandeza, pureza y santidad.
Es pues urgente, una reforma integral de la jerarquía eclesiástica, que la devuelva a la obediencia al Santo Padre y al Magisterio de la Iglesia. De igual manera resulta imperiosa, la revisión de los medios de formación de los seminaristas.
Sin sacerdotes fieles y comprometidos con la Verdad, resultará imposible atraer a la Fe Verdadera a tantas almas alejadas. Solo así, la Iglesia que hoy está en la Cruz con Cristo, podrá Resucitar con El, y recuperar su antiguo esplendor.
Desde aquí solo nos queda rezar. Rezar por el Santo Padre. Rezar por tantos sacerdotes justos, que con su trabajo silencioso sirven a Jesucristo con fidelidad. Rezar por muchos otros, que perdieron la Fe, por su conversión.
¡Perdona a tu pueblo, Señor!
Nichán Eduardo Guiridlian Guarino
The Basilica of St Cecilia in Cologne
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Since today is the feast of St Cecilia, we continue our series on the
twelve Romanesque basilicas of Cologne, Germany, with the one dedicated to
her. This ...
Hace 11 horas
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