miércoles, 30 de julio de 2008

Anécdotas de verano de un sacerdote suplente en tierras "progress"...

Desde "Germinans germinabit", sitio de sacerdotes Catalanes que muestran su disconformidad con el clima modernista y nacionalista de la Iglesia en Cataluña:

SPLENDOR VERITATIS
Por Antoninus Pius

Anécdotas de verano (I): Los favores entre sacerdotes

En estas fechas veraniegas muchos sacerdotes se van de vacaciones y eso significa que otros sacerdotes tienen que suplirlos y celebrar las misas en sus parroquias. Pues bien yo soy uno de esos sacerdotes a los que les toca hacer alguna que otra “suplencia” en verano y eso me permite entrar en contacto con otras realidades parroquiales algunas bien curiosas.

Me llama la atención en primer lugar que algunos sacerdotes que durante el curso no me hablan y ni siquiera me dirigen la palabra se pongan en contacto conmigo con una grandísima amabilidad como si fuéramos amigos de toda la vida, cuando veo eso actitud ya me huelo lo que viene a continuación y es que necesitan algún favor para el verano, y efectivamente después de unas cuantas buenas palabras llega el “podrías hacerme esta misa tal día…” (debe tenerse en cuenta que el clero progresista siempre habla de “hacer misas” y no de “celebrar la misa”).

En segundo lugar me sorprende que algunos sacerdotes se den unos viajes tan lujosos o a países tan lejanos, cuando el sueldo del sacerdote no da para mucho, pero cada uno sabrá como administra sus finanzas, lo que es curioso es que algunos de estos curas luego se las dan de progresistas y de defender a los pobres y a los marginados. Pues ciertamente muchos de esos miembros de las clases más débiles no pueden permitirse según que viajes en verano.

Pero vayamos al grano. Una vez aceptada la “suplencia” llega el gran día, me dirijo a la parroquia en la que debo celebrar la Santa Misa y empiezan las reacciones “divertidas” de la gente.

Sólo entrar en la iglesia una señora me mira de arriba abajo y me suelta:

-“Anda, un cura de verdad”.

A lo que yo contesto:

-“¿Es que el cura que tienen no es de verdad?”.

Y la señora en cuestión responde:

-“Si, claro, pero como nuestro párroco por estas fechas va con pantalón corto por la iglesia, pues claro al verlo tan vestido de sacerdote pues me ha llamado la atención”.

Una vez ya me dirijo a la sacristía me asalta otra señora diciéndome:

-“Padre, podría confesarme es que hace muchos meses que no me confieso”.

A lo que yo le respondo:

-“¿Es que su párroco no se pone al confesonario?

Y ella me dice:

-“¡Nunca!, sólo hace esas celebraciones por adviento y cuaresma, pero en las que uno ni se confiesa ni nada”.

Accedo a confesarla, después de retirar el abundante polvo que había en el confesonario, mientras confieso, otros feligreses pasan por delante y se quedan como extrañados, como si hubieran visto un OVNI o algo por el estilo. Da la sensación de que algunos descubrieron ese día que en la parroquia había un CONFESONARIO y que además podía hacerse servir.

Finalmente entro en la sacristía, y veo los ornamentos preparados para la celebración, pero no veo la casulla por ninguna parte, le pregunto a un señor que se movía por allí, probablemente el sacristán y me dice:

-Aquí nunca se ponen casulla, pero si usted quiere mirar por los armarios.

Como Indiana Jones me adentro por los armarios de la sacristía hasta que consigo rescatar una casulla que debería hacer décadas que no se hacía servir, pero finalmente consigo mi objetivo.

La historia sigue, pero será en el siguiente capítulo.

Anécdotas de verano (II): Los hijos del CPL

Continuo con la “aventura” iniciada la semana pasada en parroquia ajena en una de mis “suplencias” de verano. Mientras me preparo en la sacristía para salir a celebrar la Santa Misa veo acercarse un señor con una carpeta en la mano de color verde lo que me hace pensar en mi interior:

- “¡Vaya!, otro hijo del CPL (Centro de Pastoral Litúrgica)”.

El “monitor” (que es como les gusta que les llamen a estos hijos del CPL) se acerca a mí y sin ni siquiera saludarme me comenta con voz autoritaria:

-“Tenemos que ponernos de acuerdo en unas cuantas cosas”

Yo hago como si acato sus órdenes y le escucho con atención, entonces sin dejar de mirar el guión de su carpeta me dice:

-“Por ejemplo, el acto penitencial ¿lo hacemos rezado o cantado?”

Yo le respondo que yo prefiero rezar el “Yo confieso” y finalmente el Señor Ten Piedad sin introducciones. El “monitor” empieza a ponerse nervioso y me dice con cierto enfado:

-“Aquí no se hace (no dice reza) el Yo confieso, la gente no lo sabe, y se quedará sólo rezándolo”.

Evidentemente en la misa recé el Yo confieso y comprobé que exceptuando el señor monitor, callado y enfadado, el resto del Pueblo de Dios seguía la oración penitencial conmigo sin ningún problema.

A continuación soy yo el que formulo una pregunta, para saber si en esa parroquia la costumbre es rezar el credo apostólico o el niceo-constantinopolitano, a lo que el monitor me responde:

-Aquí no se reza casi nunca el credo ni el gloria y menos en verano

Intrigado por saber porque en verano especialmente no se reza el credo y el gloria obtengo la siguiente respuesta:

-En verano la gente tiene mucho calor, así que de esa manera acabamos antes y todos contentos

¡Qué gran argumento litúrgico!, realmente estos hijos del CPL son superdotados.

Después de otros comentarios sin demasiada importancia el monitor me dice:

-“Antes de la comunión acuérdese de avisar que salgan algunos voluntarios para repartirla”

Sorprendido le digo que no voy a hacer tal cosa, que no todo el mundo está capacitado para dar la comunión, que hay unas normas eclesiásticas para ello y se dan unos permisos específicos para los ministros extraordinarios de la eucaristía. Empezamos a discutir y finalmente decido cortar por lo sano diciéndole:

-“Mire, como no hay demasiada gente, ya daré yo sólo la comunión, que mientras se canta un canto da tiempo de sobras”.

Durante la misa tuve que aguantar estoicamente los materiales del CPL, para mí el CDL (Centro de Deformación Litúrgica).
Así por ejemplo antes de las lecturas el monitor lee una introducción que en algunos casos es absolutamente superflua e innecesaria del estilo:

“Escuchemos con atención estos interesantes consejos que da el Apóstol san Pablo a una de sus primeras comunidades”.

Una monición que no dice nada porque podría aplicarse a prácticamente todas las segundas lecturas del año.

La oración de los fieles (preparada por el CPL) también es desesperante, se pide por todo el mundo: Por los que están y los que no están, los que se ha ido de vacaciones y los que se han quedado, los que trabajan y los que están descansando, los profesionales del turismo y los turistas… Pero por la Iglesia, sus ministros y pastores o no se pide o se hace de un forma absolutamente discreta, porque ya se sabe que el CPL es un Centro completamente anti-jerarquía.

Me imagino el diálogo posterior entre el monitor, hijo del CPL, y el párroco cuando éste vuelva de vacaciones.

-Vaya cura más carca e intransigente que nos has traído

A lo que el párroco probablemente, después de un resoplido contestará:

-¡Lo que hay que hacer para poder tener vacaciones!.

P.D.: Quiero agradecer el mensaje que me ha hecho llegar uno de nuestros lectores de Reus, aunque sea para compartir que lo que comentaba en mi último artículo es una realidad en muchas otras parroquias. ¡TRISTE REALIDAD!

Anécdotas de verano (y III): ¡Prohibido arrodillarse!

Finalizo hoy el relato en tres entregas de mi “suplencia” en otra parroquia de nuestra diócesis, aunque la realidad que me encontré tristemente no es extraordinaria, podríamos hallarla en muchísimas parroquias de nuestra diócesis y en general de toda Cataluña.

Vayamos al grano. En el momento de dar la Sagrada Comunión, que finalmente administré en solitario, a pesar de las sugerencias del “monitor” (CPL), todo el mundo comulgó en la mano, excepto una señora que fue la última y que se arrodilló muy devotamente y comulgó en la boca.
Al finalizar la Eucaristía, esta señora vino a saludarme y con una gran alegría en sus ojos me dijo:

-No sabe la emoción que he tenido por volver a comulgar de rodillas

Y yo que ingenuamente le pregunto:

-¿Pero no lo hace, cada vez que viene a Misa?

Y la buena señora me contestó:

-El cura de aquí no me deja, y ya no me atrevo, la última vez me dijo: “¡levántese, no haga comedia!”

Viendo su respuesta le comenté que me había extrañado que nadie se arrodillara en la consagración (ni siquiera ella), y que todos menos ella habían comulgado en la mano, a lo que ella me respondió:

-El párroco no quiere que nos arrodillemos en la consagración ni que comulguemos en la boca. Ha ido adoctrinando a la gente en ese sentido, un día dijo que parecíamos una comunidad dividida unos de rodillas y otros de pie, así que sugirió como solución que todos nos pusiéramos de pie. Otro día dijo que era mejor comulgar en la mano diciendo que era más higiénico y que demostraba una actitud más humilde como la del pobre que pide caridad. La verdad es que el hombre encuentra argumentos para todo pero la cuestión es cargarse las tradiciones. Me he alegrado de que usted diera la comunión sólo, porque a veces salen personas divorciadas y rejuntadas a dar la comunión, entonces me di cuenta definitivamente que era un sacerdote diferente y me he atrevido a comulgar de rodillas, pero en la consagración no me atreví a arrodillarme porque todavía tengo muy presentes las humillaciones en público que me ha hecho pasar el otro cura.

Esta mujer me hace comprender el sufrimiento de tantas personas piadosas en algunas de nuestras parroquias bajo el régimen dictatorial de estos defensores de las libertades y el progresismo. No sólo prohíben actitudes y devociones autorizadas por la Iglesia y en muchos casos más que recomendadas, sino que señalan y humillan públicamente a los que no hacen las cosas como ellos mandan. ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera hecho lo mismo y hubiera dicho que todos a arrodillarse en la consagración, o todos a recibir la comunión en la boca? Pero aunque yo tenga mis preferencias yo no soy capaz de hacer tal cosa, soy bastante más tolerante.
  1. http://www.germinansgerminabit.org/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, saludos desde Argentina!