Soy solo un grano de polvo,
Mas quiero tener mansión
En las sombras del santuario
Junto al padre del amor.
Por la hostia mi alma suspira,
Le amo y no quiero otro don.
El dios oculto me atrae,
¡oh, jesús!, Tu átomo soy.
Quiero estar en la ignorancia
Y olvido de lo creado,
Y consolar en silencio
Al huésped del copon sacro.
Quisiera salvar las almas
Y de impíos hacer santos,
¡dale corazón de apóstol,
Dulce jesús, a tu átomo…!
Si es que el mundo me desprecia
Y me mira como nada
Me inunda una paz divina
Si estoy en la hostia anclada.
Cuando me acerco al copón,
Mis penas son escuchadas…
Ser nada es, jesús, mi gloria
Ser tu átomo me encanta.
Cuando el cielo esta sombrío
Y volar no puede el átomo,
Quiere esconderse en la sombra
A la puerta del sagrario.
Entonces la luz divina,
Que regocija a los santos,
Calienta aquí en esta tierra
De jesús al pobre átomo…
Bajo la luz de la gracia
Queda el átomo radiante;
Cuando la ligera brisa
Pasa, el sonríe tremante…
¡oh, qué inefable delicia!
¿que bienes no son tu parte…?
Hasta la hostia-jesús
El pobre atomo se abate…
Ante la hostia consumiéndose,
Del sagrario al vivo amor,
Asi pasara mi vida
Del fin a la expectación.
Cuando la prueba termine,
Volando al seno de dios,
¡de la eucaristía el atomo
Brillará ante su señor…!
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