martes, 30 de septiembre de 2008
XXI Domingo después de Pentecostés
La vida cristiana es un combate en que están comprometidas la gloria de Dios y nuestra salvación. Esto respira en todas las piezas de la Misa de hoy y por eso nos recuerda todavía a Job (Ofert.) llagado y perseguido (Ofert.) y a Mardoqueo odiado por Amán (Int.),. por "aquel calumniador", figura del demonio y de sus ministros Infernales, contra los cuales hemos de luchar sin tregua, pues flotan por los aires, buscando alguno a quien dañar con sus maleficios (Ep.). No son seres de carne y sangre, dice el Apóstol, sino espíritus y espíritus malignos de tinieblas; y por eso mismo más temibles, si bien con una sola señal de la cruz podemos ahuyentar a todo el infierno junto.
Eso nos dice a las claras que nuestras armas contra ellos deben ser ante todo espirituales. Debe ser la oración perseverante y confiada. Armados con ella nos sentiremos todopoderosos contra el diablo, como se sentía Santa Teresa, como se sentían los Macabeos en la lucha contra los impíos perseguidores de su religión y de su pueblo. He aquí la armadura más sencilla. Pero la mística panoplia contra nuestros mortales enemigos es la rectitud, la justicia, la paz y la fe, como armas defensivas; y como ofensivas, las palabras divinamente inspiradas que la Iglesia recibió del Espíritu Santo el día de Pentecostés.
Ahora bien, la palabra de Dios, que hoy se nos sirve en el Evangelio. comprendía toda la vida cristiana, haciéndola consistir en el ejercicio de la caridad, que nos impulsa a obrar con nuestro prójimo como Dios se porta con nosotros. Si Él nos perdona nuestras culpas, otro tanto debemos hacer con nuestros semejantes, y no lo de aquel siervo malo y despiadado que ahoga a su compañero, exigiéndole una suma insignificante, cuando su señor acaba de condonarle una fabulosa cantidad. ¡Qué contraste tan enorme entre la magnanimidad del amo y la ruindad de ese mal siervo!
Ese amo es Dios, y siervos somos todos los hombres. El Señor nos ha de exigir cuentas a todos (Ev.);.pero cábenos el consuelo de pensar que, si las deudas exceden a nuestra solvencia, Dios se portará con nosotros como nos hubiéremos portado con nuestros consiervos. No pudo, pues, sellar con sello más dulce ni más fuerte el precepto del amor fraterno, que todos nos debemos en Cristo, y de la tolerancia mutua. Si ajustamos nuestras cuentas con el prójimo conforme a justicia, conforme a ella las ajustará Dios con nosotros.
Conviénenos, pues, ajustarlas con mucha rebaja, porque entonces seguros estamos de que Dios, supremo Juez, a quien tanto debemos todos, usará con nosotros de esa misma consideración y miramiento, lejos de entregamos a los poderes infernales para que nos atormenten.
Estamos ya en vísperas de cerrar el Ciclo litúrgico, y este periodo postrero del mismo nos recuerda que los demonios andarán desatados al fin del mundo. Busquemos en Dios un castillo de refugio, pues contra su voluntad nada se resiste (Int.), y al fin saldremos vencedores y no habremos por qué temer el día del Juicio. Para eso vino Cristo, nos dice S. Juan, " para que tengamos confianza en el día del Juicio", "en ese día grande y por demás amargo" para los malos y enemigos de Cristo.
Epístola:
Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Efesios. Ephésios 6, 10-17: - Hermanos: Fortaleceos en el Señor y en el poder de su virtud. Vestíos la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos que luchar tan sólo contra la carne y la sangre, sino también contra los principados y potestades, contra los gobernadores de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus de maldad que andan por los aires. Por tanto, tomad la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y permanecer en todo perfectos. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros muslos con la verdad y vestidos de la coraza de la justicia y teniendo los pies calzados con el celo del Evangelio de paz; sobre todo abrazando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos encendidos del malísimo enemigo; tomad también el casco de salvación, y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios.
Evangelio:
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo. Matthæum 18, 23-35. En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos es comparable a un rey que quiso tomar cuentas a sus siervos. Y, para comenzar, le fue presentado uno, que le debía diez mil talentos. Mas, no teniendo con qué pagarlos, mandó su señor que fuese vendido él, su mujer, sus hijos y cuanto tenía, y que con su producto le pagase la deuda. Entonces el siervo, arrojándose a sus pies, rogóle diciéndole: ¡Ten paciencia conmigo, y todo te lo pagaré! Compadecido el señor de aquel siervo, le dejó libre y le perdonó la deuda. Habiendo salido el siervo, halló a uno de sus compañeros, que le debía cien denarios y, tomándole del cuello le ahogaba diciendo: ¡Paga lo que debes! Derribado a sus pies el consiervo, rogábale diciendo: ¡Ten paciencia conmigo, y todo te lo pagaré! Mas él no quiso esperar, sino que se fue he hizo encarcelarlo, hasta que pagase lo que debía. Viendo los otros consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo ocurrido. Llamóle entonces su señor, y le dijo: Siervo malo, toda la deuda te condoné, porque me lo rogaste; pues ¿no debías tú también tener compasión de tu compañero, así como yo la tuve de ti? Y, enojado su señor, hizo entregarle a los verdugos, hasta que pagase toda la deuda. Así hará también con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de corazón cada uno a su hermano.
Cada uno hace lo que le parece bien
Cada uno hace lo que le parece bien
Cada vez que me adentro en la lectura de la Sagrada Escritura, no puedo evitar el constatar los paralelismos entre el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento y el mismo pueblo en nuestra época. Por ejemplo, el libro de Jueces acaba con el siguiente versículo: Por aquel tiempo no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le parecía bien (Jue 21,25). Son tal la cantidad de católicos que creen y hacen lo que les parece bien, independientemente de lo que la Escritura y la Iglesia digan acerca del bien y del mal, que cabe preguntarse si el “sensus fidelium” no ha pasado a ser una bonita teoría que amenaza convertirse en una utopía. Recordemos lo que al respecto dijo el Concilio Vaticano II:
"El Pueblo santo de Dios participa también del don profético de Cristo, difundiendo su vivo testimonio sobre todo por la vida de fe y de caridad, ofreciendo a Dios el sacrificio de la alabanza, el fruto de los labios que bendicen su nombre (cf. Heb., 13, 15). La universalidad de los fieles que tiene la unción del que es Santo (cf. 1 Jn., 2, 20 y 27) no puede fallar en su creencia, y ejerce ésta su peculiar propiedad mediante el sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando “desde los Obispos hasta los últimos fieles seglares” manifiesta el asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres. Con ese sentido de la fe que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del sagrado magisterio, al que sigue fielmente, recibe, no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera palabra de Dios (cf. 1 Tes., 2, 13), se adhiere indefectiblemente a la fe confiada una vez a los santos (cf. Jud., 3), penetra profundamente con rectitud de juicio y la aplica más íntegramente en la vida". (Lumen Gentium 12)
¡Qué bonito! ¡Qué bien aguanta todo el papel! ¡Qué Iglesia de grandes documentos tenemos! ¡Pero qué realidad más apartada de todo eso vivimos, al menos en España! No seré yo quien niegue que en este país todavía queda una rebaño pequeño de fieles, “manada pequeña” en palabras de Cristo, a quienes se puede aplicar ese texto del concilio. Pero la inmensa mayoría de los bautizados va literalmente a su bola. O pasan de la fe o se la hacen a la medida de su mal formada conciencia, con más habilidad que el mejor de los sastres haciendo trajes. Van por libre en la moral y la doctrina. Creen lo que les parece bien y se comportan como si sobre sus vidas no hubiera autoridad espiritual alguna. Incluso muchos, probablemente la mayoría, de los que todavía practican la fe, si es que el mero hecho de ir a misa dominical ya puede considerarse como práctica de la fe, no pasarían un test elemental sobre el Catecismo o su Compendio.
En realidad, el profeta Oseas ya se encontró con un panorama parecido. Y fue claro:
Oseas 4,13. "Escuchad la palabra de Yahveh, hijos de Israel, que tiene pleito Yahveh con los habitantes de esta tierra, pues no hay ya fidelidad ni amor, ni conocimiento de Dios en esta tierra; sino perjurio y mentira, asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre que sucede a sangre. Por eso, la tierra está en duelo, y se marchita cuanto en ella habita, con las bestias del campo y las aves del cielo; y hasta los peces del mar desaparecen".
¿Cree alguien que exagero? Pues ahí tienen la sangre de los cien mil inocentes que mueren cada año en el seno de sus madres. Ahí tienen el adulterio mostrado con orgullo en las televisiones de nuestros hogares. Ahí tienen la prostitución como el único negocio que no sufrirá gran cosa el embate de la crisis. Ahí tienen a nuestros gobernantes mintiendo miserablemente a un pueblo que luego les vuelve a votar. Y ahí tienen la mencionada crisis que va a poner muchas cosas en su sitio. Mas, ¡oh arcanos de la sabiduría divina!, el profeta de calamidades llamado Oseas, ese al que hoy llamarían carca, fundamentalista, preconciliar y tridentino, señala con el dedo acusador a unos culpables:
Oseas 4,4-7. "¡Pero nadie pleitee ni reprenda nadie, pues sólo contigo, sacerdote, es mi pleito! En pleno día tropezarás tú, también el profeta tropezará contigo en la noche, y yo haré perecer a tu madre. Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Ya que tú has rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; ya que tú has olvidado la Ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Todos, cuantos son, han pecado contra mí, han cambiado su Gloria por la Ignominia".
¿Y bien? ¿alguien se siente aludido? Yo soy tan sacerdote como el resto de laicos que compartimos la condición de pueblo sacerdotal, pero siendo igualmente el pueblo de Israel reino de sacerdotes (Ex 19,6), es obvio que el profeta estaba hablando del sacerdocio “ordenado". Y es que siendo grave que los fieles se desvíen de la fe, es intolerable que muchos sacerdotes lo hagan. Y es intolerable que la causa de ello sea la mala formación que recibieron. Y más intolerable aún resulta que los obispos lo hayan consentido e incluso alentado.
Todo el mundo tiene responsabilidad y al final todos tendremos que dar cuentas a Dios personalmente. Pero al que sobre más se le ha puesto, más se le pide. A mí me daría pavor tener que poner sobre mis hombros la responsabilidad de pastorear una parte del rebaño de Cristo. Y mucho más en una época, como ésta, en que multitud de ovejas se creen cabras salvajes y van a pastar a los riscos desde los que se despeñan hacia el abismo de la condenación. Pero siquiera por el santo temor de Dios y por mi propia salvación, procuraría hacer todo lo que estuviera en mi mano para ejercer de padre que guía y disciplina, de profeta que exhorta, advierte y muestra la voluntad de Dios, y de apóstol que vive por y para la predicación del evangelio y la formación de los fieles. Y exigiría a todos mis sacerdotes una total fidelidad al evangelio y la fe de la Iglesia, de forma que quien se apartara de la senda de la verdad sería apartado inmediatamente del sacerdocio. No podemos dejar a los fieles en manos de quienes se pasan la fe de la Iglesia por el forro, de quienes hacen norma habitual de los abusos litúrgicos, de quienes adoctrinan en el error a los catecúmenos. El obispo que no vale para hacer tal cosa no vale para obispo, y mejor le sería dejar el episcopado que tener que presentarse delante de Dios habiendo sido un mal pastor del rebaño que se le encomendó.
Nos quejamos y nos sorprendemos en España de que la Iglesia cada vez pinte menos. Pero la Iglesia no es otra cosa que lo que somos los cristianos que formamos parte de la misma. No es un ente etéreo que pueda sostener en el aire un prestigio y una influencia de tiempos pasados. Un pueblo que siente vergüenza de su pasado reciente acaba por perder su identidad. Aquí muchos se rasgan las vestiduras por el papel de la iglesia española en el anterior régimen, aquel que la salvó de ser aniquilada a manos de los padres políticos de los que hoy nos gobiernan. No voy a decir que todo se hizo bien. No voy a decir que no se pudo hacer mucho más para limar las aristas más agudas de aquel régimen. Pero ya está bien de avergonzarnos de aquellos que salieron del martirio y lograron que el alma de España no se despeñara por el barranco del comunismo ateo. La sociedad española en tiempos de Franco no era demócrata pero era cristiana. Con todos sus defectos, con todas sus hipocresías, con todo el cristianismo superficial que se quiera, pero cristiana. Se respetaba la autoridad paterna, la del profesor de escuela y la de la moral cristiana. La muy demócrata sociedad española de hoy es pagana, hedonista, que asesina a sus hijos, que ha actuado como el nuevo rico que todo lo gasta, todo lo consume, todo lo presume. Y que ahora va a sufrir las consecuencias de ello.
En todo caso, de nada valen actitudes que pueden parecer nostalgia de tiempos pasados. Se equivocan gravemente los cuatro gatos que hoy añoran aquella España que no va a volver. Yerran quienes echan la culpa a la democracia de los males que nos acechan, cuando una de las virtudes, no la única, que tiene este sistema político es que cada pueblo tiene lo que se merece. Siquiera por eso ya es el mejor de todos. Es tiempo de que reconozcamos la verdad, a saber, que los cristianos somos una minoría enferma que no puede autoengañarse con los éxitos puntuales de algunas convocatorias públicas. Por mucho que llenemos la plaza de Colón y por mucho que haya centenares de miles de jóvenes vitoreando al Papa en la próxima JMJ, seguiremos igual si no emprendemos el camino decidido hacia la formación de los pocos fieles que nos van quedando. Una formación integral, en conocimiento y santidad. Y es que sólo la santidad, el conocimiento de la ley de Dios y su aplicación en nuestras vidas, el regreso a Cristo, a la esencia de nuestra religión y sus santas tradiciones, podrá salvarnos de la ola impía en cuya cresta nos encontramos.
Pax, bonum et veritas
Luis Fernando Pérez Bustamante
Estamos en vísperas de grandes cambios cardenalicios.
Seguramente vamos a presenciar en muy breve plazo la aceptación de la renuncia de muchos cardenales que ocupan cargos muy importantes en la Iglesia. Con lo que se va a dar entrada a personas que van a tener un papel muy relevante en los próximos años.
Prescindiendo de purpurados de ritos no latinos, que son una insignificante minoría y para los que rigen otras normas, y de algún otro cardenal que aunque relevado ya de su cargo principal conserva todavía algún otro secundario, la lista de miembros del Sacro Colegio en activo y con la renuncia presentada es en estos momentos amplísima por lo que no es arriesgado suponer que en días muy próximos va a conocer notables variaciones.
Os confecciono esta lista a vuelatecla y sin dedicar mucho tiempo a ella porque este Blog cuenta con una inestimable colaboración. La de Don Antonio Lasierra que corregirá algún error en el que pueda incurrir. Eso me ahorra muchísimo trabajo y con todos sus saberes, que tiene sobradamente acreditados, el lector tendrá una exactísima fotografía de la situación actual. Una vez más mi agradecimiento a Don Antonio.
El decano de esta nómina es el ucraniano Jaworski que ha cumplido 82 años.
Adam Joseph Maida, arzobispo de Detroit, cumplió los 78 años el pasado 18 de marzo.
El cardenal Tumi, arzobispo de Douala, Camerún, cumplirá 78 el 15 de octubre.
El cardenal Pujats, arzobispo de Riga, Letonia, los cumplirá el 14 de noviembre.
El cardenal Vidal, arzobispo de Cebú, Filipinas, tiene también 77 y cumplirá 78 el 6 de febrero.
Le sigue nuestro cardenal García Gasco, que cumplirá 78 años seis días después, el 12 de febrero de 2009.
Con 76 años cumplidos tenemos al coreano Cheong-Jin-Suk, arzobispo de Seúl, que cumplirá 77 el 7 de diciembre.
Tienen también 76 años los siguientes cardenales:
El arzobispo de Hong-Kong, Zen-Ze-Kiung, que cumplirá 77 el 13 de enero de 2009.
El cardenal Quezada, arzobispo de Guatemala, que llegará a los 77 el 8 de marzo.
El cardenal Egan, arzobispo de Nueva York, con 77 el próximo 2 de abril
El cardenal Ulk, arzobispo de Praga, que cumplirá los 77 el 17 de mayo de 2009
El cardenal Stafford, curial con 77 el 26 de julio de 2009
El cardenal Rosales, arzobispo de Manila, que llegará a los 77 el 10 de agosto de 2009
El cardenal Murphy O Connor, arzobispo de Westminster, que los cumplirá el 24 de agosto.
El cardenal Rubiano, arzobispo de Bogotá, que acaba de cumplir los 76 el pasado 13 de septiembre.
Han llegado ya a los 75, fecha en la que presentaron al Papa la renuncia de sus diócesis:
El cardenal Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, que llegará a los 76 el próximo 1 de noviembre
El cardenal Martino, presidente del Pontificio Consejo para los Emigrantes, con 76 el 23 de noviembre.
El cardenal Scheid, arzobispo de Río de Janeiro, con 76 el 8 de diciembre próximo
El cardenal mejicano Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, que cumplirá los 76 años el 26 de enero
El cardenal Husar, arzobispo de Lvov de los ucranianos, con 76 el 26 de febrero de 2009, si bien éste no es de rito latino.
El alemán Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que cumplirá los 76 el 5 de marzo de 2009
El cardenal Poleto, arzobispo de Turín, con 76 años el próximo 18 de marzo
El cardenal Sandoval, arzobispo de Guadalajara, Méjico, que llegará a los 76 el 28 de marzo de 2009
El cardenal Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas, con 76 el 4 de junio de 2009
El cardenal Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile, que ha cumplido los 75 años el pasado 5 de septiembre
El curial Farina, el último de los que han presentado ya la renuncia, cosa que hizo el 24 de septiembre de este año.
Tienen ya 74 años cumplidos, por lo que renunciarán en los próximos 12 meses al cumplir los 75:
El cardenal Agnelo, arzobispo de San Salvador de Bahía, Brasil, el 19 de octubre de 2008, es decir, dentro de 12 días.
El cardenal Meisner, arzobispo de Colonia, el 25 de diciembre de 2008
El cardenal Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, el 30 de enero de 2009
El cardenal Tettamanzi, arzobispo de Milán, el 14 de marzo de 2009
El cardenal Hummes, Prefecto de la Congregación del Clero, el 8 de agosto de 2009
El cardenal Amigo, arzobispo de Sevilla, el 23 de agosto de 2009
El cardenal Cordes, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, el 5 de septiembre
El cardenal Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el 23 de septiembre de 2009.
Y aunque en estos momentos tienen todavía 73 años cumplirán los 75 el próximo 2009:
El Secretario de Estado Bertone, el 1 de diciembre de 2009
El arzobispo de Yakarta Darmaatmadja, el 20 de diciembre de 2009
Y el vietnamita Pham-Ninh-Man, arzobispo de Ciudad Ho-Chi-Minh, de quien se desconoce el día de nacimiento aunque se sabe que es de 1934
Es una lista muy larga pero es seguro que bastantes nombres van a desaparecer de ella en los tres meses que nos quedan de 2008 y en el próximo 2009.
Escolios geopolíticos de un católico
La reciente situación en el Cáucaso no es un asunto local. El “Partido de la Guerra”, el seccionalista Partido Republicano recauchutado con neoconservadores (trotskistas globalistas en lo político y ultracapitalistas en lo económico), parece empeñado en provocar la guerra en el Asia. No contentos con sus fracasadas aventuras en Irak y Afganistán, ahora quieren meterse en Irán.
Resulta paradójico, pues tales hechos van ya incluso contra los propios intereses de los Estados Unidos. Este mismo parecer, quizás este mismo grupo con otros ropajes, también se ha adueñado del Partido Demócrata. Sus posiciones en política exterior son idénticas, así que la dicotomía entre ambas formaciones políticas es nula. Hay un pensamiento único. Algunos de los datos de política interior de los Estados Unidos son preocupantes pues apuntan hacia una clara disminución de las libertades de los ciudadanos estadounidenses. No es tanto
A diferencia de muchos de mis amigos, creo que en este caso concreto de Georgia Rusia tenía razón y toda la razón. La historia (ni Abjasia ni Osetia fueron parte de Georgia, salvo en las maquinaciones de Stalin) y el ataque brutal e indiscriminado de los georgianos –dirigidos por un hombre muy poco demócrata y con rasgos psicópatas- contra Osetia del Sur descalifican el criminal tanto en precedentes como en concomitantes las pretensiones de Georgia sobre estos dos territorios.
Empero no es el análisis a pie de obra lo que nos ocupa. Quienes sean lectores habituales de A Casa de Sarto saben bien que no solemos estar pegados a los acontecimientos y que si algo cultivamos en esta bitácora es tratar de mirar los acontecimientos sub specie aeternitatis.
¿Cuáles son, pues, las consecuencias a extraer? En primer lugar el poder dado al Asia, que no hace falta demostrar dado el enorme poder –y no sólo económico- que China e India tienen hoy día. Este poder dado al Asia no es sino el cumplimiento de una profecía del Apokalypsis, de las Sagradas Escrituras. En segundo lugar que se está calentando el vientre del mundo, toda esa región que va desde el Asia Central hasta Tierra Santa (la situación en el Medio Oriente es también preocupante). En tercer lugar el recrudecimiento de la persecución contra cristianos en todo el mundo, incluso en los territorios otrora cristianos (véase la persecución contra los católicos y contra todo lo católico que sucede actualmente en España, por ejemplo).
Para un católico el peligro de la Cristiandad viene del Asia. El Islam, los mogoles, el rechazo de Cristo salvo en las Filipinas, alguna zona de la India y poco más, etc., configuran este continente como la más potente amenaza a la Cristiandad –o a lo que resta de ella-. Incluso los romanos, conocedores del mundo en que vivían, eran inmisericordes con el Asia, con los persas. Ni con los más aguerridos bárbaros del norte tenían ese miedo, ese temor instintivo, que tenían al Asia.
China es un país dominado todavía por el comunismo, algo que frecuentemente se olvida, y que persigue a los católicos de manera sutil, pero implacable. Su penetrancia económica a nivel mundial es formidable, pero también lo es la cantidad de chinos que se están asentando en todas las partes del globo pudiendo estos llegar a constituir, eventualmente, una quinta columna. Si algo caracteriza las comunidades chinas, incluso sus famosas mafias (tríadas), es su hermetismo. China es una civilización termita, una civilización que sigue controlada por un férreo Partido Comunista que impone esta ideología, intrínsecamente mala según las enseñanzas de los Papas, a machamartillo. China tiene un plan de control y dominio mundial, y esto viene de hace muchos años porque China –civilización milenaria- no tiene las prisas del Occidente ilustrado. China tiene cientos de millones de sus ciudadanos esclavizados y a prácticamente todos ellos amordazados. China se está rearmando hasta los dientes.
Rusia está basculando peligrosamente hacia China. No sólo se está dejando penetrar económicamente muchísimo, sino que los chinos en Moscú o San Peterburgo son ya parte habitual del paisaje urbano. Chinos que, por cierto, suelen actuar de manera prepotente y enojar bastante a los locales, como hemos podido comprobar. Rusia ha firmado varios acuerdos de cooperación con China, a sabiendas de las apetencias que tiene China sobre la vasta planicie siberiana. Más aún, Rusia está haciendo un transvase de tecnología militar –y la nueva tecnología militar rusa es simplemente excelente- a China, amén de rearmarles hasta los dientes.
Rusia, sin embargo, sabe que sus enemigos vienen del este y del sur. Siglos le costó a los rusos el poder neutralizar a los tártaros y sus luchas con los musulmanes, sobre todo los otomanos, sólo pueden ser comprendidas por los únicos pueblos de Europa que sufrieron idéntico azote del Islam: españoles y portugueses … siempre que nuestro olvido de nuestra propia historia, nuestra estulticia, nuestra renuncia a nuestro ser y nuestro desvencijamiento moral nos lo permitan. Los Estados Unidos, al hostigar a Rusia de manera tan gratuita como imprudente, están provocando que Rusia haga alianzas que –en el fondo- son antinaturales: con chinos –los nuevos mogoles- y con musulmanes.
Con varios conflictos posibles en ese vientre del mundo del que hablaba (Irán, Georgia, Israel, etc.) amén de los ya existentes (Afganistán, Irak …) y con una situación mundial enormemente volátil por la situación económica mundial la posibilidad de ignición de un conflicto que puede rápidamente extenderse y acabar en deflagración mundial es muy alta. Si esto sucediera se generaría un potentísimo vector geopolítico de fuerza este-oeste que llevaría a rusos a invadir Europa (salvo zonas del sur de Europa que podrían ser invadidas por la intrínseca expansividad del Islam, siempre brutal) y a los chinos podría llevarles a expandirse por todo el Asia. Incluso los chinos podrían castigar severamente el continente americano. Ganas no le faltan a los chinos de humillar a los yanquis. No puedo explicar los mecanismos de cómo se genera este vector, pero cualquier interesado en la geopolítica sabe que es así.
Quizás la mayor debilidad rusa estribe en su reducida población. Con su vasto territorio si encima tuvieran que invadir otros países, el talón de Aquiles demográfico sería demasiado fuerte. China, que no tiene problemas demográficos, y puede montar fácilmente un ejército de 120 millones de personas, podría aprovechar este momento de relativa debilidad rusa para atacarles por la espalda.
Rusia ha demostrado cierta capacidad de autocontención y prudencia –muy de alabar- en estos últimos meses en relación a Occidente. Pero Rusia está siendo harto imprudente en sus alianzas con China. Lo cierto es que Rusia es Europa. Es una parte sustancial de Europa. Es, de hecho, la mayor defensa de Europa contra el Asia.
Como católico no dejo de asombrarme que el Santo Padre siga desafiando a la Santísima Virgen y desobedeciendo los deseos del Cielo al postergar sine die la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón. Humanamente, confieso, veo todo este panorama geopolítico cada vez más erizado; para mí ya un heraldo de un Castigo muy fuerte que se viene sobre la humanidad, pero en particular sobre el Occidente apóstata.
La mayor parte del Protestantismo está perdido. Se ha vuelto un instrumento de primera en manos del Quinto Imperio, el anglosajón: aquel que allana el camino al Anticristo, como el Padre Castellani nos recordara siempre. En figuras como el Patriarca de Moscú, Alexis II, veo una prefiguración del día que el Ortodoxismo se reintegre a Roma, por difícil que pueda parecer en estos momentos. Con un Catolicismo completamente herido por el racionalismo, el naturalismo y el modernismo emanantes del Vaticano II, nuestra lucha por la Tradición resulta –curiosamente- muchísimo mejor comprendida por los ortodoxos. Ellos, a Dios gracias y quizás por su siempre sentida y cumplida devoción mariana, no han hecho mutaciones doctrinales. En contactos recientes que he podido tener con liturgias orientales veo una fuerza y un espíritu formidables de los que apenas el Rito Tridentino –también silenciado y amordazado él por la canalla episcopal en Occidente- representa algo similar, si bien el tono romano siempre es de serenidad y mesura.
Y que nadie se escandalice si hablo de canalla episcopal, porque canallas son quienes quieren ahogar el Santo Sacrificio de la Misa, quienes lo boicotean, lo prohiben, lo silencian, lo laminan, lo erosionan, lo atacan (de palabra, obra u omisión), como algún gallego malhadado y cabrón que aflige cierta importante diócesis española y se hace acompañar de Vicarios que son la gentuza más anticaritativa y farisaica que me he echado a la cara, capaces de negarles algunos de ellos ayuda a una religiosa de clausura enferma y necesitada.
No hay color entre el Novus Ordo, un rito que lo menos que se puede decir de él es que está protestantizado (es decir, cercena la Gracia) y que por tanto resulta peligroso, y el Rito Tradicional. Canallas son, sí, todos aquellos que dificultan aún en lo más mínimo el Rito de siempre, el rito sempiterno declarado Dogma por San Pío V. Pero no digamos de esta canalla que son católicos porque a lo más que llegan es a pseudocatólicos, a tibios de los cuales ruego a Dios Nuestro Señor encarecidamente tenga a bien vomitarlos de su boca lo antes posible si no cejan en su empeño de machacar la Tradición.
Todo lo anterior configura un nudo gordiano que resulta difícilísimo desenlazar. Sólo el Santo Padre, que tiene las llaves de Pedro hacia arriba, esas llaves que abren las puertas del Cielo, tiene la clave para hacer que el depósito de la Fe -la Tradición- reconquiste la Iglesia, Rusia vuelva a Europa, el Ortodoxismo a Roma y Cristo a reinar sobre nuestras sociedades: la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón.
Recemos y ofrezcamos nuestras cruces por esta intención, la de la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón.
Rafael Castela Santos
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Cardinal Archbishop of Montréal: "I Am Returning my Order of Canada Insignia"
MONTREAL, September 11, 2008 (LifeSiteNews.com) - The Archbishop of Montreal, Cardinal Jean-Claude Turcotte, today announced that he is returning his Order of Canada Insignia in protest over the Morgentaler decision.
Cardinal Turcotte's statement is as follows:
"On May 9th 1996, the office of the Governor-General of the time, Mr. Roméo Leblanc, announced that I had been named to the Order of Canada. I had accepted this honour on behalf of all those who, because of their faith in Jesus Christ, work in the social domain to serve the most disadvantaged of our society.
"I have the greatest respect for the Order of Canada. It is meant to recognize the contribution of persons who help to bring about the progress of our society and who are concerned about the future of our world. Until recently, I sincerely believed that the Order of Canada was bestowed upon persons about whom there was a consensus.
"I was away when the Governor-General, Madame Michaelle Jean, announced the nomination of Dr. Henry Morgentaler to the Order of Canada. This announcement generated a great deal of criticism on the part of those who do not share Dr. Morgentaler's views regarding the respect for human life.
"I must admit that I had hoped that, in light of the large number of protests, the Consultative Council for the Order of Canada would revise its decision. Because it has not done so up to now and because silence on my part might be misinterpreted, I feel obliged in conscience to reaffirm my convictions regarding the respect for human life, from conception to death. We are not the masters of human life; it rests in the hands of God.
"As a result, I wish to declare that I am renouncing the title of Officer of the Order of Canada, bestowed upon me in 1996, and that I am returning the insignia that was given to me."
To contact the Cardinal and thank him for his courageous statement, write:
infos@diocesemontreal.org
Crónicas del Congreso sobre Summorum Pontificum
Compartimos la actualización de hoy de "la Buardilla de Jerónimo" del Congreso sobre el Motu Proprio.
El esperado congreso sobre el Motu Proprio Summorum Pontificum del Papa Benedicto XVI ha comenzado ayer, en Roma. Pero su tema central, el documento que permitió a todo sacerdote celebrar la Santa Misa según los libros litúrgicos de 1962, fue “reabierto” por el mismo Santo Padre durante su viaje apostólico a Francia. En primer lugar, con las palabras que pronunció en la conferencia de prensa durante el vuelo. Y con renovada fuerza en su encuentro con el episcopado francés cuando afirmó: “Tengo en cuenta las dificultades que encontráis, pero no me cabe la menor duda de que podéis llegar, en un tiempo razonable, a soluciones satisfactorias para todos, para que la túnica inconsútil de Cristo no se desgarre todavía más. Nadie está de más en la Iglesia. Todos, sin excepción, han de poder sentirse en ella “como en su casa”, y nunca rechazados… Por tanto, esforcémonos por ser siempre servidores de la unidad”.
Esta importante iniciativa comenzó con una inesperada presencia: la del Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, de quien publicamos recientemente una interesante entrevista realizada por Bruno Volpe. En sus palabras iniciales, el purpurado confirmó que la instrucción que la Comisión preparó para la correcta aplicación del Motu Proprio había sido entregada al Santo Padre y que de él dependía la decisión final sobre su publicación.
La primera exposición estuvo a cargo de la segunda autoridad en Ecclesia Dei, Monseñor Camille Perl. A la espera de tener acceso al texto completo de su intervención, ofrecemos las palabras de las que se han hecho eco los medios italianos: “Un año es poco en la vida de la Iglesia. Por el momento, no hay balances buenos ni malos, y es necesario esperar”. “En Italia, la mayoría de los obispos, con pocas admirables excepciones, ha puesto obstáculos a la aplicación del Motu Proprio. Lo mismo hay que decir de muchos superiores generales que prohíben a sus sacerdotes celebrar la Misa según el Rito antiguo”. “En Alemania, la conferencia episcopal ha publicado una directiva muy burocrática que hace difícil su aplicación”. También habló acerca de la realidad de la escasez de sacerdotes que hace muy difícil la celebración de una nueva Misa en el Rito gregoriano. Del mismo modo, recordó que muchos sacerdotes formados en los últimos años no saben celebrar según la forma extraordinaria y que, en muchos casos, “fueron adoctrinados con una visión precisa: que la antigua liturgia estaba superada”.
La segunda intervención fue realizada por Monseñor Nicola Bux, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, acerca de “la reforma paciente de Benedicto XVI”. En los micrófonos de Radio Vaticana, Bux afirmó que “la Liturgia es expresión de la comunión con los siglos pasados, con las generaciones de quienes nos han precedido, así como transmitimos esta misma comunión a aquellos que vendrán. Creo que este es, también, el fundamento del Motu Proprio”. “Todos hablamos de pluralismo, ésta es una de las palabras mágicas. Es cierto, nosotros no profesamos en el Credo la Iglesia pluralista sino la Iglesia una pero también católica, y esta palabra significa una inclusión global de las diversas formas de expresión de la fe. Sabemos que la fe no se expresa en un único modo. Todos hemos aprendido que existe Oriente y que expresa su fe en su manera particular. Entonces, ¿de qué nos asombramos?”. El teólogo agregó: “No creo que haya oposición entre las dos formas sino, como dice el Santo Padre, un enriquecimiento. Hay que probar para creer”. Por último, Bux afirmó: “El punto es entender que no hay verdadera innovación quitando la Tradición. Creo que esto lo comprendemos todos. Es necesario eliminar los miedos de que, por ejemplo, se niegue el Concilio Vaticano II, que está absolutamente fuera de discusión. Necesitamos la apertura tanto de quienes tienen esta preocupación como de quienes aman más la tradición, y no podrá sino convertirse en una gran ventaja saludable para los unos y los otros, y principalmente para la Iglesia”.
Por la tarde, fue el turno del Padre Joseph Kramer, de la Fraternidad de San Pedro, párroco de la parroquia personal de Roma para la Misa gregoriana. Su intervención fue acerca de los “elementos y perspectivas pastorales del Motu Proprio”. Para terminar el día, el Profesor Roberto de Mattei habló sobre el documento de Benedicto XVI como respuesta al proceso de secularización de la sociedad contemporánea. Durante su exposición, cuya traducción publicaremos en los próximos días, afirmó: “Esta liturgia gregoriana, expresada por el Rito romano antiguo, nos recuerda, a través de su silencio, sus genuflexiones y su reverencia, la infinita distancia que separa el cielo de la tierra; nos recuerda que nuestro horizonte no es el terreno sino el celeste; nos recuerda que nada es posible sin sacrificio y que el don de la vida natural y sobrenatural es un misterio. No se trata de poner en competición el Rito antiguo con la nueva Misa, promulgada y autorizada por los últimos Pontífices. Se trata de comprender cómo la restitución de la libertad al antiguo Rito pone una nueva barrera al secularismo que avanza”.
Cardenal Castrillón: "Respeto, caridad y abandonar el orgullo"
Eminencia, ¿qué es la Santa Liturgia?
Respondo así: la Liturgia es la presencia viva de Dios, tal como han dicho también los Padres de la Iglesia, y la búsqueda de lo sagrado. Una Liturgia que no pone a Dios en el centro, no es católica. Quisiera precisar para ser claros que, en la Liturgia, el sacerdote nunca debe ser protagonista, ponerse en evidencia. Quisiera citar, por ejemplo, lo que ha sucedido en Lourdes durante el reciente viaje del Papa.
¿Qué ha ocurrido?
Un sacerdote ha considerado oportuno, según su gusto, cambiar las palabras del Ave María. ¿Se da cuenta? Se pretende cambiar una oración nacida de la fe y por manías de protagonismo.
Eminencia, ¿qué es lo que sufre hoy la Liturgia?
Creo que ha disminuido, al menos en parte, el sentido de lo sagrado. El sentido místico y el valor de la Cruz. No comprendo a ciertos celebrantes que se sienten grandes haciéndose señores y dueños de la Misa, que es el símbolo más grande del amor de Dios por el hombre.
¿Por qué algunas veces, en nombre de una extraña idea de creatividad litúrgica, ocurren tantos abusos?
Cuando el celebrante se enorgullece, inventando o creando cosas, hace desaparecer a Cristo de su mente y corazón. Lo cancela. Recuerde que Cristo está siempre en el primer lugar. A veces, en las Misas, falta el sentido de Dios, el Verbo Encarnado que, en la Liturgia de la Iglesia, encuentra su gloria. Una persona humilde y simple llega a la iglesia y se arrodilla. Hoy arrodillarse causa extrañeza, parece estar fuera de tiempo y de lugar.
¿Qué puede decir del Rito Romano antiguo?
Que es bello. Que el latín debe ser valorizado en las escuelas y los seminarios. Pero el centro sigue siendo la Cruz y Cristo. ¿Usted piensa que Mozart escribió ciertas bellezas mirando el mar? No. Tenía a Cristo y a un trozo de pan que la Sagrada Eucaristía en la cima de sus inspiraciones.
¿Qué piensa de la Comunión en la mano?
La Liturgia se basa también en la Tradición. Es necesario volver a valorar el silencio, la genuflexión, y comprender y hacer comprender también a los niños que no es bello tomar en la mano el Cuerpo de Cristo, especialmente después de tomar un juguete. Debemos respetarlo, reverenciarlo, con respeto, de rodillas, y sin tocarlo.
Hoy, a menudo, se pelea por la Liturgia…
Esto está mal. La Liturgia no debe convertirse nunca en objeto de discusiones. Es el colmo pelearnos precisamente por el supremo acto de amor. Todos deben ser respetuosos de las ideas de los otros. Por ejemplo, si el Papa está administrando la Comunión a los fieles de rodillas, aquellos que quieren que el sacramento se administre así, cantan victoria. Si ocurre lo contrario, exultan los otros. De este modo, no se va hacia adelante…
¿Qué se necesita?
Respeto, caridad y abandonar el orgullo. Con moderación, y lo digo a los mismos tradicionalistas. Son insaciables. Lo repito: insaciables. Y así nos hacen mal a nosotros y a sí mismos. Te inundan de cartas, escriben en internet. Están quienes quieren que la Basílica de Santa María la Mayor sea dedicada exclusivamente a la Misa antigua. Lo repito: moderación y mesura. Soberbia y orgullo son lo contrario del actor de Amor contenido en la Eucaristía.
Y encima nos insulta
El silencio mitrado del que nos comenta el blogger no tan solo se ve en la madre patria, en la América hispana, los obispos que elevan su voz en defensa de la vida se pueden contar con los dedos de una mano, tal vez se nos pueda responder con los documentos oficiales de las conferencias episcopales o cartas de los señores obispos en que se protesta por tal o cual medida anti-familia o tal o cual medida a favor del aborto, pero de ellas nadie se entera salvo sus secretarios y mas cercanos. Ya nos enteramos de la actitud cobarde del Sr. Obispo de Neuquén, que no fue capaz de dirigir a su pueblo defendiendo pacíficamente en las calles la dignidad del templo y la vida del que esta por nacer, ya recordamos en Chile, con motivo de la tramitación ante los tribunales de la prohibición de la píldora abortiva, que los pastores máximos de la Iglesia no marcharon en las calles junto al pueblo fiel exigiendo el derecho a nacer de los niños chilenos. Pues si cómodamente pasan su gobierno en sus despachos mientras los fieles gastan sus zapatos en las calles, no esperen otra cosa al final de los tiempos que un: ¿tú quién eres?, no te conozco.
Y encima nos insulta
Que lo sepáis toda la panda de fachas reaccionarios que os oponéis al aborto. Sois todos unos cínicos y unos hipócritas que os envolvéis en altos valores morales para ir, ¡a quién se le ocurre!, en contra de una ley del aborto que mejora las garantías actuales. Así lo ha dicho el insigne Zapatero, presidente del gobierno español por la gracia de las urnas de una nación que asesina a cien mil de sus hijos al año.
El caso es que ese señor que tenemos por presidente ha dicho dos cosas ciertas. La primera, que hace falta envolverse en altos valores morales para oponerse al aborto. Quien no tiene ni moral ni altura de miras no se opone. Lo acepta sin rechistar. Y también es cierto que la nueva ley servirá para mejorar las garantías actuales de los que se forran a base de matar seres humanos en el seno materno. Hay que proteger a los matarifes de las clínicas abortistas no vaya a ser que aparezcan varios fiscales y jueces con un poco de dignidad, que osen investigar lo que pasa en esas empresas machaca-restos-de-fetos que se reparten por casi todo el territorio nacional cual agujeros negros de la indignidad humana. Lo de Isadora y la Clínica el Bosque no puede volver a repetirse. Hay que darles garantías para que sigan abriendo en canal a fetos de hasta 7-8 meses. Si acaso, habrá que investigar si cobran en negro, que al fin y al cabo eso perjudica a toda la nación porque ya sabemos que Hacienda es de todos.
Por cierto, ¿me lo parece a mí o salvo monseñor Sebastián, que es arzobispo emérito, apenas ha habido reacción alguna por parte de la Iglesia en España al anuncio de la nueva ley del aborto? Antes de que algún “oficialista” se me eche encima acusándome de sugerir que a la iglesia española no le interesa el tema, diré que estoy convencido de que la totalidad de nuestros obispos, y la Conferencia Episcopal como entidad, están radicalmente en contra del aborto. Pero no se les oye, no se les lee, no se les ve. Quizás es que como yo soy un neófito en esto de la información religiosa, no soy capaz de encontrar en los medios de comunicación la cascada de declaraciones, cartas e intervenciones públicas de TODOS nuestros obispos que sin duda ya se están produciendo. Porque claro, supongo que entenderán que no vale con que asomen los dos o tres que siempre dan la cara, ¿verdad?
Si en este asunto, el del aborto, la Iglesia Católica en España como institución -no hablo de individuos sueltos por aquí y por allá- no es capaz de volcar YA toda su capacidad espiritual, humana, mediática y de todo tipo, para oponerse a lo que se nos viene encima, entonces habrá que decir aquello de “que paren el mundo, que me bajo en la próxima".
Zapatero insulta a los que se oponen al aborto y a Garzón
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó ayer el "cinismo y la hipocresía", "envuelta en altos valores morales", de la derecha, y defendió tanto una nueva ley del aborto que mejore las garantías actuales como el derecho a desenterrar a los muertos de la Guerra Civil, como propone el juez Garzón. También tuvo palabras contra el Partido Popular por su postura de apoyo en algunas comunidades autónomas a la objeción de conciencia contra la asignatura Educación para la Ciudadanía.
(Agencias) El presidente del Gobierno, que intervino ante el plenario del XI Congreso del Partido Socialista de Madrid, dedicó parte de su discurso a la crisis económica y garantizó que su prioridad será el empleo. Tras reiterar su confianza en la capacidad de la economía española para salir del "estancamiento serio" en que se encuentra, ha prometido "solidaridad y reformas", pero no para hacer "decretazos", sino para apoyar a los trabajadores que puedan tener problemas. No ahorró tampoco críticas al PP por "no aportar nada" y, también, por no reconocer que la crisis tiene su origen en EE UU.
En la misma línea, denunció la "hipocresía" de quienes dicen que divide a un país querer tener una ley del aborto mejor, con más garantías y seguridad; o que divide "que personas, muchas de ellas mayores, puedan simplemente saber dónde están enterrados sus seres queridos".
Zapatero instó al PP a reconocer el derecho de esos ciudadanos a desenterrar e identificar a sus muertos "con naturalidad", al margen de confrontaciones partidistas. "No puedo entender que eso divida, que eso sea para algunos abrir alguna herida; es cerrar la herida a esas personas", manifestó.
Respecto a la actitud obstruccionista del principal partido de la oposición ante Educación para la Ciudadanía, el jefe del Ejecutivo le advirtió de que si quiere cambiar el modelo no debe hacer llamamientos a que no se curse la asignatura y se incumpla le ley, sino ganar las elecciones, como los socialistas el pasado mes de marzo.
A su juicio, los populares y, en concreto, el Gobierno madrileño, se oponen a Educación para la Ciudadanía porque en su concepción de la sociedad "priman los intereses particulares". En ese contexto se han enmarcado sus críticas al anuncio del PP madrileño de que privatizará el ente público Telemadrid "en cuanto la ley lo permita".
El presidente del Gobierno se comprometió a cumplir el programa electoral con el que los socialistas ganaron las pasadas elecciones, a pesar de la crisis económica, para hacer un país "cada día mas democrático y solidario".
Recordó también las palabras del ex presidente José María Aznar, quien este verano aseguró que cuando se fue dejó como herencia "el país más rico de la historia de España". Le dijo que un país rico es el que se compromete con los más débiles y ratificó su compromiso de destinar el 0,7 por ciento del PIB a la ayuda al desarrollo.
La Resurrección de los Muertos
La Resurrección de los Muertos
Risa y desprecio: Tal fue la respuesta de los atenienses ante la predicación de San Pablo hace casi dos mil años, y tal sería, probablemente, la actitud de la mayor parte de nuestros contemporáneos ante el misterio de la resurrección.
¿Cómo creer que todos los hombres, los de hoy, ayer y mañana, van a recuperar sus cuerpos reducidos en polvo después de la muerte? ¿No parece absurdo creer en un hecho desafiando de tal manera las leyes de la naturaleza?
Sin embargo la Tradición de la Iglesia no deja lugar para la duda: cada domingo cantamos en la Santa Misa: "creo en la resurrección de la carne". Con este artículo vamos a recordar la doctrina católica sobre este dogma de nuestra fe y manifestar que el hecho de la resurrección de los muertos, lejos de ser inaceptable por la razón como pensaban los atenienses, y después de ellos los racionalistas y materialistas, es perfectamente conveniente.
Por el R. P. Jean-Michel Gomis
La resurrección de los muertos, una verdad de fe
Numerosos textos del magisterio eclesiástico afirman esta verdad de fe. Además del símbolo de los Apóstoles, podemos citar la bula "Benedictus Deus " de Benedicto XII definiendo que: "En el día del juicio, todos los hombres comparecerán ante el tribunal de Cristo con sus propios cuerpos, para dar cuenta de sus propios actos, a fin de que reciba cada uno según lo que hubiere hecho por el cuerpo, bueno o malo”.
Como se puede ver a través de esta definición, la Iglesia nos enseña tres verdades fundamentales:
- Al fin del mundo todos los muertos resucitarán.
- Esta resurrección será universal, o sea de todos los hombres, sin excepción.
- Todos los hombres resucitarán con los mismos cuerpos que tuvieron en esta vida y no otro.
"Cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se echaron a reír, otros dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez. Así salió Pablo de en medio de ellos" (Hechos de los Apóstoles, XVII, 32-33).
Testimonios de la Escritura
La doctrina de la resurrección de los muertos consta expresamente en multitud de pasajes, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en el hermoso relato del martirio de los siete hermanos ante su propia madre, que se encuentra en el libro de los Macabeos (II Macabeos, VII), se leen los siguientes apostrofes que lanzan los mártires al tirano que los atormenta: "Tú, criminal, nos privas de la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitará a los que morimos por sus leyes a una vida eterna (...) Más vale morir a mano de los hombres, poniendo en Dios la esperanza de ser de nuevo resucitado por Él. Pero tú no resucitarás para la vida”.
Jesús habló varias veces de la resurrección: "Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él tenga la vida eterna, y yo le resucitaré en el último día " (San Juan, VI, 40). "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último día " (San Juan, VI, 54). San Pablo afirma claramente el hecho: "En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de la trompeta (...) los muertos resucitarán incorruptos " (I Corintios, XV, 52).
Enseñanza de la Tradición
No hay enseñanza más clara en la Tradición que la fe y esperanza en la futura resurrección.
a) Los Santos Padres: Unánimemente, y con mucha claridad y expresión enseñan la doctrina cristiana de la resurrección de los muertos.
b) Los Cementerios: La costumbre tradicional en la Iglesia de enterar a los muertos en lugares sagrados es una prueba de la fe y esperanza en la resurrección futura. Precisamente, la palabra "cementerio" viene del griego, y significa "dormitorio", lugar de reposo o de descanso. De ahí proceden la multitud de epitafios sobre las tumbas cristianas alusivas al "sueño ", a la "dormición en paz ", al "descanso " de los muertos allí enterrados.
La sepultura en los cementerios cristianos fue siempre considerada como una especie de siembra que deposita en la tierra un cuerpo corruptible para resucitar después incorruptible e inmortal.
Este simbolismo de la futura resurrección es una de las principales razones que motivan, en la disciplina de la Iglesia, la prohibición de incinerar los cadáveres, hasta el punto, en el Código de 1917 (canon 1240, 5o), de negarles la sepultura eclesiástica a los que hayan ordenado quemar el suyo.
La práctica de la cremación de los cadáveres ha tenido siempre en el pasado sus mejores propagandistas y secuaces entre los masones y demás enemigos de la Iglesia, que intentan con ella borrar de la conciencia de los hombres la esperanza en la resurrección.
c) El culto de las reliquias: La costumbre de venerar las reliquias de los santos se remonta a los orígenes mismos de la Iglesia. Santo Tomás lo justifica diciendo que "debemos venerar sus reliquias y principalmente sus cuerpos, que fueron templos y órganos del Espíritu Santo, que en ellos habitaba y oraba, y tienen que configurarse con el cuerpo de Cristo por la gloria de la Resurrección." (Illa, q. 25 a 6).
d) La liturgia: La liturgia hace referencia con frecuencia al dogma de la resurrección. Por ejemplo en el prefacio de la misa de los difuntos: "En el cual (es decir, en Cristo) brilló para nosotros la esperanza de la bienaventurada resurrección, para que quienes se entristecen con la certeza de la muerte se consuelen con la promesa de la futura inmortalidad".
La razón de la resurrección
La resurrección de la carne es un misterio de orden sobrenatural; por lo tanto no se puede demostrar por la sola razón. Sin embargo, la razón natural puede añadir a los datos de la fe ciertos argumentos de armonía y conveniencia que puede descubrir por sí misma. Estos argumentos de conveniencia sólo manifiestan la posibilidad del misterio de fe y nos referiremos a ellos seguidamente.
Conveniencia de la resurrección
Santo Tomás presenta tres argumentos principales:
a) El alma está destinada a vivir unida a su propio cuerpo, del que es la forma substancial o principio de vida. La separación entre ambos determina un estado menos natural e imperfecto. Por consiguiente, el alma separada de su cuerpo tiene una tendencia y deseo natural de volver a unirse a él. Si el cuerpo resucita, el alma verá satisfecho este deseo natural y Dios habrá restablecido en toda su integridad la naturaleza humana tal como la estableció El mismo. La sabiduría de Dios, que dotó al alma de esta tendencia natural, parece exigir —desde el punto de vista puramente filosófico— que el alma no permanezca perpetuamente separada de su cuerpo
(Contra Gentes, IV, 89).
b) El hombre, que en la vida obra el bien o el mal a la vez con alma y cuerpo, debe ser premiado en la otra vida en alma y cuerpo. La justicia lo exige (C.G. IV 79).
c) La Revelación nos enseña que la muerte corporal fue introducida en el mundo por el pecado del primer hombre (Romanos, V, 12). Pero Nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo precisamente para destruir el pecado y vencer la muerte, como consta también por la Revelación (Romanos, V, 17-21). Por lo tanto, para que el triunfo de Cristo sobre la muerte sea completo, es preciso que la muerte sea vencida en todos los redimidos por Él mediante la resurrección corporal.
Naturaleza del cuerpo resucitado
Los hombres resucitaremos con el mismo cuerpo que tuvimos en esta vida, como lo definió la Iglesia, pero sin ninguna de las imperfecciones que hubiese podido tener mientras vivimos en el mundo. En efecto, la resurrección será obra milagrosa de Dios, que nunca hace las cosas imperfectas. Así, pues, no habrá deformidad ni mutilación alguna en los cuerpos resucitados, aunque en esta vida hubieran sido mancos, rengos, ciegos, etc. Dios los restaurará íntegros, por ser la resurrección obra suya, y para que reciban los buenos en la plenitud de su cuerpo la plenitud del premio, y los malos la plenitud del castigo.
Aplicaciones concretas
El misterio de la resurrección de los cuerpos envuelve algunos interrogantes. He aquí algunos de los más interesantes:
a) ¿Cómo volver a reunir las cenizas dispersas por los cuatro puntos cardinales, que han sufrido infinidad de variaciones y transformaciones?
Esta dificultad se resuelve con la Omnipotencia divina: habiendo creado todo de la nada, ¿cómo no va a poder reunir las cenizas dispersas ni formar de vuelta todos los cuerpos?
b) ¿Qué pasará si se comiese de un animal que se alimentó de alguna planta que hubiera asimilado cenizas de un cuerpo humano descompuesto? ¿En quién resucitarán las cenizas? Santo Tomás responde a esta dificultad al tratar... ¡de la antropofagia! Escuchémoslo:
"El hecho de que algunos coman carne humana no puede impedir la fe en la resurrección. No es necesario que todo lo que estuvo materialmente en el hombre resucite con él, ya que, si algo falta, puede ser suplido por el poder divino. Así la carne comida resucitará en aquel en quién primero hubo alma racional perfecta" (C.G. IV, 81). Lo que faltase en algún hombre sería suplido por el poder divino.
c) ¿Cuál será la edad de los cuerpos resucitados? Aunque la Iglesia no se haya pronunciado sobre este tema, podemos seguir con seguridad a Santo Tomás, que enseña que probablemente resucitaremos todos en edad juvenil, hacia los treinta y tres años, como Nuestro Señor. Dios añadirá lo que falte a los niños y reparará la decrepitud de los ancianos.
d) ¿Cuáles serán las cualidades de los cuerpos bienaventurados? El catecismo del Concilio de Trento (P. la c.12 n° 13) enseña que serán cuatro:
1) La impasibilidad, que hará que no se pueda padecer molestia ni sentir ningún dolor.
2) La sutileza, que consistirá en un perfecto dominio del alma sobre el cuerpo.
3) La agilidad, por la que el cuerpo se podrá mover hacia cualquier parte a donde quiera el alma con la mayor velocidad.
4)La claridad, cierto resplandor que rebosará al cuerpo de la suprema felicidad del alma.
e)¿Cómo serán los cuerpos de los condenados? Las cualidades de los cuerpos condenados serán principalmente tres:
1) No tendrán ninguna deformidad pero resucitarán con los defectos que se siguen naturalmente en el cuerpo de sus principios naturales: pesadez, pasibilidad, etc.
2) La incorruptibilidad, que conservará eternamente el cuerpo en su integridad a pesar de las llamas.
3) La pasibilidad, con la que sufrirán eternamente los suplicios del infierno.
f) ¿Cuándo y de qué manera tendrá lugar la resurrección? Según Santo Tomás, haciéndose eco de la Tradición de la Iglesia, afirma que nadie puede saber, ni siquiera conjeturar, en qué época se celebrará el juicio. Nuestro Señor Jesucristo no quiso revelarlo (Hechos, I, 7) ni probablemente lo revelará jamás a nadie, a fin de que permanezcamos todos vigilantes y preparados para su segundo advenimiento, que, según el Evangelio (San Lucas, XII, 40) ocurrirá inesperadamente.
San Pablo advierte (I Corintios, XV, 52) que una potente trompeta, símbolo de la voz de Nuestro Señor Jesucristo, convocará a los muertos para que resuciten y comparezcan ante el juicio de Dios. En ese momento intervendrán los ángeles que recogerán rapidísimamente las cenizas dispersas, preparándolas para la reconstrucción de los cuerpos. Seguirá entonces la resurrección de todos los muertos realizada instantáneamente por la Santísima Trinidad.
Una visión de San Juan a modo de conclusión
Con estas respuestas hemos podido repasar la doctrina católica acerca de la resurrección, y pudimos comprobar su conveniencia. El Apóstol San Juan, al final del Apocalipsis, nos presenta una impresionante visión relativa a la resurrección de los muertos, que deberíamos meditar a menudo para tomar fuerzas en nuestro camino hacia la vida eterna. Escuchémoslo (Apocalipsis, XX, 11 - XXI, 5): "Luego vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras. Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al la-go de fuego —este lago de fuego es la muerte segunda— y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: « Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y el mismo Dios será con ellos. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado. Entonces dijo el que está sentado en el trono: «Mira que hago un mundo nuevo»“.
¡Que Nuestra Santísima Madre nos ayude a alcanzar este mundo nuevo!
martes, 16 de septiembre de 2008
La Santa Cruz
Queridos Amigos de la Fraternidad:
En la construcción de una Iglesia católica, el símbolo de la cruz es un tema central a través de la arquitectura y del mobiliario en tanto es el signo Cristiano de nuestra salvación. El gran altar del sacrificio está adornado con una cruz de altar: esto es, un crucifijo con la imagen de Jesús fijada en el. Cuando una Iglesia es consagrada, tiene doce cruces colocadas en las paredes de la Iglesia para ser ungidas con el santo crisma. Las vestimentas de la casulla, la estola, el manípulo y el ámice tienen cada una, una cruz bordada en ellas; las Estaciones de la Cruz deben de tener cruces de madera adjuntas a ellas; y la mensa (mesa) del altar tiene cinco cruces cortadas en ella. Más aún, en cada uno de los siete sacramentos, el Signo de la Cruz es obligatorio, y el Signo de la Cruz se hace más de 50 veces en la misma Misa.
Los Católicos en el primer siglo comenzaron a hacer la Señal de la Cruz en su frente cuando comenzaban una nueva labor del día o cuando rezaban. Con el tiempo, la Señal de la Cruz se fue haciendo sobre varias partes del cuerpo con intenciones particulares y eventualmente, esta Señal de la Cruz se unió en el largo signo como lo conocemos ahora.
La Divina Providencia también aumentó la importancia de la Cruz cuando Maxentius invadió Roma en el siglo cuarto. En orden de proteger Roma, el Emperador Constantino hizo la guerra contra Maxentius, y un día, el emperador vio una cruz luminosa en el firmamento con las palabras “Con este signo conquistarás”. La siguiente noche, mientras dormía, vio la misma cruz junto con Cristo apareciendo en ella, quien lo instruyó de poner las Cruz como su guía. Fue bajo el glorioso estandarte de la Cruz que Constantino sobrepasó a su adversario en el año de 312. La cruz entonces se volvió un objeto de devoción para el Emperador y pronto, los criminales no volvieron a ser inflingidos con la crucifixión como castigo.
En el año de 323, la madre de Constantino, Santa Elena, quien tenía cerca de 80 años de edad, fue a Jerusalén a a excavar la tierra alrededor del lugar donde se suponía estaba la tumba de Jesús. Después de la muerte de Nuestro Señor los líderes Judíos habían escondido la cruz en una acequia o pozo y la cubrieron con piedras para que así los Católicos no la encontraran y reverenciaran. Para el siglo cuarto, solo unos pocos escogidos entre los Judíos sabían el punto en donde estaba escondida. Sucedió que uno de ellos de nombre Judas, tocado por inspiración Divina, la señaló a los escavadores. Después este Judas se volvió un santo Católico y es honrado bajo el nombre de Cyriacus.
Durante la excavación, tres cruces fueron encontradas, y para determinar cual era la Cruz sobre la cual murió Cristo, Santa Elena la hizo tocar a un hombre muerto y el hombre volvió a la vida. Santa Elena y Constantino construyeron entonces una basílica magnificente en el lugar donde la cruz fue encontrada y colocaron la verdadera cruz en el. Esa basílica es el lugar de la Iglesia del Santo Sepulcro que existe hoy en día. Así comenzó la Fiesta de el Encuentro de la Cruz que celebramos el 3 de Mayo.
Cuando el rey Persa, Chosows II invadió Jerusalén en el año del 614, después de asesinar a miles de Católicos, tomó la cruz que Santa Elena había encontrado. En represalia, el Emperador Romano Heraclius se enfrascó en una guerra contra Chosroes, pero fue aplastado por muchas desfortunas y la derrota. Cuando trató de negociar la Paz, Chosroes no la consideró. Como resultado, el Emperador Heraclius comenzó a rezar, ayunar e implorar a la asistencia de Dios. Entonces formó un ejército y eventualmente sobrepasó a Chosroes. Cuando Chosroes estaba huyendo de Roma, a punto de cruzar el Río Tigres, proclamó a uno de sus hijos como su sucesor. Sin embargo, su hijo mayor, celoso de que su hermano menor fuera nombrado rey, asesinó a su padre y a su hermano y fue hecho rey.
El Emperador Heraclius demandó entonces que el nuevo rey regresara la Cruz de Cristo que había dejado Jerusalén catorce años antes. Para tener una entrada solemne de la Cruz en Jerusalén, el Emperador Heraclius decidió cargarla en sus propios hombros en imitación de Cristo. Estaba vestido en atuendos reales, pero cuando estaba dejando las puertas de Jerusalén se detuvo sin poderse mover. Fue entonces que el Obispo de Jerusalén clamó : “Oh Emperador, está usted tratando de imitar a Cristo cuando El cargó la Cruz, pero Cristo no estaba vestido en ricos ropajes, sino en unos pobres. Así el Emperador se quitó su atuendo real, se puso una vestimenta maltrecha y entonces pudo cargar fácilmente la Cruz hacia el Calvario. Fue ese día, el 14 de Septiembre del 629, el que nosotros celebramos anualmente en el calendario tradicional, la exaltación de la Santa Cruz.
Una vez que Santa Elena encontró la Cruz, la adoración pública de esta comenzó a crecer, más especialmente en el día en que recordamos la muerte de Cristo – el Viernes Santo. Incluso hasta este día, besar los pies del Jesús Crucificado es parte de la liturgia del Viernes Santo. En los siglos quinto y sexto, los artistas comenzaron a hacer la Cruz tan elaborada como podían, poniéndole flores, palmas y hojas brotando desde la raíz de la misma cruz. Como un árbol vivo tiene vida y da vida a sus frutos, así, la vida debe de ser mostrada como un retoño de el nuevo Árbol de la Vida.
No fue sino hasta el siglo sexto que la figura de Cristo apareció en la Cruz. Hasta ese tiempo, la muerte por crucifixión estaba aún vívida en aquellos que vivieron en el Imperio Romano. Por lo que aún existía cierta vergüenza asociada a ese tipo de muerte y los Cristianos no mostraban el corpus de Cristo por respeto a El. Inicialmente el cuerpo de Jesús no mostraba signos de sufrimiento, pero en el siglo décimo, el arte tomo un tono realista y el dolor de la cruz comenzó a aparecer en el cuerpo de Cristo. Y en el último milenio, la devoción al crucifijo ha aumentado en medio de persecuciones, revueltas e intervención gubernamental para prevenirla.
Es durante este mes de Septiembre que recordamos el día en el cual la Cruz de Cristo regresó a Jerusalén – Septiembre 14. También deberíamos nosotros seguir la costumbre católica de tener crucifijos colgando en las paredes de nuestra casa, porque entonces así recordaremos frecuentemente cuanto nos amo Nuestro Señor.
En Cristo FR. Eric Flood, FSSP.
¿Non Serviam?
Si no fue lo que el Presidente del Episcopado Francés quizo decir, al menos sonó peligrosamente igual a las mismas palabras con las que Lucifer perdió el Paraíso. “No serviré”
La Croix
LOURDES (Hautes-Pyrenees), 14 Septiembre 2008 (AFP) - el Cardenal Andre ving-Trois, presidente de la Conferencia Episcopal francesa, remarcó que la relación entre el papa y los obispos “no es una relación servil de subordinación”.
“La relación del papa con los obispos no es una de empleado/jefe. El no es el CEO (Director General) de una corporación multinacional que está de visita una una sucursal,” dijo el Cardenal Vingt-Trois durante una conferencia de prensa llevada a cabo después del encuentro entre el papa y los obispos.
“Lo hemos recibido y escuchado como un hermano quien ha venido a reforzar la fe de aquellos con quienes el trabaja y el está en comunión,” dijo el Cardenal Arzobispo de Paris.
“Estamos en una relación de comunión, de afecto y de colaboración. Y cuando tenemos cosas que decirle, las decimos” mencionó el Cardenal Vingt-Trois.
Más temprano, el papa había hablado ante los obispos urgiéndolos por una prontitud de la Iglesia en cara a los desafíos del mundo actual - un discurso con el tono de una directiva que se encontró con un aplauso poco entusiasta.
lunes, 15 de septiembre de 2008
Unos jóvenes valientes que pasan de un obispo cobarde
El obispo es el de Neuquén (Argentina) y se llama Marcelo Melani. La doble M. Precisamente hoy cumple 70 años. Es salesiano.
Es de esos obispos de pantalones bajados de antemano y ante todo. Cuando supo que un grupo de jóvenes se había concentrado en la puerta de su catedral, para dar testimonio de su fe y defender el templo de cualquier profanación, se le descompuso el intestino y se presentó ante ellos para disuadirles de su propósito.
El diario Rio Negro nos da cuenta del repugnante diálogo que sostuvo con aquellos valientes que sabían se arriesgaban a todo y que tenían el firme propósito de no practicar la menor violencia. A lo que pudieran hacerles sólo iban a responder con la oración y si menester fuere con sus vidas.
''-Soy el obispo, ¿me entienden? Si quieren rezar vayan adentro. Son ustedes los que quieren tener pelea. Acá en Neuquén no se hace eso. Ustedes son responsables.
-¿Responsables de qué?
-Del hecho de querer peleas.
-No queremos pelear con nadie, queremos defender...
-¿Qué defienden ahora si acá no hay nadie?
-¿Cómo que no hay nadie? Estamos defendiendo el monumento.
-En Neuquén el monumento lo defendemos de otro modo.
La conversación, que fue a los gritos, terminó cuando los jóvenes elevaron aún más la voz para rezar un padrenuestro y taparon las palabras del obispo, quien optó por retirarse.''
Después, lo que se ve en el vídeo. Los jóvenes fueron insultados, escupidos, zarandeados... No mostraron la menor violencia. Sólo rezaban. Y estaban. Como Jesús en su Pasión. Fueron insultados, salivados, zarandeados. Como Él lo fue. Que ocasión perdió el obispo de imitar a Jesús entre sus hijos. Prefirió hacer de Anás.
Cuando aquellos jóvenes decían ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, esa muerte era una posibilidad muy cierta y muy presente. Asumida con una serenidad heroica. Nunca habían rezado a la Virgen con tanto sentido de la realidad el Ave María. Con la eventualidad de la muerte tan presente. Y ni se limpiaban los salivazos. Sólo rezaban.
Nunca fueron más grandes esos jóvenes. Y nunca más miserable el obispo de Neuquén, Marcelo Melani. Escondido en su casa mientras aquellos chicos defendían su catedral. Y sin la menor violencia. Simplemente presentando sus cuerpos, sus vidas. Y rezando.
Afortunadamente no pasó nada grave. O pasó mucho. La espléndida lección de fe de unos jóvenes y la miserable lección de cobardía y de insolidaridad de un obispo llamado Melani. A quien le escupo mi desprecio.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Jovenes argentinos defienden a la Catedral de Neuquén
El valor de estos jóvenes argentinos enseña a todo católico cual es su deber frente a los enemigos de la Esposa del Cordero.
El diario Rio Negro online, reseña lo ocurrido en una nota del 18 de Agosto, parte de ella compartimos:
"Cuando la marcha llegó a la catedral neuquina, la tensión que hasta el momento se había percibido en las pancartas, cartelería y cánticos, se focalizó contra un grupo religioso de no más de 100 personas contrarias al aborto y que se autodefinen como "en favor de la vida". Al principio el cruce fue sólo verbal: mientras que desde las manifestantes que participaron en el encuentro nacional se gritaban consignas a favor del aborto legal y de la libertad de decidir de las mujeres sobre su cuerpo, desde las escaleras de la catedral neuquina se respondió con un Ave María reiterado y constante. Las dos formas elegidas irritaron al sector opuesto.
Previendo la situación, antes de que las mujeres llegaran al centro de la ciudad, el obispo Marcelo Melani pidió al grupo que de personas que se había convocado en la catedral que se retirara o que, al menos, ingresara al edificio, para evitar un enfrentamiento o reacciones cruzadas. Con una bandera argentina que tenía inscripta la frase "Neuquén elige la vida", el grupo se mantuvo la puerta del edificio. Cuando la marcha retomó la Avenida Argentina luego de manifestarse frente a la Gobernación, ya Melani había desistido en sus intentos por evitar el encuentro entre los dos grupos.
El saldo fueron pintadas y vidrios rotos en el frente de la catedral, la bandera del grupo de católicos quemada y más tensión, que creció con los rezos de un lado y los gritos y cánticos en respuesta -también escupitajos y pantalones bajos- y que recién se disipó cuando unos diez policías se posicionaron entre los dos sectores."
Una vez mas fieles de a pie defienden su fe mas que el pastor que esta llamado a guiarles y mostrarles con su ejemplo, la tibieza de unos se convierte en el valor de otr0s.
sábado, 6 de septiembre de 2008
¡Adios Cardenal!
Cardenal Errázuriz «desclasificado»: Sus recuerdos, hitos y revelaciones al cumplir 75 años
Tras presentar su renuncia al Papa, arzobispo de Santiago rememora los hitos de su vida: desde el origen de su vocación hasta sus diálogos con Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI.
Por Alvaro Valenzuela M.
A mediados del siglo pasado, el ambiente en Chile -para variar- estaba revuelto. La Confederación de los Trabajadores y las federaciones de estudiantes llamaban a una huelga general para derrocar al gobierno, al tiempo que los partidos buscaban cómo manipular las cosas a su favor. En la propia Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica había turbulencias, con los alumnos pidiendo una formación más integral y las autoridades sin entender sus demandas...
En ese clima, Francisco Javier Errázuriz, egresado del Liceo Alemán y de familia católica tradicional, se enfrentaba por primera vez con otras formas de pensar el mundo. Iniciaba la búsqueda de su camino. El testimonio de un compañero fue decisivo y lo llevó a incorporarse a uno de los primeros grupos de universitarios schoenstattianos del país. El joven Errázuriz bullía en inquietudes: visitas a poblaciones «callampas», participación en la FEUC y en la Acción Católica parroquial, estudios intensos...
Pero al final, la experiencia en Schoenstatt resultó decisiva. El trabajo allí, la preparación de reuniones, la búsqueda de Jesús lo llevaron a desinteresarse de las matemáticas, la geometría y la construcción: "Dios me llamaba a realizar plenamente lo que ya llenaba mi vida. Me llamaba al sacerdocio..."
Ahora, más de medio siglo después, la trayectoria iniciada entonces llega a un punto cúlmine. Exactamente hoy, el cardenal Errázuriz cumple 75 años, la edad en que todo obispo o arzobispo debe presentar su renuncia al Papa. Ya verificó el trámite el domingo, en una audiencia en Roma. Sabido es que Benedicto XVI acostumbra a estudiar estas materias con calma, sin precipitar decisiones. También es habitual que, al menos en el caso de los obispos, resuelva pedirles continuar por un año más al frente de sus diócesis, antes de nombrar a un sucesor. Nada de eso, sin embargo, es una regla y monseñor Errázuriz desconoce qué pasará en su caso.
Pero no hay asomo de incertidumbre en su ánimo. Tampoco luce aspecto de jubilado, mientras se prepara a vivir un septiembre intenso, con una misa esta tarde en la Catedral por su cumpleaños, pero también con los preparativos para el 18, cuando presida el que bien puede ser su último Te Deum...
Buen momento para balances y para repasar con La Segunda los hitos de su vida... y también de la historia de Chile y de la Iglesia en el último medio siglo.
- ¿Qué significaba entrar a Schoenstatt, un movimiento que recién empezaba y que suscitaba desconfianzas al interior de la propia Iglesia?
- Fue el primer movimiento internacional de jóvenes que llegó a Chile. Muchos consideraron que competía con la Acción Católica y que se cultivaba cierto secretismo. Sentían que no nos contentábamos con el orden establecido; que nos confabulábamos contra él. De ahí, buena parte de la desconfianza; también de la desconfianza injusta. Por lo demás, la Acción Católica, después de su apogeo, comenzaba a declinar. Recuerdo una asamblea nacional en la cual el asesor afirmó que la "acción" católica no tenía nada que ver con la santidad. Pero la Iglesia ya avanzaba por otros caminos. Había tomado otro rumbo, imperceptible al comienzo, pero que culminó en el Concilio con la declaración de la vocación universal de todos los bautizados a la santidad y al apostolado.
Crisis sacerdotal en los 60
- Con su vocación ya definida, ¿cómo vivió los años '60, decisivos para la Iglesia?
- Fueron años muy intensos. Terminábamos nuestros estudios de teología en Friburgo (Suiza). Llegamos a ser 24 chilenos que nos preparábamos al sacerdocio allí. De mi curso, el tercero, 11 fuimos ordenados por monseñor. Manuel Larraín. A fines del año 1962 regresé a Chile. En el viaje recibí una gracia que marcaría mi vida. En Milwaukee visité al padre José Kentenich, el fundador de Schoenstatt. Con él conversé de muchos temas; también del Concilio Vaticano II. Me ayudó decisivamente en mi formación.
Ya en Chile, durante tres años fui asesor de grupos de jóvenes. Pero esta tarea, que compartíamos con un número considerable de asesores universitarios, se realizaba en medio de una crisis de identidad sacerdotal. La gran mayoría dejó el sacerdocio. Nos estremecían interiormente sus decisiones.
- ¿Y eran mejores las noticias que les llegaban del Concilio?
- Allí la esperanza crecía. Los documentos que nos llegaban de Roma, que en Chile fueron difundidos sabiamente, sobre todo por el padre Egidio Viganó, decano de la Facultad de Teología y superior provincial de los padres salesianos, nos llenaban de alegría. Pero también se divulgaban interpretaciones parciales, erradas, reduccionistas, que provocaban falsas expectativas y confusión.
- En la segunda mitad de los '60, los movimientos universitarios estallan. ¿En qué estaba Ud. entonces?
- Ya el año 65 mi comunidad abordó otra meta con todo el corazón: la fundación del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt. Yo sentía con fuerza la vocación a ser uno de sus cofundadores. Nos apoyó mucho el cardenal Silva Henríquez; también don Emilio Tagle, don Bernardino Piñera y tantos otros obispos. Refundamos, animamos y reorganizamos la comunidad, fundamos en Ecuador, en España y en Portugal, formamos el equipo pastoral Maipú, impulsamos la pastoral juvenil y la pastoral matrimonial. Los años de fundación, que se caracterizan por la acción poderosa de la gracia y por la fidelidad creadora al fundador, son muy hermosos. Dedicado con toda el alma a esta tarea como superior de la comunidad en Chile, debo confesar que no me impactó mucho el movimiento universitario de los años 67 y 68.
El regreso a Chile tras 25 años
- El año '71 Ud. parte a Alemania y vive en Europa por más de dos décadas, hasta que Juan Pablo II lo nombra obispo de Valparaíso. ¿Qué tan distinto fue el país que encontró?
- En realidad, si bien en los últimos 25 años no había residido en Chile, nunca había perdido el contacto con el país. Casi todos los chilenos, a diferencia de otros pueblos, somos así. Salimos de Chile, pero sin alejarnos de Chile. Pero conocía muy poco a la gran diócesis de Valparaíso. Grande, no sólo por la hermosa composición de sus cerros, sus valles y su mar. Valparaíso, con sus aires de gran ciudad, también es una suma de pueblos: sus cerros, en los cuales hay más cercanía entre la gente.
Comencé nuevamente a predicar con mucha frecuencia (en lenguas extranjeras predicaba mucho menos), y a disfrutar la meditación y el anuncio de la palabra de Dios. Me llenaban de alegría las peregrinaciones.
- ¿Cómo se produjo su designación en Santiago el '98? ¿Le encargó alguna misión particular el Papa?
- Asumir una diócesis como Santiago, ya eran palabras mayores. No sólo por el número de habitantes, sino también por lo que se espera de su arzobispo, también en temas nacionales. Por eso, en cuanto supe que se rumoreaba mi nombre, le escribí al Secretario de Estado para que sopesaran mis limitaciones personales, como asimismo el conocimiento de personas y de temas, como además otras experiencias, que yo no traía, por haber vivido tantos años fuera de Chile. Pero cuando el Santo Padre decide hacer un nombramiento, es claro: lo único que cabe es aceptar y confiar en la ayuda de Dios; decirle a Él con la Santísima Virgen: has mirado la pequeñez de tu siervo, hágase en mí según tu palabra.
De parte del Papa, un nombramiento episcopal implica un inmenso acto de confianza en que la persona hará todo lo posible por ser un discípulo y misionero de Jesucristo. El sucesor de Pedro confía en que los sucesores de los demás apóstoles, por así decirlo, una vez ungidos por el Espíritu Santo, sólo querrán seguir al Señor y anunciar el Evangelio. Seguramente por ese motivo, al parecer no son muchas las misiones especiales que encomienda.
Su dramático recuerdo del 11: "Me impactó la soledad en que quedó el Presidente Allende"
Arzobispo revela su conversación con el cardenal Silva Henríquez días antes del golpe y afirma: ''Las circunstancias y muchísima gente obligaron a los militares a intervenir''.
En 1971, Errázuriz partió a Alemania, a integrar el Consejo General del Instituto en Schoenstatt. No dejó de mantener el contacto con un Chile en crisis:
- Varias veces viajé. Seguía el proceso social, económico y político, en un comienzo con la esperanza puesta en los avances que se asomaban en el campo de la justicia social, pero también con creciente preocupación por la escasez de alimentos, la insoportable inflación, la falta de coordinación interna en los ministerios, el huracán de violencia verbal que nos sacudía, el alejamiento de las reglas de la democracia.
Su último viaje durante el período de la Unidad Popular resultó dramático:
- Llegué el 1 de septiembre del año 1973. Del avión descendieron muy pocos chilenos y una gran mayoría de extranjeros. Era un signo muy preocupante. Me impactó la enorme cantidad de camiones en huelga, que paralizaban el abastecimiento del país; también la inseguridad total de los pequeños comerciantes, que vendían los productos con el temor de encontrarlos a mayor precio en la fábrica. El 7 o el 8 conversé con el cardenal Silva en Punta de Tralca. Me impactaron tanto sus palabras, que las recuerdo casi textualmente: «He hecho todo lo posible para que se dé una salida democrática a esta crisis. Los signos de buena voluntad que pide la Democracia Cristiana son justos y fáciles de cumplir. Pero pasan los días y el Presidente no los cumple. No sé si no da esos pasos porque no puede o porque no quiere. Ahora espero una salida de fuerza. No sé de qué lado vendrá». La situación era realmente insostenible.
Luego, el mismo 11, "desde la casa de mis padres caminé hasta La Florida, para celebrar la misa durante los días del toque de queda en el santuario de Schoenstatt. Me impactó la soledad en que quedó el Presidente Allende. Un mar humano caminaba hacia La Florida y Puente Alto, pero nadie iba a La Moneda a defenderlo. Me dolió mucho el trágico fin de su vida. Por otra parte, era un hecho palpable: los militares no intervinieron porque buscaran el poder. Las circunstancias y muchísima gente los obligaban a intervenir".
- Cuando volvió a Alemania, ¿qué sabía de lo que pasaba en Chile?
- En varias oportunidades nos visitó el cardenal. Por él supimos de la defensa convencida que hacía la Iglesia de los derechos de los detenidos desaparecidos, fueran o no católicos. Más allá de las acciones armadas de los primeros días, lo demás era no sólo doloroso, sino del todo contrario a la dignidad y a los derechos con que Dios había dotado a los seres humanos. Nos enorgullecía la valentía del cardenal Silva.
El llamado a Roma...
- Tras esa larga estadía en Alemania, donde llegó a ser superior del Instituto de Sacerdotes de Schoenstatt, ¿cómo se gestó su partida a Roma a principios de los 90?
- En diciembre del 90 recibí un fax que me sorprendió. El Papa me nombraba secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y deseaba ordenarme obispo en San Pedro el 6 de enero. Con el dolor de la despedida, celebré la Navidad con los seminaristas de mi comunidad en Muenster. Llegué a Roma o asumí mi nuevo cargo, si mal no recuerdo, ¡el Día de los Inocentes!
El Papa me llamó porque se había suscitado un desencuentro grave con la organización más importante de los religiosos en América Latina. Quería solucionarlo con la ayuda de un latinoamericano que no fuera ni muy joven ni tuviera mucha edad, miembro de un instituto de vida consagrada, y que conociera la Iglesia, también fuera del ámbito latinoamericano...
La muerte de Juan Pablo II: "Fue perder al propio padre espiritual..."
''Me impresionó entrar a la basílica de San Pedro, guardar silencio y ver ante mí los restos sin vida alguna, convertidos en una cosa, de quien había tenido tanta vida y sabiduría...
Instalado en Roma a principios de los '90, el ya obispo Francisco Javier Errázuriz pudo estar con el Papa Juan Pablo II en muy diversas ocasiones. De hecho, conversaron poco después de la designación vaticana. Allí "su confianza en las personas y en la gracia divina, reflejada en sus palabras de aliento al enviarme a una misión muy difícil, me sorprendió".
Otra anécdota es reveladora de la personalidad del fallecido pontífice:
- En una oportunidad, cuando me pidió que le relatara un tema de gran importancia para la vida contemplativa, me dio a entender que a él se le había informado erróneamente. Sólo alguien que goza de la libertad de los hijos de Dios puede reconocer un hecho así, que pudo haber tenido graves repercusiones.
Tales experiencias personales y la lectura de los escritos de Juan Pablo II lo fueron transformando en "mi segundo padre espiritual (el primero había sido el fundador de Schoenstatt, José Kentenich)".
Finalmente, "ya en el ocaso de sus días, estuve con él en más de una ocasión. Iba a presentarle la intención de las Conferencias episcopales de Latinoamérica. Queríamos celebrar una nueva Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe. Recibimos todo su apoyo, colmado de esperanza. El abrió el camino hacia Aparecida, mientras ya sufría las dolencias que ofrecía por la Iglesia".
- ¿Cómo lo impactó su muerte?
- Fue perder al propio padre espiritual en la fe. Me impresionó entrar a la basílica de San Pedro, guardar silencio y ver ante mí los restos sin vida alguna, convertidos en una cosa, de quien había tenido tanta vida y sabiduría, y de quien tanto había recibido.
Un inmenso gentío había llegado a Roma a despedirse de él. Pasaban los papás, mostrándoles a sus hijos a ese gran hombre de Dios, que había hecho tanto bien... Impactante el reconocimiento que recibió de personalidades de todo el mundo y de las grandes religiones. Hermosa y profunda la homilía del Cardenal Ratzinger ante el sencillo ataúd sobre la piedra, enseñándonos a ver en la fe de qué manera Juan Pablo II abría la ventana de sus habitaciones en el cielo, y como antes, nos bendecía.
- ¿Y qué recuerdos tiene del Cónclave que eligió a Benedicto XVI? Para muchos quedó definido en la misa con el colegio de cardenales donde el entonces cardenal Ratzinger planteó un verdadero programa para la Iglesia, de enfrentar el relativismo.
- En el ánimo de muchos cardenales electores puede haber pesado esa homilía, como también sus palabras en la concelebración eucarística el día en que se inició el Cónclave. No las escuché pensando que el Cardenal proponía un programa pastoral. Pero intervienen también otras consideraciones. Los días anteriores siempre son importantes. Con gusto informan sobre los "candidatos" quienes mejor los conocen. Y ahora es más fácil obtener informaciones fidedignas sobre el pensamiento de los más nombrados. Basta con recurrir a internet.
Pero en el caso del cardenal Ratzinger, esto no era tan necesario. Todos conocíamos su calidad humana, la irradiación de su fe, su visión del mundo y de la Iglesia, sus propuestas pastorales. Muchas veces se dice que quien entra a un Cónclave como Papa sale como cardenal. Aquí ocurrió lo contrario. El deseaba que el elegido fuera otro. Y después del Cónclave, refiriéndose a las primeras votaciones, manifestó sus sentimientos al expresar: "Cuando me di cuenta de que «la guillotina» se acercaba a mí". Si bien no lo quería, una vez elegido aceptó de corazón lo que Dios le pedía. Ese "sí" a hacer su voluntad tuvo en él un efecto inmediato de libertad y alegría.