lunes, 27 de abril de 2009

3 siglos después, El Señor de la Salud otra vez en altar principal de Catedral de México

Imágen y texto desde "Creer en México":

Luego de más de tres siglos de no ser expuesta a la veneración pública, la figura del Señor de la Salud fue colocada en el altar principal de la Catedral Metropolitana para pedir por la erradicación del brote de influenza porcina.

La estatuilla fue sacada en procesión por las calles que rodean el recinto religioso acompañada por la rogativa de las campanas del templo y por un centenar de feligreses, en un recorrido que inició después de las 18:00 horas.

El presbítero de Catedral, Cuauhtémoc Islas, quien encabezó la procesión y antes un acto litúrgico, dijo que el cristo permanecerá en el Altar del Perdón hasta que se supere la alerta médica.

Durante la ceremonia litúrgica el prelado rezó porque el Señor de la Salud, bendiga a los enfermos y a quienes cuiden de ellos, así como a los médicos, y para que no faltara la medicina del cuerpo y del espíritu.

La última vez que la imagen del Señor de la Salud, que se encontraba en la iglesia de la Santísima Trinidad, fue colocada en el Altar principal fue en 1691, cuando una epidemia de viruela azotó a la ciudad y días después empezó a cesar “como por milagro”.

Desde entonces, esta efigie, tallada en madera, es conocida como el Señor de la Salud, actualmente venerada por médicos y enfermos.
  1. http://creerenmexico.org/2009/04/3-siglos-despues-el-senor-de-la-salud-otra-vez-en-altar-principal-de-catedral-de-mexico/

Sacerdote Venezolano recomienda leer el manifiesto del PC

sábado, 25 de abril de 2009

Cardinal Newman Poised for Beatification

From The Telegraph (learnt by way of WDTPRS) comes this good news on the progress of the beatification of John Henry Cardinal Newman

Cardinal John Newman poised for beatification after ruling

The Vatican has cleared the way for the beatification of John Henry Newman, the English Roman Catholic Cardinal.
By Simon Caldwell

A panel of theological consultors agreed unanimously that the inexplicable healing of an American man who was "bent double" by a severe spinal disorder came as a result of praying to Newman for a miracle, according to sources. Their decision was the final hurdle before Pope Benedict XVI can declare him "Blessed".

The Pope, who is known to be keen to make Newman a saint and who asks about the progress of his cause on a regular basis, was informed of the panel's decision straight away.

The vote means that the Pope can now beatify Newman at a date of his choosing. A second miracle will be required before Newman can be declared a saint.

The move was welcomed by Oxford University theologian Father Ian Ker, the author of the definitive biography of Cardinal Newman.

Father Ker said: "Newman was definitely a saint and he was a very English saint. He had a great sense of humour like St Thomas More.

"He also had a great gift for friendship which has been lost in the modern age." The priest said Newman was a significant figure to Catholics worldwide because he pre-empted the reforms of the Second Vatican Council of the 1960s that modernised the Church.

Father Ker added: "As soon as he is canonised he will definitely be made a theological "doctor of the Church" and he will be seen as a doctor of this period we are living in.

"He would thoroughly agree with Pope John Paul II's and Benedict's understanding of the reforms of the council. While Newman was open to new ideas he was extremely loyal to the authority and the tradition of the Church."

A formal announcement by the Vatican on Newman's beatification is expected within the next two months.

He could be beatified as early as the autumn but it is more likely to go ahead next year.

When Gordon Brown visited the Vatican in February he invited Pope Benedict to Britain to perform the ceremony in person, possibly at Wembley Stadium.

But there have also been suggestions that the beatification should take place in St Peter's Square, Rome, because of Newman's international significance as a modern theologian.

The breakthrough concludes the work of the theological consultors who spent six months examining doctrinal issues surrounding the healing of Jack Sullivan, 69, a deacon from Marshfield, Massachusetts.

A panel of medical experts had earlier concluded there was no scientific explanation for the healing.

All that remains for the beatification to go ahead is the miracle to be rubber-stamped by the cardinals of the Vatican's Congregation for the Causes of Sainthood and the Pope's signature.

Benedict XVI has been an admirer of the writings of Cardinal Newman since the 1940s, especially his "theology of conscience".

He learned about this from a German scholar called Theodor Haecker, who translated Newman's works from English into German, and who was close to the White Rose, a German resistance movement in the Second World War.

It was revealed last month that German academics have discovered that Newman's writings on conscience were a key inspiration of the White Rose – in particular of Sophie Scholl, a student beheaded in 1943 at the age of 21 for distributing leaflets urging students at Munich University to rise up against "Nazi terror".

Newman was born in the City of London in 1801. He became a Church of England vicar and led the "Oxford movement" in the 1830s to draw Anglicans to their Catholic roots.

He converted to the Catholic faith at the age of 44 after a succession of clashes with Anglican bishops made him a virtual outcast from the Church of England.

He continually clashed with both Anglicans angry about his conversion and Catholics who suspected him of being "half-Protestant" but his brilliant mind combined with his care for the poor won him his cardinal's red hat from Pope Leo XIII in 1879.

He died in his room at Oratory House, Birmingham, at the age of 89 years and more than 15,000 lined the streets for his funeral a week later. His cause for sainthood was opened in 1958.

Last October undertakers attempted to exhume his body from a grave in Rednal, Worcestershire, but found that it had completely decomposed.

If Newman's cause progresses swiftly he could become the first English saint since 1970 when Pope Paul VI canonised 40 martyrs of the Protestant Reformation.

The last British saint was St John Ogilvie, a Scottish Jesuit martyr, canonised by Pope Paul VI in 1976
  1. http://www.newliturgicalmovement.org/2009/04/cardinal-newman-poised-for.html

El Cardenal Cañizares y la Comunión de Rodillas

Desde "Hoc Signo"

En declaraciones al diario ABC el cardenal español Antonio María Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, que, siguiendo el ejemplo papal, ha invitado recientemente a los fieles de la archidiócesis primada de Toledo (de la que continúa siendo Administrador apostólico) a recibir la sagrada comunión de rodillas, señala que “La comunión de rodillas significa respeto a Dios, es el corazón del hombre que se postra ante quien le ama hasta el extremo. Esto son signos, no es cambiar por cambiar, es buscar todo el sentido y superar la secularización de nuestro mundo. Uno de los objetivos de nuestras congregaciones es llevar a cabo en estos años una grandísima campaña de formación litúrgica”. Sólo cabe desear que su ejemplo y magisterio cunda entre sus compañeros del episcopado, y entre los sacerdotes que están al cargo de nuestros templos y parroquias.

  1. http://hocsigno.wordpress.com/2009/04/20/el-cardenal-canizares-y-la-comunion-de-rodillas/

Comprender la liturgia

Desde "Pontifex" traducido por "La Buardilla de Jerónimo:

Entrevista realizada por Bruno Volpe a Monseñor Nicola Bux.
“Pero… ¿qué fiesta? La Liturgia es un drama”: lo afirma Monseñor Nicola Bux, teólogo y liturgista de reconocida fama. Con él, hemos afrontado el tema del sentido de lo sagrado en la Liturgia.

Creo que este sentido de lo sagrado se podrá recuperar cuando comprendamos que la Misa no es nunca un espectáculo, un entretenimiento o una propiedad de cada sacerdote, sino un verdadero y propio drama. A menudo nos llenamos la boca con la palabra “fiesta”, pero… ¿qué fiesta? En la Misa recordamos el sacrificio de Cristo, ésta es la verdad. Cristo se ha inmolado por nosotros y luego se usa la palabra fiesta… Es correcto hablar de fiesta sólo después de haber comprendido y aceptado el concepto de que Cristo ha dado la vida por nosotros. Sólo entonces es lícito hablar de fiesta, pero nunca antes.

Luego añade:
Una buena Liturgia debe tener en su centro la cruz pero, al ser colocada frecuentemente a un lado o en lugares poco visibles, ésta ha perdido su significado verdadero y auténtico. Parece mucho más un objeto accesorio que un centro de adoración. A veces tengo la sensación de que una cruz en el centro del altar produce fastidio, casi incomodidad. Para ser duros: la mayoría de las veces, no la mira nadie.

Monseñor Bux habla del concepto de devoción:

Para volver a dar a la Liturgia el sentido de lo sagrado, es necesaria la devoción. Basta de Misas celebradas como acontecimientos mundanos y entretenimiento. Es necesaria la devoción, el encuentro con el rostro de Dios. Pero desgraciadamente esto ocurre muy pero muy raramente. Sin un encuentro con el verdadero rostro de Dios, sin devoción, la Misa se convierte en un ritual, en una auto-celebración del sacerdote que no tiene ningún sentido.

Provocadoramente, monseñor Bux plantea una pregunta:

¿Cuántos actualmente, celebrando la Misa, dirigen la mirada a Dios y a la cruz? Pocos. Y por eso el sentido de lo sagrado va disminuyendo en nuestras Misas.

Y entonces, ¿qué se puede hacer?

Pienso que una buena idea podría la ser siguiente: en la segunda parte de la Misa, desde el ofertorio en adelante, el sacerdote podría celebrar dirigido hacia la cruz, ad orientem.

¿Por qué razón ad orientem?

De este modo, los fieles no verían ya la figura del sacerdote, que no es el protagonista, sino que junto con él contemplarían la cruz, el misterio.

Por lo tanto, una posición ad orientem en la segunda parte de la Misa…

Me parece conveniente. De esta manera, la Liturgia adquiriría un valor mucho más escatológico, de misterio y adoración; la gente misma comenzaría a comprender y apreciar el valor escatológico, por usar una palabra difícil, de la Liturgia. Mirar a oriente equivale a contemplar al Señor que viene. Pienso que esta posición, que por otro lado es la que usan los orientales, puede ayudar a encontrar mayor recogimiento. He aquí mi modesta propuesta para una reforma gradual y sensata: mirar a oriente en la segunda parte de la Santa Misa.

En una entrevista que nos ha concedido algunos días atrás, el historiador Franco Cardini ha hablado de crisis del sentido de lo sagrado…

Es necesario ver en qué sentido ha dicho esta afirmación. Pero el sentido de lo sagrado es Dios. Aparentemente, este sentido de lo sagrado, es decir, de cercanía y de búsqueda de Dios, hoy parece ofuscado, es cierto. Pero yo no sería tan pesimista. En el fondo, el hombre busca siempre, por naturaleza, a Dios. Muchas veces también por comodidad personal o con formas corrompidas y equivocadas como la superstición o la magia, pero a fin de cuentas ese contacto es buscado. La alianza con Dios, incluso egoístamente, es conveniente para el hombre.
  1. http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2009/04/comprender-la-liturgia.html

Otro mas, y uno menos

Una cosa es colgar los hábitos, si alguna vez se los usó, por tener la concienzuda certeza que su ordenación se debió mas a un capricho personal o a un discernimiento equivoco, que a un verdadero llamado Divino a las ordenes sagradas, esta crisis, que presupone un quiebre emocional importante es muy distinta que el salir por la puerta ancha reconociendo hijos concebidos a destajo mientras aun se juraba fidelidad a la Iglesia. Ya sea presidente modernista, liberacionista y marxista electo o simple cura de pueblo, con el perdón de San Juan María Vianey, clama justicia al cielo, y una gran roca, una cuerda y un profundo mar disponible a la brevedad. Lo que sigue esta tomado del blog de noticias de Radio Cristiandad.

El sacerdote enamorado que abandonó los hábitos en la Misa de Ramos espera un bebé.

“Cuando uno se enamora y empieza a proyectar más allá, pensando en una familia e hijos, es muy fuerte y creo que a eso Dios lo quiere”, dijo Víctor Casas, al despedirse de la comunidad. Ahora, junto a su pareja, se mudó a Villa Carlos Paz.

Era una cena especial. Mariana Mercol, una docente de 36 años, les tenía que decir algo importante a sus padres, Hilda y Sergio; y a su hermano Leandro. La noche del miércoles 1 de abril anunció que estaba embarazada. La novedad los dejó perplejos. Sabían que Mariana estaba saliendo con alguien, pero no había sido presentado en familia. El futuro papá era nada menos que Víctor Casas, el cura del pueblo.

Mariana y Víctor, de 38 años, decidieron ir a vivir juntos y hacer pública su historia. Pero él seguía siendo el cura párroco de Saturnino María Laspiur y otros dos pueblitos vecinos: Colonia Prosperidad y Las Varas.

El domingo siguiente, en la parroquia de Laspiur, el padre Víctor les contó a sus fieles que había decidido dejar los hábitos. Y que formaría una familia. En plena Misa de Ramos, el cura párroco dijo: “Hay cuestiones del corazón que no se pueden parar. Cuando uno se enamora y empieza a proyectar más allá, pensando en una familia e hijos, es muy fuerte y creo que a eso Dios lo quiere, porque ama la vida”. Y se fue aplaudido.

Pero con el paso de los días, en este pueblito ubicado a 240 kilómetros al este de la ciudad de Córdoba, se supo que además de estar enamorado, el padre Víctor dejaba los hábitos para ser papá.

“¿Vio lo que pasó con Lugo en Paraguay?, creemos que el padre Víctor quiso evitar eso, por eso renunció y con la novia se fueron a vivir fuera de Laspiur”, contó un vecino a Clarín en el bar del pueblo, mientras jugaba al chinchón con otros amigos.

En Laspiur todos se conocen, sus poco más de sesenta manzanas albergan a 3.400 habitantes. La intendenta Delia Luciano no quiere hablar como jefa comunal, pero sí como católica: “Yo estuve presente cuando el padre Víctor anunció que dejaba los hábitos. Todos pensamos que lo iban a trasladar. Pero siguió hablando y nos confesó que quería formar una familia. Nos quedamos absortos, sorprendidos. Inmediatamente muchos de los que estaban ahí lo aplaudieron”. Delia Luciano le dijo a Clarín: “A mí, como católica, me dolió que lo hiciera así, en público, fue medio desprolijo. Acá, en nuestro pueblo, era un cura muy querido”.

El obispo de San Francisco, Carlos Tissera, -de viaje en Roma-, también fue sorprendido “porque me enteré de su decisión por radio”. El secretario del Obispado, Tarsicio Beltramo, le contó a Clarín que “monseñor Tissera se sintió triste, pero él ya lo perdonó, porque ambos son humanos. ¿Si lo perdonará porque embarazó a una mujer siendo aún sacerdote? Eso queda en manos de Dios”, dijo.

Hoy, lejos de los comentarios pueblerinos, los futuros papás viven en Villa Carlos Paz, donde Víctor se las rebusca gracias a su título de maestro mayor de obras. Mariana, seguirá dando clases. Ambos esperan la llegada de su primogénito.
  1. http://radiocristiandad.wordpress.com/

Intentan revitalizar las parroquias de México

¿Por qué suena a mas reforma, si nos hace falta mas restauración?, el pos concilio solo ha demostrado que cada intento por "reformar", "refrescar", "airear", si no está anclado a la fe de siempre, su decidido pregón a tiempo y a destiempo, solo genera frutos de amargura, engrosa las filas del protestantismo hereje y el desapego de la feligresía guiada por pastores ciegos.
Cada día se hace mas veraz las palabras de aquellos que abandonan la barca de Pedro cuando dicen: "Cuando yo era católico no conocía a Cristo, estaba en vicios... no conocía a Dios", pues bien, si el párroco, a sabiendas e incentivo del obispo local, no se avoca a un verdadero trabajo misionero, en que la catequesis y la enseñanza de la fe, por un lado, y la vida sacramental, por otro, sea la justificación de la existencia de la parroquia, cualquier intento por revitalizar la vida parroquial no tendrá efectos positivos ni duraderos. Misas espectáculos, trabajo social desprovisto del sentido cristiano, agencias de empleo, células ecologistas y catequesis humanistas tienen a las parroquias sin fieles, y a los sacerdotes cansados. Mas "show" no es la respuesta, mas Jesucristo si. Lo que sigue, esta tomado del sitio oficial de la Iglesia en México.


Revitalizar las Parroquias

VER

Estamos reunidos, en asamblea ordinaria, 110 obispos del país, 83 vicarios de pastoral de nuestras diócesis y los secretarios ejecutivos de las ocho grandes comisiones episcopales, para reflexionar sobre lo que el Espíritu Santo nos ha pedido en Aparecida: renovar la estructura parroquial, dentro del espíritu de la misión continental permanente que estamos tratando de implementar.

Hay, sin duda, parroquias muy vivas y misioneras, con un gran dinamismo evangelizador y catequético, con servicios para la formación permanente de los laicos, sobre todo en Doctrina Social de la Iglesia. Parroquias con celebraciones litúrgicas muy participativas y concordes con las rúbricas de la Iglesia del Concilio Vaticano II. Funcionan sus consejos de pastoral y de economía, en comunión con el párroco y demás agentes de pastoral. Se atiende con amor preferente a los pobres, y se les promueve con proyectos de salud, agroecología, derechos humanos, economía solidaria y cooperativas. Hay grupos de jóvenes y de reflexión bíblica, comunidades eclesiales de base, movimientos coordinados con el plan pastoral parroquial y diocesano. Se da su lugar a las mujeres y a los de capacidades diferentes. Se evangeliza en los medios de comunicación. En fin, son un reflejo de las primeras comunidades cristianas, descritas en Hechos de los Apóstoles.

Por lo contrario, no faltan parroquias que parecen ser sólo oficinas de servicios burocráticos y rituales, donde prevalece el sentido económico y funcional y el servicio pastoral es más autoritario e individualista, que de comunión eclesial.

JUZGAR

En Aparecida dijimos que “ la Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza” (362).

Para lograr esto, se nos pide “una valiente acción renovadora de las parroquias, a fin de que sean de verdad espacios de la iniciación cristiana, de la educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y supraparroquiales y a las realidades circundantes” (170).

“La renovación de las Parroquias exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros sean discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión” (172). ¿Somos capaces de dar este paso? ¿Quiénes son los que se resisten?

ACTUAR

En las ciudades y en el mundo rural, “necesitamos salir al encuentro de las personas. No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia” (548). “Es un afán y anuncio misioneros que tiene que pasar de persona a persona, de casa en casa, de comunidad a comunidad” (550).

“Los mejores esfuerzos de las Parroquias, en este inicio del tercer milenio, deben estar en la convocatoria y en la formación de laicos misioneros. Solamente a través de la multiplicación de ellos podremos llegar a responder a las exigencias misioneras del momento actual” (174).

Tengamos en cuenta que “la renovación de la parroquia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (201).

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de las Casas
  1. http://www.cem.org.mx/secciones/diocesis-y-prelaturas/423-revitalizar-las-parroquias.html



lunes, 20 de abril de 2009

Otra mujer reclama a Lugo la paternidad de su hijo

Benigna Leguizamón solicita que el presidente reconozca como hijo a un varón de 6 años, nacido en 2002, en San Pedro. "Cuando vi el caso de Viviana, me animé a denunciar", afirma. Demandará ante la Justicia y pide un examen de ADN.
Imagen: Telefuturo http://www.ultimahora.com/home/index.php?p=uhtv

Por Andrés Colmán Gutiérrez CIUDAD DEL ESTE

Se esperaba que sucediera... y sucedió. Otra mujer aparece en escena y reclama al presidente Fernando Lugo que asuma la paternidad de un presunto hijo suyo. Está decidida a realizar una demanda por reconocimiento de filiación ante la Justicia, siempre que obtenga el apoyo de abogados y de organizaciones de mujeres, ya que vive en la pobreza y carece de recursos.

Benigna Leguizamón, de 27 años de edad, asegura que desde el año 2001 mantuvo relaciones con el entonces obispo de San Pedro, cuando ella tenía 17 años de edad, pero ya era madre soltera de una nena.

"Acudí a pedir ayuda a monseñor Fernando Lugo, porque el papá de mi primera hija, Francisco Luján Correa, quien trabajaba de anestesista del Hospital de San Pedro, me negaba la asistencia a la criatura", comenta Benigna.

"En ese momento, monseñor me dio su apoyo, pero se aprovechó de mi gran necesidad y me indujo a que tengamos relaciones. A los un año, quedé embarazada de él. Tuve a mi hijo con una partera empírica, en la misma casita en que vivía, cuyo alquiler él pagaba", sostiene la mujer.

Periodistas de Última Hora y Centro Informativo Multimedios (CIM) la encontramos ayer, en su humilde vivienda, en un barrio popular alejado de Ciudad del Este, donde ella vive con sus 4 hijos y su actual concubino, quien permanece postrado debido a una enfermedad.

"Me ofrecieron dinero para que le denuncie en la campaña electoral, pero me negué, porque no quiero que el caso de mi hijo sea manipulado", indica.

Agrega: "El me pasó dinero hasta que mi hijo cumplió dos años, después ya fue cortando. Hoy no responde ni mis llamadas. Yo lo único que le pido es que le reconozca también, como a su otro hijo", reclama.

PÚBLICO. El niño L. F. L. nació el 9 de setiembre de 2002 y fue inscripto con el apellido de su madre el 29 de noviembre del mismo año.

Lleva uno de los nombres del actual presidente. "Él mismo me pidió que le ponga su nombre, pero no su apellido", asegura.

Dice que su relación con el obispo era ya "un secreto a voces" en todo el departamento de San Pedro, pero ella no le contó a nadie que su hijo era de Lugo, hasta luego de conocerse el caso Viviana, en que se animó a confesarle la verdad a su madre y a su hermana, quienes le dijeron que siempre lo habían sospechado.

"A mi hijo nunca le oculté quién es su papá, solo que como era obispo, y ahora es presidente, tenía miedo de hacer cualquier denuncia; pero cuando vi el caso de esta chica, Viviana Carrillo, me animé. Yo le conozco a ella, con Lugo nos fuimos varias veces por su casa, en Choré, pero no sabía que había algo entre ellos", refiere.

"TENGO TEMOR POR NUESTRA SEGURIDAD"

Benigna Leguizamón dice tener miedo de alguna represalia por hacer pública su denuncia y pide a las autoridades del Ministerio Público y el Poder Judicial que la amparen.

"Me pongo en manos de la Justicia, voy a pedir que se haga el examen de ADN, estoy cien por ciento segura de que el papá de mi hijo es Fernando Lugo Méndez. Espero que él lo reconozca, o que no tema someterse al examen", sostiene.

"Soy de origen humilde y no me da vergüenza. Trabajo vendiendo detergentes para dar de comer a mis hijos, ahora que mi actual marido está enfermo. Daría mi vida por mis hijos. No es justo que un hijo del actual presidente viva con tantas necesidades. Solo le pido que asuma su responsabilidad", demanda.
  1. http://www.ultimahora.com/home/index.php?p=uhtv

Presidente de Paraguay enfrenta nueva demanda de paternidad

Benigna Leguizamón aseguró que su relación con Fernando Lugo era "un secreto a voces".
por Ansa - 20/04/2009 - 09:33

Una segunda mujer reclamó que el Presidente de Paraguay, Fernando Lugo, reconozca la paternidad de su hijo, Lucas Fernando, de 6 años, denuncia que se produce sólo una semana después de que el Mandatario, que celebra hoy el primer aniversario de su victoria electoral, inscribiera a un niño de dos años como su hijo.

Mientras el diario local Ultima Hora publica la historia en su portada, el Canal 7 Telefuturo reprodujo una entrevista con la mujer, Benigna Leguizamón, de 27 años.

"Estoy cien por ciento segura de que el padre de mi hijo es Fernando Lugo Méndez", expresó Leguizamón ante las cámaras. "Todo el departamento de San Pedro (donde Lugo fue obispo durante una década) sabe que este desgraciado es el padre de mi hijo", agregó en referencia al Presidente.

Leguizamón dijo que "si le llegara a negar, que se haga la prueba del ADN" y pidió ayuda para una asistencia legal que le permita realizar un reclamo judicial. El Canal 7 aseguró que muchos abogados se pusieron en contacto para ofrecer su ayuda en este nuevo caso.

Hace una semana Lugo, obligado por una demanda judicial de filiación, reconoció la paternidad de un niño de 2 años nacido de su relación con Viviana Carrillo, de 26 años, concebido cuando era obispo.

Beningna Leguizamón, quien tiene otros tres hijos de diferentes padres, aseguró que cuando tenía 17 años y tras nacer su primera hija acudió al obispado de San Pedro a pedir ayuda, y que allí conoció a Lugo.

"En ese momento monseñor me dio su apoyo pero se aprovechó de mi gran necesidad y me indujo a que tengamos relaciones", agregó.

La mujer dijo que Lugo le pidió que al niño "le ponga su nombre, pero no su apellido" y sostuvo que quedó embarazada del entonces obispo y tuvo a su hijo "en la misma casita donde vivía y cuyo alquiler él pagaba".

Leguizamón aseguró que su relación con Lugo era "un secreto a voces" en el departamento de San Pedro, 350 kilómetros al norte de Asunción, aunque dijo que no contó a nadie que el padre del niño era el entonces obispo.

Afirmó, incluso, conocer a Viviana Carrillo, quien en esa época vivía en Choré, otra localidad del mismo departamento, "pero no sabía que había algo entre ellos".

Leguizamón, quien vive en Ciudad del Este y se dedica a la venta callejera para mantener a su familia, dijo que "no es justo que un hijo del actual Presidente viva entre tantas necesidades, sólo le pido que asuma su responsabilidad".

La mujer afirmó que se animó a realizar esta denuncia impulsada por la acción de Carrillo, pero teme por su vida y la del niño, ya que la denuncia afecta a un Presidente de la República.
  1. http://www.tercera.com/contenido/678_120669_9.shtml

sábado, 18 de abril de 2009

Se viene la indiada…

¿Alguien sabe quienes son y a qué se dedican los miembros del Equipo de Pastoral Aborigen de la Conferencia Episcopal Argentina? Veamos una muestra de su “pastoral”.

Alegrémonos hermanos, huincas incluidos, porque se viene la Semana de los Pueblos Indígenas, magno evento del Equipo de Pastoral Aborigen.

Para que quede claro, repetimos, la antedicha organización es una dependencia de la Conferencia Episcopal Argentina, es decir, de la Iglesia Católica. Aclaramos, ya que su “propósitos estratégicos” aprobados en la XI Asamblea Plenaria de San Antonio de Arredondo apenas dejan sospechar alguna relación entre los de la ENDEPA y el mensaje evangélico.

Vamos a las pruebas:

IDENTIDAD: ENDEPA es un equipo eclesial católico al servicio de los Pueblos Indígenas con espíritu y búsqueda constante de una práctica ecuménica y de diálogo interreligioso.

Comentario Druídico: Se supone que los pueblos indígenas son católicos. O al menos lo eran. Aunque el auge de los fetichismos originarios en las últimas décadas nos hacen sospechar que han sufrido una “nueva evangelización” inversa y paganizante.

Recordemos dos hechos penosísimos. El reclamo de los restos de Mariano Rosas, ahijado de bautismo de Don Juan Manuel, que fue llevado a su tierra natal entre ritos indígenas (no sabemos si auténticos o truchos) al grito de “no queremos que los huincas nos impongan su religión”. Lo cierto es que Mariano sí quería ser católico. Todo esto sucedió sin la menor protesta, sino más bien con el beneplácito y -¿sería arriesgado sospecharlo?- la inspiración de la pastoral aborigen…

La beatificación de Ceferino Namuncurá, el Lirio de las Pampas, discípulo de Don Bosco, príncipe de su tribu, hijo de una cautiva (¿es que los indios esclavizaban a los blancos?) se realizó entre un penoso ritualismo pseudo católico destinado a simpatizar a los aborígenes y las protestas de los indios radicalizados que hicieron su sentada (acción preferida de los indios, además del malón) protestando contra la cristianización del “mapuche”. Falso mapuche, porque era mestizo de blanca y araucano.

VALORES
• Respeto a la Tierra.• Justicia a la luz del Evangelio.• Diversidad, Reciprocidad y enriquecimiento mutuo.• Respeto a la dignidad de las personas, a la diversidad de las culturas, a la historia de cada pueblo, a su organización, y a su autonomía.• Participación protagónica.• Trabajo en equipo.• Solidaridad.• Fortaleza, Esperanza y Alegría.• Interculturalidad.• Dialogo.• Espiritualidad

Comentario Druídico: Da para mucho. Acotemos brevemente que el “respeto a la tierra” suena mucho a ecologismo; “justicia a la luz del evangelio” esperamos sea un freno a los linchamientos indignistas que se practican bajo el imperio de Evo Morales. “Diversidad cultural” ya sabemos lo que es, desde el finado Gramsci para acá. “Historia de cada pueblo”, o sea, denigración de la Evangelización. “Interculturidad” (nos hacemos indios, nos hacemos), “Diálogo”, (en castellano, of course) y “Espiritualidad” (o culto a la Pachamama).

VISION
Equipos fortalecidos en todo el país:

• Favoreciendo la construcción de una Iglesia local que asume la diversidad en un diálogo intercultural e interreligioso,
• Trabajando en articulación con las otras pastorales, Iglesias cristianas, otras religiones, organizaciones indígenas y otras organizaciones con las que se comparte una causa común y Articulación Ecuménica de América Latina,
• Con una mayor incidencia en la sociedad y en el poder político.

Comentario Druídico: La VISION es de terror: indiferentismo religioso, y proyecto de república indigenista al estilo de Evo Morales…

MISION
Caminar junto con los Pueblos Indígenas en zonas rurales y urbanas desde el anuncio del Evangelio para:
• Compartir la vida, la fe y la espiritualidad.
• Comprometerse con la misión profética de la Iglesia desde la denuncia y la propuesta.
• Enriquecernos mutuamente con el aporte de las culturas, contribuyendo a la fraternidad universal.
• Contribuir al proceso en la autogestión y la organización de las comunidades.

Comentario Druídico: ¿Habrá logias masónicas indígenas?

• Contribuir a una sociedad mas justa basada en la diversidad de los pueblos y culturas donde se hagan efectivos los Derechos Humanos y en particular, los derechos de los Pueblos Indígenas, promoviendo políticas universales.
• Sensibilizar y comprometer a nuestra iglesia con la realidad, diversidad y aportes de los Pueblos Indígenas, en un espíritu ecuménico e interreligioso.

Comentario Druídico: Todos a adorar al Gran Espíritu y guarda con Gualichú… Lo peor es la promoción de las políticas universales de los Derechos Humanos en el marco de la diversidad. No me imagino a un indio gay. Mejor dicho, no me lo quiero imaginar...

Pero no todo es interreligioso. Habrá misa (o sea, fracción del pan, encuentro o celebración eucarísticos, etc.).

Y para tapar la boca de incrédulos y maliciosos, va el guión sugerido para la misa.

APORTES PARA LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA del 2° Domingo de Pascua

Queridos hermanos y hermanas: Les ofrecemos este pequeño aporte, como punto de referencia para celebrar la Semana de los Pueblos Indígenas.

Estas reflexiones y propuestas quieren suscitar una oración profunda que nos ayude a crecer en la fe en Jesús vivo y presente en los Pueblos Indígenas. (Esta oración puede ser rezada en el momento de acción de gracias)

AMBIENTACIÓN DEL LUGAR: Ambientar el lugar con artesanos, afiches, fotos o algún otro elemento que identifique a los Pueblos Originarios.

1. INTRODUCCION: Hermanas y hermanos: Estamos en tiempo de Pascua. tiempo en que recordamos y celebramos la fuerza de la Vida que resucita y nuestro compromiso con ella, para defenderla y cuidarla.

Coincide con este tiempo Pascual la Semana de los Pueblos Indígenas:- Pueblos que han vivido desde siempre sobre estas tierras.- Pueblos en que también se pone de manifiesto la fuerza y resistencia de la vida. que a pesar del atropello, la discriminación y el olvido siguen de pie buscando mejores condiciones de vida desde su propia identidad.- Tiempo especial para renovar nuestro compromiso, como Iglesia, de procurar y exigir un mundo donde quepamos todos... y cada uno con nuestras diferencias.

2. PEDIDO DE PERDÓN- Porque somos una sociedad cuyos gobernantes en muchos casos, no asumen las responsabilidades que les corresponden creando y ejecutando medidas justas, que tengan en cuenta a todos. Señor, ten piedad.- Porque somos parte de una sociedad que provoca injusticias y exclusiones, y nos falta creatividad y compromiso para evitarlo. Cristo, ten piedad.- Porque tenemos actitudes racistas, cerradas, indiferentes, etnocéntricas que ahogan la vida y la fuerza de resurrección de grupos y personas minoritarios, débiles y pobres. Señor, ten piedad.

3. PRIMERA LECTURA Hch 4,32-35 Que este relato de un grupo humano que supo compartir y repartir teniendo en cuenta las necesidades de todos y cada uno, nos anime en el deseo de intentarlo nosotros hoy.

4. SALMO Salmo 117,1-4.16-18.22-24

5. SEGUNDA LECTURA Jn 5,1-6 Que el escrito de Juan nos impulse a amar a Dios amando a todos sus hijos, tanto personas como culturas.

6. EVANGELIO Jn 20, 19-31 La lectura de Juan nos muestra que solo aprendiendo a estar juntos, pero cada uno con su propia peculiaridad y particularidad, es como recibiremos la paz que nos llega de Dios.

7. PETICIONES: A cada oración respondemos: "Escúchanos Señor"- Para que nuestros gobiernos, tal como lo hicieron los apóstoles, asuman con responsabilidad su misión teniendo en cuenta las realidades y necesidades de todos, hoy en la Semana de los Pueblos Indígenas pidamos especialmente para que hagan lugar al reconocimiento de los derechos de los pueblos Originarios. - Para que también nosotros, asumiendo nuestra responsabilidad de ciudadanos exijamos sean respetados los derechos de los Pueblos Indígenas: derecho a la tierra, a una educación intercultural, a mantener sus costumbres y tradiciones. - Para que sepamos ampliar nuestro horizonte, acogiendo la gran riqueza que nos aportan las culturas distintas a la nuestra.

(Se pueden agregar otras)

8. OFERTORIO: Junto con el pan y el vino ofrecemos esta fuente con sabrosas frutas de distintos sabores, colores y aromas, que simbolizan nuestro deseo y compromiso de construir una sociedad en que todos tengan su lugar, en que la diversidad de costumbres y culturas sea la oportunidad de experimentar de un modo más amplio y completa la vida que Dios mismo ha creado tan diversa.

-Esta Constitución, ley madre de nuestra legislación, representa nuestro deseo de que los gobiernos y las leyes garanticen de verdad los derechos de todos y nuestro compromiso de trabajar para que así sea.

9. COMUNIÓN: Nos acercamos a comulgar dispuestos a fortalecer nuestra capacidad de comunión, de cultivar actitudes de inclusión, de comprensión e interés por todos.

10. DESPEDIDA: Finalizamos esta celebración más conscientes y mejor dispuestos para acoger la diversidad y enriquecernos con ella, para descubrir cada día la vida resucitada en los más pobres y olvidados.

Comentario Druídico: Es evidente que la capacidad de decir pavadas no tiene límite.

Finalmente, y para que no queden en el olvido los responsables de tan cristiana comisión, recordamos quienes son sus autoridades:

Pastoral Aborigen
Presidente: Mons. Fernando Carlos Maletti
Miembros: Mons. Esteban María Laxague SDB, Mons. Jorge Rubén Lugones SJ, Mons. Marcelo Angiolo Melani SDB

Si los encuentran por ahí, no se olviden de felicitarlos.
  1. http://panodigital.com/se-viene-la-indiada...

Hermenéutica de continuidad. Por Benedicto XVI

En lugar de exponer nuestra opinión particular respecto a la hermenéutica de continuidad o de reforma, dejaremos que el mismo papa Benedicto XVI nos diga qué es y qué impacto tiene sobre la Iglesia universal. Este es un extracto del discurso que dirigió a la curia romana, el 22 de diciembre del 2005 (Una Voce, México)

El último acontecimiento de este año sobre el que quisiera reflexionar en esta ocasión es la celebración de la clausura del concilio Vaticano II hace cuarenta años. Ese recuerdo suscita la pregunta: ¿cuál ha sido el resultado del Concilio? ¿Ha sido recibido de modo correcto? En la recepción del Concilio, ¿qué se ha hecho bien?, ¿qué ha sido insuficiente o equivocado?, ¿qué queda aún por hacer?

Nadie puede negar que, en vastas partes de la Iglesia, la recepción del Concilio se ha realizado de un modo más bien difícil, aunque no queremos aplicar a lo que ha sucedido en estos años la descripción que hace san Basilio, el gran doctor de la Iglesia, de la situación de la Iglesia después del concilio de Nicea: la compara con una batalla naval en la oscuridad de la tempestad, diciendo entre otras cosas: “El grito ronco de los que por la discordia se alzan unos contra otros, las charlas incomprensibles, el ruido confuso de los gritos ininterrumpidos ha llenado ya casi toda la Iglesia, tergiversando, por exceso o por defecto, la recta doctrina de la fe…” (De Spiritu Sancto XXX, 77: PG 32, 213 A; Sch 17 bis, p. 524). No queremos aplicar precisamente esta descripción dramática a la situación del posconcilio, pero refleja algo de lo que ha acontecido.

Surge la pregunta: ¿Por qué la recepción del Concilio, en grandes zonas de la Iglesia, se ha realizado hasta ahora de un modo tan difícil? Pues bien, todo depende de la correcta interpretación del Concilio o, como diríamos hoy, de su correcta hermenéutica, de la correcta clave de lectura y aplicación. Los problemas de la recepción han surgido del hecho de que se han confrontado dos hermenéuticas contrarias y se ha entablado una lucha entre ellas. Una ha causado confusión; la otra, de forma silenciosa pero cada vez más visible, ha dado y da frutos.

Por una parte existe una interpretación que podría llamar “hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura”; a menudo ha contado con la simpatía de los medios de comunicación y también de una parte de la teología moderna. Por otra parte, está la “hermenéutica de la reforma”, de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino.

La hermenéutica de la discontinuidad corre el riesgo de acabar en una ruptura entre Iglesia preconciliar e Iglesia posconciliar. Afirma que los textos del Concilio como tales no serían aún la verdadera expresión del espíritu del Concilio. Serían el resultado de componendas, en las cuales, para lograr la unanimidad, se tuvo que retroceder aún, reconfirmando muchas cosas antiguas ya inútiles. Pero en estas componendas no se reflejaría el verdadero espíritu del Concilio, sino en los impulsos hacia lo nuevo que subyacen en los textos: sólo esos impulsos representarían el verdadero espíritu del Concilio, y partiendo de ellos y de acuerdo con ellos sería necesario seguir adelante. Precisamente porque los textos sólo reflejarían de modo imperfecto el verdadero espíritu del Concilio y su novedad, sería necesario tener la valentía de ir más allá de los textos, dejando espacio a la novedad en la que se expresaría la intención más profunda, aunque aún indeterminada, del Concilio. En una palabra: sería preciso seguir no los textos del Concilio, sino su espíritu.

De ese modo, como es obvio, queda un amplio margen para la pregunta sobre cómo se define entonces ese espíritu y, en consecuencia, se deja espacio a cualquier arbitrariedad. Pero así se tergiversa en su raíz la naturaleza de un Concilio como tal. De esta manera, se lo considera como una especie de Asamblea Constituyente, que elimina una Constitución antigua y crea una nueva. Pero la Asamblea Constituyente necesita una autoridad que le confiera el mandato y luego una confirmación por parte de esa autoridad, es decir, del pueblo al que la Constitución debe servir. Los padres no tenían ese mandato y nadie se lo había dado; por lo demás, nadie podía dárselo, porque la Constitución esencial de la Iglesia viene del Señor y nos ha sido dada para que nosotros podamos alcanzar la vida eterna y, partiendo de esta perspectiva, podamos iluminar también la vida en el tiempo y el tiempo mismo.

Los obispos, mediante el sacramento que han recibido, son fiduciarios del don del Señor. Son “administradores de los misterios de Dios” (1 Co 4, 1), y como tales deben ser “fieles y prudentes” (cf. Lc 12, 41-48). Eso significa que deben administrar el don del Señor de modo correcto, para que no quede oculto en algún escondrijo, sino que dé fruto y el Señor, al final, pueda decir al administrador: “Puesto que has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de lo mucho” (cf. Mt 25, 14-30; Lc 19, 11-27). En estas parábolas evangélicas se manifiesta la dinámica de la fidelidad, que afecta al servicio del Señor, y en ellas también resulta evidente que en un Concilio la dinámica y la fidelidad deben ser una sola cosa.

A la hermenéutica de la discontinuidad se opone la hermenéutica de la reforma, como la presentaron primero el Papa Juan XXIII en su discurso de apertura del Concilio el 11 de octubre de 1962 y luego el Papa Pablo VI en el discurso de clausura el 7 de diciembre de 1965. Aquí quisiera citar solamente las palabras, muy conocidas, del Papa Juan XXIII, en las que esta hermenéutica se expresa de una forma inequívoca cuando dice que el Concilio “quiere transmitir la doctrina en su pureza e integridad, sin atenuaciones ni deformaciones”, y prosigue: “Nuestra tarea no es únicamente guardar este tesoro precioso, como si nos preocupáramos tan sólo de la antigüedad, sino también dedicarnos con voluntad diligente, sin temor, a estudiar lo que exige nuestra época (…). Es necesario que esta doctrina, verdadera e inmutable, a la que se debe prestar fielmente obediencia, se profundice y exponga según las exigencias de nuestro tiempo. En efecto, una cosa es el depósito de la fe, es decir, las verdades que contiene nuestra venerable doctrina, y otra distinta el modo como se enuncian estas verdades, conservando sin embargo el mismo sentido y significado” (Concilio ecuménico Vaticano II, Constituciones. Decretos. Declaraciones, BAC, Madrid 1993, pp. 1094-1095).

Es claro que este esfuerzo por expresar de un modo nuevo una determinada verdad exige una nueva reflexión sobre ella y una nueva relación vital con ella; asimismo, es claro que la nueva palabra sólo puede madurar si nace de una comprensión consciente de la verdad expresada y que, por otra parte, la reflexión sobre la fe exige también que se viva esta fe. En este sentido, el programa propuesto por el Papa Juan XXIII era sumamente exigente, como es exigente la síntesis de fidelidad y dinamismo. Pero donde esta interpretación ha sido la orientación que ha guiado la recepción del Concilio, ha crecido una nueva vida y han madurado nuevos frutos. Cuarenta años después del Concilio podemos constatar que lo positivo es más grande y más vivo de lo que pudiera parecer en la agitación de los años cercanos al 1968. Hoy vemos que la semilla buena, a pesar de desarrollarse lentamente, crece, y así crece también nuestra profunda gratitud por la obra realizada por el Concilio.

Pablo VI, en su discurso durante la clausura del Concilio, indicó también una motivación específica por la cual una hermenéutica de la discontinuidad podría parecer convincente. En el gran debate sobre el hombre, que caracteriza el tiempo moderno, el Concilio debía dedicarse de modo especial al tema de la antropología. Debía interrogarse sobre la relación entre la Iglesia y su fe, por una parte, y el hombre y el mundo actual, por otra (cf. ib., pp. 1173-1181). La cuestión resulta mucho más clara si en lugar del término genérico “mundo actual” elegimos otro más preciso: el Concilio debía determinar de modo nuevo la relación entre la Iglesia y la edad moderna.

Esta relación tuvo un inicio muy problemático con el proceso a Galileo. Luego se rompió totalmente cuando Kant definió la “religión dentro de la razón pura” y cuando, en la fase radical de la revolución francesa, se difundió una imagen del Estado y del hombre que prácticamente no quería conceder espacio alguno a la Iglesia y a la fe. El enfrentamiento de la fe de la Iglesia con un liberalismo radical y también con unas ciencias naturales que pretendían abarcar con sus conocimientos toda la realidad hasta sus confines, proponiéndose tercamente hacer superflua la “hipótesis Dios”, había provocado en el siglo XIX, bajo Pío IX, por parte de la Iglesia, ásperas y radicales condenas de ese espíritu de la edad moderna. Así pues, aparentemente no había ningún ámbito abierto a un entendimiento positivo y fructuoso, y también eran drásticos los rechazos por parte de los que se sentían representantes de la edad moderna.

Sin embargo, mientras tanto, incluso la edad moderna había evolucionado. La gente se daba cuenta de que la revolución americana había ofrecido un modelo de Estado moderno diverso del que fomentaban las tendencias radicales surgidas en la segunda fase de la revolución francesa. Las ciencias naturales comenzaban a reflexionar, cada vez más claramente, sobre su propio límite, impuesto por su mismo método que, aunque realizaba cosas grandiosas, no era capaz de comprender la totalidad de la realidad.

Así, ambas partes comenzaron a abrirse progresivamente la una a la otra. En el período entre las dos guerras mundiales, y más aún después de la segunda guerra mundial, hombres de Estado católicos habían demostrado que puede existir un Estado moderno laico, que no es neutro con respecto a los valores, sino que vive tomando de las grandes fuentes éticas abiertas por el cristianismo.

La doctrina social católica, que se fue desarrollando progresivamente, se había convertido en un modelo importante entre el liberalismo radical y la teoría marxista del Estado. Las ciencias naturales, que sin reservas hacían profesión de su método, en el que Dios no tenía acceso, se daban cuenta cada vez con mayor claridad de que este método no abarcaba la totalidad de la realidad y, por tanto, abrían de nuevo las puertas a Dios, sabiendo que la realidad es más grande que el método naturalista y que lo que ese método puede abarcar.

Se podría decir que ahora, en la hora del Vaticano II, se habían formado tres círculos de preguntas, que esperaban una respuesta. Ante todo, era necesario definir de modo nuevo la relación entre la fe y las ciencias modernas; por lo demás, eso no sólo afectaba a las ciencias naturales, sino también a la ciencia histórica, porque, en cierta escuela, el método histórico-crítico reclamaba para sí la última palabra en la interpretación de la Biblia y, pretendiendo la plena exclusividad para su comprensión de las sagradas Escrituras, se oponía en puntos importantes a la interpretación que la fe de la Iglesia había elaborado.

En segundo lugar, había que definir de modo nuevo la relación entre la Iglesia y el Estado moderno, que concedía espacio a ciudadanos de varias religiones e ideologías, comportándose con estas religiones de modo imparcial y asumiendo simplemente la responsabilidad de una convivencia ordenada y tolerante entre los ciudadanos y de su libertad de practicar su religión.

En tercer lugar, con eso estaba relacionado de modo más general el problema de la tolerancia religiosa, una cuestión que exigía una nueva definición de la relación entre la fe cristiana y las religiones del mundo. En particular, ante los recientes crímenes del régimen nacionalsocialista y, en general, con una mirada retrospectiva sobre una larga historia difícil, resultaba necesario valorar y definir de modo nuevo la relación entre la Iglesia y la fe de Israel.

Todos estos temas tienen un gran alcance —eran los grandes temas de la segunda parte del Concilio— y no nos es posible reflexionar más ampliamente sobre ellos en este contexto. Es claro que en todos estos sectores, que en su conjunto forman un único problema, podría emerger una cierta forma de discontinuidad y que, en cierto sentido, de hecho se había manifestado una discontinuidad, en la cual, sin embargo, hechas las debidas distinciones entre las situaciones históricas concretas y sus exigencias, resultaba que no se había abandonado la continuidad en los principios; este hecho fácilmente escapa a la primera percepción.

Precisamente en este conjunto de continuidad y discontinuidad en diferentes niveles consiste la naturaleza de la verdadera reforma. En este proceso de novedad en la continuidad debíamos aprender a captar más concretamente que antes que las decisiones de la Iglesia relativas a cosas contingentes —por ejemplo, ciertas formas concretas de liberalismo o de interpretación liberal de la Biblia— necesariamente debían ser contingentes también ellas, precisamente porque se referían a una realidad determinada en sí misma mudable. Era necesario aprender a reconocer que, en esas decisiones, sólo los principios expresan el aspecto duradero, permaneciendo en el fondo y motivando la decisión desde dentro.

En cambio, no son igualmente permanentes las formas concretas, que dependen de la situación histórica y, por tanto, pueden sufrir cambios. Así, las decisiones de fondo pueden seguir siendo válidas, mientras que las formas de su aplicación a contextos nuevos pueden cambiar. Por ejemplo, si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, entonces pasa impropiamente de necesidad social e histórica al nivel metafísico, y así se la priva de su verdadero sentido, con la consecuencia de que no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios y está vinculado a ese conocimiento basándose en la dignidad interior de la verdad.

Por el contrario, algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad que deriva de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre la debe hacer suya sólo mediante un proceso de convicción.

El concilio Vaticano II, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia. Esta puede ser consciente de que con ello se encuentra en plena sintonía con la enseñanza de Jesús mismo (cf. Mt 22, 21), así como con la Iglesia de los mártires, con los mártires de todos los tiempos.

La Iglesia antigua, con naturalidad, oraba por los emperadores y por los responsables políticos, considerando esto como un deber suyo (cf. 1 Tm 2, 2); pero, en cambio, a la vez que oraba por los emperadores, se negaba a adorarlos, y así rechazaba claramente la religión del Estado. Los mártires de la Iglesia primitiva murieron por su fe en el Dios que se había revelado en Jesucristo, y precisamente así murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia.

Una Iglesia misionera, consciente de que tiene el deber de anunciar su mensaje a todos los pueblos, necesariamente debe comprometerse en favor de la libertad de la fe. Quiere transmitir el don de la verdad que existe para todos y, al mismo tiempo, asegura a los pueblos y a sus gobiernos que con ello no quiere destruir su identidad y sus culturas, sino que, al contrario, les lleva una respuesta que esperan en lo más íntimo de su ser, una respuesta con la que no se pierde la multiplicidad de las culturas, sino que se promueve la unidad entre los hombres y también la paz entre los pueblos.

El concilio Vaticano II, con la nueva definición de la relación entre la fe de la Iglesia y ciertos elementos esenciales del pensamiento moderno, revisó o incluso corrigió algunas decisiones históricas, pero en esta aparente discontinuidad mantuvo y profundizó su íntima naturaleza y su verdadera identidad. La Iglesia, tanto antes como después del Concilio, es la misma Iglesia una, santa, católica y apostólica en camino a través de los tiempos; prosigue “su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios”, anunciando la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. Lumen gentium, 8).

Quienes esperaban que con este “sí” fundamental a la edad moderna todas las tensiones desaparecerían y la “apertura al mundo” así realizada lo transformaría todo en pura armonía, habían subestimado las tensiones interiores y también las contradicciones de la misma edad moderna; habían subestimado la peligrosa fragilidad de la naturaleza humana, que en todos los períodos de la historia y en toda situación histórica es una amenaza para el camino del hombre.

Estos peligros, con las nuevas posibilidades y con el nuevo poder del hombre sobre la materia y sobre sí mismo, no han desaparecido; al contrario, asumen nuevas dimensiones: una mirada a la historia actual lo demuestra claramente. También en nuestro tiempo la Iglesia sigue siendo un “signo de contradicción” (Lc 2, 34). No sin motivo el Papa Juan Pablo II, siendo aún cardenal, puso este título a los ejercicios espirituales que predicó en 1976 al Papa Pablo VI y a la Curia romana.

El Concilio no podía tener la intención de abolir esta contradicción del Evangelio con respecto a los peligros y los errores del hombre. En cambio, no cabe duda de que quería eliminar contradicciones erróneas o superfluas, para presentar al mundo actual la exigencia del Evangelio en toda su grandeza y pureza. El paso dado por el Concilio hacia la edad moderna, que de un modo muy impreciso se ha presentado como “apertura al mundo”, pertenece en último término al problema perenne de la relación entre la fe y la razón, que se vuelve a presentar de formas siempre nuevas.
La situación que el Concilio debía afrontar se puede equiparar, sin duda, a acontecimientos de épocas anteriores. San Pedro, en su primera carta, exhortó a los cristianos a estar siempre dispuestos a dar respuesta (apo-logía) a quien le pidiera el logos (la razón) de su fe (cf. 1 P 3, 15). Esto significaba que la fe bíblica debía entrar en discusión y en relación con la cultura griega y aprender a reconocer mediante la interpretación la línea de distinción, pero también el contacto y la afinidad entre ellos en la única razón dada por Dios.

Cuando, en el siglo XIII, mediante filósofos judíos y árabes, el pensamiento aristotélico entró en contacto con la cristiandad medieval formada en la tradición platónica, y la fe y la razón corrían el peligro de entrar en una contradicción inconciliable, fue sobre todo santo Tomás de Aquino quien medió el nuevo encuentro entre la fe y la filosofía aristotélica, poniendo así la fe en una relación positiva con la forma de razón dominante en su tiempo.

La ardua disputa entre la razón moderna y la fe cristiana que en un primer momento, con el proceso a Galileo, había comenzado de modo negativo, ciertamente atravesó muchas fases, pero con el concilio Vaticano II llegó la hora en que se requería una profunda reflexión. Desde luego, en los textos conciliares su contenido sólo está trazado en grandes líneas, pero así se determinó la dirección esencial, de forma que el diálogo entre la razón y la fe, hoy particularmente importante, ha encontrado su orientación sobre la base del Vaticano II.

Ahora, este diálogo se debe desarrollar con gran apertura mental, pero también con la claridad en el discernimiento de espíritus que el mundo, con razón, espera de nosotros precisamente en este momento. Así hoy podemos volver con gratitud nuestra mirada al concilio Vaticano II: si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia.

  1. http://unavocemx.org/inicio/documentos-eclesiasticos/hermeneutica-de-continuidad/

viernes, 17 de abril de 2009

Fieles denuncian la situación extrema en la parroquia barcelonesa de San Ramón Nonato

Desde "Cor ad cor loquitur":

Fieles denuncian la situación extrema en la parroquia barcelonesa de San Ramón Nonato
En estos últimos días, tras recibir una primera carta de denuncia sobre la extrema situación creada en la Parroquia de San Ramón Nonato de Collblanch, ha establecido contacto con Germinans germinabit un numeroso grupo de laicos de dicha parroquia que, habiendo agotado todos los conductos reglamentarios de denuncia, han hecho llegar su petición de ayuda ante la dramática situación que vive su comunidad parroquial. Denuncian que el rector ha convertido la casa parroquial en un "piso patera". Collblanch es uno de los barrios más populosos y abigarrados de los que, a caballo entre el municipio de Barcelona y el de Hospitalet de Llobregat, conforman el área periférica de la gran conurbación metropolitana.

(Germinans/ReL) Ya en 1888, y vistas las necesidades creadas por la llegada a esa barriada de una primera oleada de inmigrantes, como mano de obra con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, se creó una Capilla dedicada a la Virgen de la Merced, dependiendo de la Parroquia de Santa Maria de Sants. La capilla fue elevada a Tenencia Parroquial bajo la advocación de San Ramón Nonato en 1920 y el arquitecto Enric Sagnier realizó el proyecto arquitectónico en 1924. En 1939, tras la quema del templo parroquial, se inicia la reconstrucción definitiva bajo el rectorado del Dr. Florencio Baucells, que entregó su alma a Dios el domingo de Resurrección de 1972, día 2 de abril, muriendo amado y acompañado multitudinariamente por toda la barriada a la que entregó su vida con generosidad. Sus restos reposan en el Cementerio de Sants.

En tiempos más recientes, el paso de Mn. Josep Breu (1970-1979), Mn. Pere Miquel (1979-1984), Mn Andreu Conangla (1984-1993) y Mn. Lluís Portabella (1993-2006) ha dejado muy diversa huella y resultado en la evangelización y en la realidad cristiana del barrio.

Su templo parroquial, dedicado a San Ramón Nonato, de una austera pero singular belleza, constituye un símbolo de la presencia de la Iglesia en las barriadas obreras barcelonesas. Con una bien gestionada escuela, que pertenece a la Fundación de Escuelas Parroquiales, los locales parroquiales están dotados además de un amplio campo de deportes, donde un veterano equipo de baloncesto federado lleva el buen nombre de su parroquia y de su barrio con orgullo por doquier, habiendo recibido numerosos galardones deportivos. Actualmente su jurisdicción parroquial, con sectores de población de clase media procedente del sector servicios y trabajadores obreros del comercio y de la industria, la forman unas 50.000 almas.

Esta es la carta-denuncia recibida:

Apreciados amigos en Cristo Jesús:

Somos un grupo de laicos de la parroquia de San Ramón Nonato que os queremos hacer llegar nuestra preocupación y malestar por los acontecimientos que se han ido produciendo en nuestra parroquia desde la llegada del rector Joaquín Brustenga.

Hace ahora tres años, desde la marcha de Mn. Lluís Portabella, el Sr. Cardenal destinó a nuestra parroquia a Joaquin Brustenga. Desde que comenzó su ministerio en nuestra parroquia se han ido sucediendo algunos hechos de diversa gravedad.

En primer lugar queremos denunciar que Mn. Brustenga, sin consultar antes al Consejo Parroquial, introdujo en el piso de la casa parroquial a quince inmigrantes “sin papeles”, donde habitualmente viven y duermen, mantenidos por todos nosotros, que hemos de pagarles la luz, el agua, el teléfono, el gas. Estas personas disponen a su antojo de los alimentos de la Cáritas Parroquial, utilizan los salones de catequesis para dormir, andan a diestro y siniestro a su libre disposición por todos los locales comunitarios, donde entran constantemente personas desconocidas, motivo por el cual las puertas han aparecido rotas repetidas veces y numerosos hurtos han sido cometidos.

Durante este periodo de tiempo, tres chicas han quedado embarazadas y han dado a luz a sus niños que ahora viven en la casa rectoral de los cuales nuestro párroco es el padrino. A parte de esa ocupación vergonzosa de los locales parroquiales, esas personas no se han integrado en la parroquia pero ello no es obstáculo para que afirmen con chulería que de allí nadie las sacará porque gozan de la protección del rector.

Cada vez está situación se hace más insostenible ya que no sólo nos preocupa la estabilidad económica de la parroquia sino el escándalo provocado en tantos fieles y vecinos del barrio. La gente en Collblanch ya comenta lo escandaloso de los hechos y de cómo el Cardenal no hace nada al respecto.

En repetidas ocasiones, miembros del consejo parroquial y numerosos feligreses hemos comentado a Mn. Brustenga lo intolerable que resulta esta situación y que es necesario que los desaloje de la casa parroquial. Su respuesta despótica siempre es la misma: “a mi no me da la gana sacarlos, yo soy el rector y se acabó”.

Estamos totalmente indignados por esta situación y muy especialmente porque el Sr. Cardenal Martínez Sistach, que está al cabo de todo lo que está pasando, calla y no hace nada al respecto.

El pasado domingo 31 de agosto, Mn. Brustenga invitó al Sr. Cardenal a que presidiera la Eucaristía. Él estuvo presente con nosotros, algunos seglares aprovecharon la ocasión para expresarles el descontento sobre el párroco y cómo está dirigiendo la parroquia. Sabemos que después el Sr. Cardenal, trascurrida la comida habitual de la festividad con el clero, comida en la que algunas de ellas sirvieron a la mesa, fue invitado por Mn. Brustenga a subir al “piso patera” en cuestión. El cardenal posteriormente no dijo absolutamente nada. Creemos y pensamos que el Cardenal no quiere involucrarse al respecto y prefiere hacer la vista gorda. Sabe todo lo que está pasando y cómo si le tuviera miedo a Brustenga, calla y calla.

La situación nos parece insostenible no únicamente porque cada vez está viniendo más gente pidiendo vivir en la casa parroquial sino porque la feligresía tiene que contemplar cosas que no debiera contemplar. ( N. de R: aquí se relatan cuestiones de otra índole que preferimos omitir)

Lo que pasa en nuestra querida parroquia es una vergüenza, no se da ejemplo de evangelización y el párroco con airadas muestras de enfado y totalitarismo, nos acusa de ser insolidarios y racistas.

En el mes de junio nos llegó la noticia de que el Sr. Cardenal destinaba a un joven sacerdote como vicario a nuestra parroquia, Mn. Joan Muñoz. Estuvimos muy alegres porque veíamos una luz con la llegada de este joven sacerdote del que nos habían hablado muy bien. Estábamos pues contentos porque ilusamente pensamos que Joan podía arreglar esta situación tan complicada pero es evidente que él nada puede hacer en un asunto de tamaño calado. Cómo tampoco Mn. Martí Visa, sacerdote jubilado que reside y ayuda en la parroquia. Ninguno de los dos ha tenido el suficiente peso para resolver tan intrincado problema.

Tampoco hemos querido implicar en este asunto a nuestro antiguo párroco Mn. Portabella. Vosotros quizá tenéis una perspectiva diferente, pero en los trece años que estuvo de rector en nuestra parroquia, se comportó como un sacerdote digno y celoso, cumplidor de su ministerio y siempre bien dispuesto a escuchar y ayudar a todos los feligreses, estando disponible siempre para toda la comunidad. Todo un ejemplo de sacerdote entregado, pero sin necesidad de convertir la rectoría y los locales parroquiales en “locales patera”.

Queridos amigos de Germinans, sois nuestro último recurso. Nosotros amamos a nuestra parroquia, en la que llevamos muchos años colaborando en la catequesis, en la liturgia, en Cáritas etc. Y queremos seguir colaborando y ayudando: es nuestra vida. Cuando se publique esta carta tememos ser expulsados de los ámbitos de evangelización o que paguen justos por pecadores. Pero no nos ha quedado más remedio que pediros su publicación, y aunque vosotros conocéis nuestros nombres, preferimos que en la web nuestra denuncia sea anónima. Ya conocéis el peligro que representa Mn. Brustenga y lo malvado y vengativo que puede llegar a ser.

Ahora comprendemos también vuestro anonimato en Germinans.

Por lo que respecta a la responsabilidad del Cardenal en este asunto deciros que sabemos con certeza que encargó al arcipreste Mn. Murillo y al Vicario Episcopal de Zona Mn. Sanz , de hacer algo con el “marrón” del piso patera. Sin embargo, hasta el presente, no nos consta que ni uno ni otro, después de tantos meses, hayan llegado a cumplir su misión ni tomado cartas en el asunto.

Y es que no se trata únicamente de esta cuestión: Mn. Brustenga hace dejación de sus responsabilidades ministeriales. Nunca está en la parroquia, lo buscamos y nadie sabe donde está, pasa olímpicamente de atender el despacho parroquial, los niños de la catequesis, ya en vísperas de la celebración de su primera comunión, no lo conocen así como tampoco sus padres. No se preocupa absolutamente para nada de la parroquia ni de los fieles que muchas veces en las celebraciones se quedan sin comulgar porque, tacaño y agarrado como es, dice que "no quiere poner más formas" porque "se gastan y cuestan mucho dinero". Inaudito.

Para daros otro ejemplo revelador: en plena Cuaresma y vísperas de la Semana Santa, se ha ido a Turquía de viaje con unos amigos, dejando al pobre vicario solo.

Queridos amigos, nos hemos dirigido a vosotros porque no podemos más ver la parroquia en este deterioro que cada vez va más lejos y otro curso así no lo soportaremos. Esperamos que nos podáis ayudar con esta dramática situación.

Queremos anticipadamente daros las gracias por habernos manifestado con rapidez vuestra disponibilidad. A todos nos ha producido gran alegría y consuelo saber, como nos lo habéis expresado en el email de contestación a nuestro primer mensaje, que no nos dejareis abandonados y nos ayudareis. Además nos hemos quedado parados por vuestra pronta respuesta y sobretodo tan exhaustiva, considerada, responsable, educada y prudente. A veces se habla de vosotros como gente despiadada, inmisericorde y sin tacto. Queda demostradísimo que no es así, y os agradecemos que contéis con nuestro parecer sobre los detalles de la publicación de este asunto en Germinans.

Eternamente agradecidos,

Feligreses de San Ramón Nonato (un nutrido número con nombres y apellidos)

Aquí mando yo y sanseacabó

"Brustenga no deja de ser el arquetipo del progre-eclesial que propone una nueva Iglesia, más "abierta, plural y democrática", pero que en cuanto recibe críticas deja de ser "abierto, plural y democrático". El progre-eclesial pide para sí una tolerancia que como norma general nunca está dispuesto a conceder a quienes no piensan como él."
Luis Fernando Pérez

Un grupo de fieles de la parroquia barcelonesa de San Ramón Nonato ha decidido hacer pública su denuncia sobre la situación creada tras la llegada como rector, hace tres años, de mosén Joaquín Brustenga, sacerdote que a día de hoy es presidente de la Unió Sacerdotal, organización caracterizada por su tendencia nacional-progresista. Los términos de la denuncia se pueden leer tanto en Germinans germinabit como en Religión en Libertad.

Que Brustenga haya convertido la casa parroquial en un piso patera puede ser incluso bien visto por quienes creen que la Iglesia ha de tener sensibilidad con los inmigrantes, aunque soy de la opinión de que no es necesario hacer tal cosa en detrimento de los fieles habituales. Lo que denuncian los fieles de esa parroquia de Barcelona tiene poco que ver con la caridad cristiana.

En cualquier caso, lo que más me llama la atención, no por sorprendente sino por lo que tiene de confirmación de una de mis tesis sobre el mundo del "progresismo eclesial", es la actitud del rector -párroco- ante la petición de sus fieles para que acabe con la situación. Les ha espetado un "a mí no me da la gana sacarlos, yo soy el rector y se acabó”. Olé sus narices. Sí, señor. Así se dice. Y al que no le guste, ya sabe donde tiene la puerta de salida. A ver qué se van a pensar esos fieles toca-narices. Una cosa es que el gran Brustenga vaya por ahí hablando de la implicación de los seglares en el gobierno de la Iglesia y otra que tenga la más mínima intención de aplicar su teoría en su parroquia. Por un lado es partidario de la formación de agentes de pastoral para que las parroquias que se queden sin curas puedan ser llevadas por seglares y por el otro se comporta como un sargento chusquero en su propia parroquia. Es lo que se dice, la coherencia personificada. Pero ya sabemos que una cosa es predicar y otra dar trigo.

Brustenga no deja de ser el arquetipo del progre-eclesial que propone una nueva Iglesia, más "abierta, plural y democrática", pero que en cuanto recibe críticas deja de ser "abierto, plural y democrático". El progre-eclesial pide para sí una tolerancia que como norma general nunca está dispuesto a conceder a quienes no piensan como él. El progre-eclesial, si alcanza el "poder", se suele comportar de forma infinitamente despótica que la tan cacareada jerarquía anti-conciliar y tridentina. El progre-eclesial se queja de la existencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe pero encarna como nadie el espíritu del inquisidor Torquemada en nuestro tiempo. Menos mal que ya les tenemos calados. A sus seguidores, cada vez menos y cada vez más mayores, les podrán engañar. A nosotros no.

¿Y el cardenal Sistach qué dice de todo esto? Nada. Se enfadará cosa mala cuando se entere de que unos fieles han tenido la osadía de usar a Germinans germinabit, la bicha de su pontificado, para denunciar a uno de sus curas predilectos, pero nada más.
  1. http://www.coradcor.com/blog/

miércoles, 8 de abril de 2009

Audiencia General del Miércoles Santo de 2.009 de S.S. Benedicto XVI

Queridos hermanos y hermanas:

La Semana Santa que para nosotros los cristianos es la semana más importante del año, nos ofrece la oportunidad de actualizar los misterios centrales de la Redención. Desde mañana por la tarde, con la Misa de la Cena del Señor, los solemnes ritos litúrgicos nos ayudarán a meditar de forma más viva la pasión, muerte y resurrección del Señor. La Misa crismal es como un preludio al Triduo pascual. En ella se bendice el óleo de los catecúmenos y de los enfermos y se consagra el Santo Crisma. Se renuevan también las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la Ordenación. Esta celebración tiene este año un significado particular, pues será casi como una preparación al Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, y que se inaugurará el próximo día diecinueve de junio. En estos días santos nos acompaña la Santísima Virgen. Con Ella entraremos en el cenáculo, permaneceremos junto a la Cruz y estaremos idealmente junto a Cristo muerto aguardando con esperanza la aurora del día glorioso de la Resurrección.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación, a los grupos venidos de España, México, Puerto Rico y otros países latinoamericanos, así como a los participantes en el Congreso Universitario Internacional UNIV dos mil nueve, deseándoles que estos días en Roma les ayuden a renovar su amistad con Jesucristo y a seguirlo como Maestro de vida. Deseo a todos una feliz y santa Pascua, junto a vuestras familias, parroquias y comunidades. Muchas gracias.

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  1. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2009/documents/hf_ben-xvi_aud_20090408_sp.html

Homilía de S.S. Benedicto XVI el Domingo de Ramos 2.009

Plaza de San Pedro
XXIV Jornada Mundial de la Juventud
Domingo 5 de abril de 2009

Queridos hermanos y hermanas,
queridos jóvenes:

Junto con una creciente muchedumbre de peregrinos, Jesús había subido a Jerusalén para la Pascua. En la última etapa del camino, cerca de Jericó, había curado al ciego Bartimeo, que lo había invocado como Hijo de David y suplicado piedad. Ahora que ya podía ver, se había sumado con gratitud al grupo de los peregrinos. Cuando a las puertas de Jerusalén Jesús montó en un borrico, que simbolizaba el reinado de David, entre los peregrinos explotó espontáneamente la alegre certeza: Es él, el Hijo de David. Y saludan a Jesús con la aclamación mesiánica: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»; y añaden: «¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!», (Mc 11,9s). No sabemos cómo se imaginaban exactamente los peregrinos entusiastas el reino de David que llega. Pero nosotros, ¿hemos entendido realmente el mensaje de Jesús, Hijo de David? ¿Hemos entendido lo que es el Reino del que habló al ser interrogado por Pilato? ¿Comprendemos lo que quiere decir que su Reino no es de este mundo? ¿O acaso quisiéramos más bien que fuera de este mundo?

San Juan, en su Evangelio, después de narrar la entrada en Jerusalén, añade una serie de dichos de Jesús, en los que Él explica lo esencial de este nuevo género de reino. A simple vista podemos distinguir en estos textos tres imágenes diversas del reino en las que, aunque de modo diferente, se refleja el mismo misterio. Ante todo, Juan relata que, entre los peregrinos que querían «adorar a Dios» durante la fiesta, había también algunos griegos (cf. 12,20). Fijémonos en que el verdadero objetivo de estos peregrinos era adorar a Dios. Esto concuerda perfectamente con lo que Jesús dice en la purificación del Templo: «Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos» (Mc 11,17). La verdadera meta de la peregrinación ha de ser encontrar a Dios, adorarlo, y así poner en el justo orden la relación de fondo de nuestra vida. Los griegos están en busca de Dios, con su vida están en camino hacia Dios. Ahora, mediante dos Apóstoles de lengua griega, Felipe y Andrés, hacen llegar al Señor esta petición: «Quisiéramos ver a Jesús» (Jn 12,21). Son palabras mayores. Queridos amigos, por eso nos hemos reunido aquí: Queremos ver a Jesús. Para eso han ido a Sydney el año pasado miles de jóvenes. Ciertamente, habrán puesto muchas ilusiones en esta peregrinación. Pero el objetivo esencial era éste: Queremos ver a Jesús.
¿Qué dijo, qué hizo Jesús en aquel momento ante esta petición? En el Evangelio no aparece claramente que hubiera un encuentro entre aquellos griegos y Jesús. La vista de Jesús va mucho más allá. El núcleo de su respuesta a la solicitud de aquellas personas es: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). Y esto quiere decir: ahora no tiene importancia un coloquio más o menos breve con algunas personas, que después vuelven a casa. Vendré al encuentro del mundo de los griegos como grano de trigo muerto y resucitado, de manera totalmente nueva y por encima de los límites del momento. Por su resurrección, Jesús supera los límites del espacio y del tiempo. Como Resucitado, recorre la inmensidad del mundo y de la historia. Sí, como Resucitado, va a los griegos y habla con ellos, se les manifiesta, de modo que ellos, los lejanos, se convierten en cercanos y, precisamente en su lengua, en su cultura, la palabra de Jesús irá avanzando y será entendida de un modo nuevo: así viene su Reino. Por tanto, podemos reconocer dos características esenciales de este Reino. La primera es que este Reino pasa por la cruz. Puesto que Jesús se entrega totalmente, como Resucitado puede pertenecer a todos y hacerse presente a todos. En la sagrada Eucaristía recibimos el fruto del grano de trigo que muere, la multiplicación de los panes que continúa hasta el fin del mundo y en todos los tiempos. La segunda característica dice: su Reino es universal. Se cumple la antigua esperanza de Israel: esta realeza de David ya no conoce fronteras. Se extiende «de mar a mar», como dice el profeta Zacarías (9,10), es decir, abarca todo el mundo. Pero esto es posible sólo porque no es la soberanía de un poder político, sino que se basa únicamente en la libre adhesión del amor; un amor que responde al amor de Jesucristo, que se ha entregado por todos. Pienso que siempre hemos de aprender de nuevo ambas cosas. Ante todo, la universalidad, la catolicidad. Ésta significa que nadie puede considerarse a sí mismo, a su cultura a su tiempo y su mundo como absoluto. Y eso requiere que todos nos acojamos recíprocamente, renunciando a algo nuestro. La universalidad incluye el misterio de la cruz, la superación de sí mismos, la obediencia a la palabra de Jesucristo, que es común, en la común Iglesia. La universalidad es siempre una superación de sí mismos, renunciar a algo personal. La universalidad y la cruz van juntas. Sólo así se crea la paz.

La palabra sobre el grano de trigo que muere sigue formando parte de la respuesta de Jesús a los griegos, es su respuesta. Pero, a continuación, Él formula una vez más la ley fundamental de la existencia humana: «El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna» (Jn 12,25). Es decir, quien quiere tener su vida para sí, vivir sólo para él mismo, tener todo en puño y explotar todas sus posibilidades, éste es precisamente quien pierde la vida. Ésta se vuelve tediosa y vacía. Solamente en el abandono de sí mismo, en la entrega desinteresada del yo en favor del tú, en el «sí» a la vida más grande, la vida de Dios, nuestra vida se ensancha y engrandece. Así, este principio fundamental que el Señor establece es, en último término, simplemente idéntico al principio del amor. En efecto, el amor significa dejarse a sí mismo, entregarse, no querer poseerse a sí mismo, sino liberarse de sí: no replegarse sobre sí mismo —¡qué será de mí!— sino mirar adelante, hacia el otro, hacia Dios y hacia los hombres que Él pone a mi lado. Y este principio del amor, que define el camino del hombre, es una vez más idéntico al misterio de la cruz, al misterio de muerte y resurrección que encontramos en Cristo. Queridos amigos, tal vez sea relativamente fácil aceptar esto como gran visión fundamental de la vida. Pero, en la realidad concreta, no se trata simplemente de reconocer un principio, sino de vivir su verdad, la verdad de la cruz y la resurrección. Y por ello, una vez más, no basta una única gran decisión. Indudablemente, es importante, esencial, lanzarse a la gran decisión fundamental, al gran «sí» que el Señor nos pide en un determinado momento de nuestra vida. Pero el gran «sí» del momento decisivo en nuestra vida —el «sí» a la verdad que el Señor nos pone delante— ha de ser después reconquistado cotidianamente en las situaciones de todos los días en las que, una y otra vez, hemos de abandonar nuestro yo, ponernos a disposición, aun cuando en el fondo quisiéramos más bien aferrarnos a nuestro yo. También el sacrificio, la renuncia, son parte de una vida recta. Quien promete una vida sin este continuo y renovado don de sí mismo, engaña a la gente. Sin sacrificio, no existe una vida lograda. Si echo una mirada retrospectiva sobre mi vida personal, tengo que decir que precisamente los momentos en que he dicho «sí» a una renuncia han sido los momentos grandes e importantes de mi vida.

Finalmente, san Juan ha recogido también en su relato de los dichos del Señor para el «Domingo de Ramos» una forma modificada de la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos. Ante todo una afirmación: «Mi alma está agitada» (12,27). Aquí aparece el pavor de Jesús, ampliamente descrito por los otros tres evangelistas: su terror ante el poder de la muerte, ante todo el abismo de mal que ve, y al cual debe bajar. El Señor sufre nuestras angustias junto con nosotros, nos acompaña a través de la última angustia hasta la luz. En Juan, siguen después dos súplicas de Jesús. La primera formulada sólo de manera condicional: «¿Qué diré? Padre, líbrame de esta hora» (12,27). Como ser humano, también Jesús se siente impulsado a rogar que se le libre del terror de la pasión. También nosotros podemos orar de este modo. También nosotros podemos lamentarnos ante el Señor, como Job, presentarle todas las nuestras peticiones que surgen en nosotros frente a la injusticia en el mundo y las trabas de nuestro propio yo. Ante Él, no hemos de refugiarnos en frases piadosas, en un mundo ficticio. Orar siempre significa luchar también con Dios y, como Jacob, podemos decirle: «no te soltaré hasta que me bendigas» (Gn 32,27). Pero luego viene la segunda petición de Jesús: «Glorifica tu nombre» (Jn 12,28). En los sinópticos, este ruego se expresa así: «No se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). Al final, la gloria de Dios, su señoría, su voluntad, es siempre más importante y más verdadera que mi pensamiento y mi voluntad. Y esto es lo esencial en nuestra oración y en nuestra vida: aprender este orden justo de la realidad, aceptarlo íntimamente; confiar en Dios y creer que Él está haciendo lo que es justo; que su voluntad es la verdad y el amor; que mi vida se hace buena si aprendo a ajustarme a este orden. Vida, muerte y resurrección de Jesús, son para nosotros la garantía de que verdaderamente podemos fiarnos de Dios. De este modo se realiza su Reino.

Queridos amigos. Al término de esta liturgia, los jóvenes de Australia entregarán la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a sus coetáneos de España. La Cruz está en camino de una a otra parte del mundo, de mar a mar. Y nosotros la acompañamos. Avancemos con ella por su camino y así encontraremos nuestro camino. Cuando tocamos la Cruz, más aún, cuando la llevamos, tocamos el misterio de Dios, el misterio de Jesucristo: el misterio de que Dios ha tanto amado al mundo, a nosotros, que entregó a su Hijo único por nosotros (cf. Jn 3,16). Toquemos el misterio maravilloso del amor de Dios, la única verdad realmente redentora. Pero hagamos nuestra también la ley fundamental, la norma constitutiva de nuestra vida, es decir, el hecho que sin el «sí» a la Cruz, sin caminar día tras día en comunión con Cristo, no se puede lograr la vida. Cuanto más renunciemos a algo por amor de la gran verdad y el gran amor — por amor de la verdad y el amor de Dios —, tanto más grande y rica se hace la vida. Quien quiere guardar su vida para sí mismo, la pierde. Quien da su vida — cotidianamente, en los pequeños gestos que forman parte de la gran decisión —, la encuentra. Esta es la verdad exigente, pero también profundamente bella y liberadora, en la que queremos entrar paso a paso durante el camino de la Cruz por los continentes. Que el Señor bendiga este camino. Amén.

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana
  1. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2009/documents/hf_ben-xvi_hom_20090405_palm-sunday_sp.html

sábado, 4 de abril de 2009

En Manila se prohibe lo permitido en Roma

Primero, información tomada desde "Panorama Católico Internacional", luego respuesta de Mons. Castrillón Hoyos, desde "La Buharilla de Jerónimo":

El Cardenal Arzobispo de Manila pone limitaciones ilegales a la Misa Tradicional

El Cardenal Gaudencio Rosales, Arzobispo de Manila, Filipinas, ha publicado, por el momento solo en la web oficial de la Arquiciócesis, una resolución limitando de un modo arbitrario el ilegal el rezo de la Misa Tridentina en su jurisdicción. Reproducimos a continuación el texto de la medida.

PAUTAS de ARQUIDIOCESIS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MISA SEGÚN EL RITO DEL MISAL ROMANO PUBLICADO EN 1962 (MISA TRIDENTINA)

De acuerdo con las normas establecidas por la Carta Apostólica, publicada como motu propio, de Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, Summorum Pontificum, por este medio establecemos las pautas y condiciones siguientes para la celebración de la misa según el rito del Misal romano publicado en 1962 (misa Tridentina) en la Arquidiócesis de Manila:

La regulación de la celebración de esta forma extraordinaria de la misa pertenece al Arzobispo de Manila, a través del Ministro del Ministerio de Asuntos Litúrgicos de la Arquidiócesis de Manila.

Esta forma de la misa debe ser celebrada sólo en la Capilla de Cristo Rey de la Catedral Metropolitana de Manila, una vez al mes, pero no los domingos ni solemnidades.

La persona a cargo de presidir en esta forma de celebración deberá ser un sacerdote debidamente designado por el Arzobispo de Manila.

Para asegurar la solemnidad y el orden de la celebración de esta forma de la misa, la participación de otros ministros (es decir, lectores, Maestro de ceremonias, acólitos, coro, etc.) en la liturgia debe ser determinada y regulada por el Ministerio de Asuntos Litúrgicos de la Arquidiócesis de Manila.

La celebración de la forma extraordinaria de la misa en esta Capilla está abierta a cualquier individuo o grupo en la Archidiócesis de Manila que pueda tener el deseo de participar en dichas celebraciones.

Otras peticiones de individuos o grupos de las parroquias o de quienes pertenecen a la Arquidiócesis de Manila para la celebración de, esta forma de la misa, deberán adherirse a la celebración mensual en la Catedral de Manila.

Es muy recomendable que un misal / folleto del rito en latín e inglés sea preparado para ayudar al fiel sigue la celebración. Asimismo, es recomendable que aquellos que participarán en esta misa se sometan a una orientación catequética antes de la celebración.

El Arzobispo de Manila tiene la jurisdicción sobre esta celebración y, por lo tanto, puede decidir limitar o discontinuar esta celebración mensual en cualquier momento que él lo juzgue no en consonancia con la dirección pastoral de toda la Iglesia Local.

Dado en Manila, este 8º día de diciembre de 2008.
+ GAUDENCIO B. ROSALES, CARDENAL
Arzobispo de Manila

Comentario Druídico(De Panorama Católico Internacional): A nuestro entender, lo subrayado en negrita en la disposición cardenalicia es ilegal. Una cosa hay que agradecer al Cardenal Rosales: ha sido franco. No puede decirse lo mismo del Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, que finge cumplir con la Summorum Pontificum y bajo cuerda presiona y obstaculiza, amenaza discretamente y paraliza.

El Cardenal Castrillón corrige al Arzobispo de Manila

Hace algunos meses, se hizo pública una normativa del cardenal Rosales, Arzobispo de Manila, en la que limitaba en gran medida y de forma arbitraria la celebración de la Misa Gregoriana, en contra de lo establecido por el Motu Proprio Summorum Pontificum del Papa Benedicto XVI. Ofrecemos ahora la siguiente noticia en la que se informa que el Cardenal Castrillón, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, ha corregido al cardenal Rosales y le ha pedido que reconsidere su posición.

El titular de la comisión vaticana Ecclesia Dei ha reprendido al Arzobispo de Manila, cardenal Gaudencio Rosales, por establecer condiciones “excesivamente restrictivas” sobre el uso de la Misa Tridentina, diciendo que éstas están “en directa contradicción” con los deseos del Papa Benedicto XVI.

“Sus ‘Normativas Arquidiocesanas’ simplemente no son aceptables tal como están, y le pido que las reconsidere”, dijo el presidente de Ecclesia Dei, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, en una carta del 6 de marzo, vista por The Tablet esta semana. Dice: “las normativas que permiten sólo una Misa mensual en una capilla de la Catedral Metropolitana” están en violación de las normas establecidas en el Motu Proprio Summorum Pontificum para el uso extendido de la Misa Tridentina, publicado por el Papa en el 2007. El cardenal Castrillón dijo que el decreto papal es “parte de la ley universal de la Iglesia” y no puede ser limitado por la “ley particular” de un obispo diocesano. La arquidiócesis de Manila asiste a más de 2,8 millones de católicos.

“No hay ninguna razón legítima por la que esta Misa [Tridentina] no pueda y no deba ser celebrada en cualquier iglesia o capilla de su arquidiócesis”, dice el cardenal Castrillón en su carta al Arzobispo de Manila.

Insiste en que el Cardenal Rosales promueva activamente la implementación del Motu Proprio “ayudando a los sacerdotes que deseen aprender cómo celebrar” la Misa del antiguo rito, para la que dice que sólo se requiere que el sacerdote sea “razonablemente competente en latín” y que haya fieles que deseen asistir a su celebración. La arquidiócesis de Manila publicó las normativas para la Misa Tridentina en su página web el año pasado. Pero fueron rápidamente quitadas cuando los adherentes al antiguo rito protestaron a Roma.
  1. http://panodigital.com/el-card-arzobispo-de-manila-pone-limitaciones-ilegales-a-la-misa-tradicional
  2. http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2009/04/el-cardenal-castrillon-corrige-al.html