martes, 5 de mayo de 2009

Se burlan de S.S. Benedicto XVI

Este año, en Düsseldorf , Alemania, el Carnaval se ha festejado con una carroza muy particular que porta a dos grotescas figuras: el Papa Benedicto XVI y Monseñor Richard Williamson. En una de las alas del muñeco diabólico (con faja en el brazo tipo “nazi”) que representa al obispo Williamson, se lee la palabra “antisemitismo”. Caricatura blasfema, pues el odio aflora, contra el Papa y la Iglesia de Dios, la católica apostólica y romana. Se supone -de acuerdo con el grotesco carro alegórico- que existe una complicidad antisemita entre el Papa y el demonio caracterizado de obispo.


Como es conocido, el Papa decretó levantar la excomunión a los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X. Los enemigos de este paso para la unidad dentro de la Iglesia, adujeron las infortunadas declaraciones que tiempo atrás había hecho uno de ellos: Monseñor Williamson, citando posiciones revisionistas sobre la dimensión del holocausto sin que con ello lo justificara. Con ese pretexto enfilaron sus ataques contra el Papa y lo criticaron despiadadamente.


Si S.S. Benedicto XVI desaprobó dichas declaraciones, si la Fraternidad San Pío X se deslindó de ellas pues el padre de su fundador -Mons. Lefebvre- murió en un campo de concentración nazi, si Mons. Williamson pidió disculpas en dos ocasiones y reiteró su condena a los crímenes nazis, si el Santo Padre escribió una larga e inusitada misiva a todos los obispos explicando el fin de la medida tomada, no es posible creer que estas mofas tengan el menor fundamento, pero no obstante todo lo anterior, vemos que las campañas contra el Papa y la Iglesia continúan. De este modo se evidencía -una vez más- que los ataques no tuvieron como origen real las declaraciones de Mons. Williamson, sino -en realidad- la oposición al gesto a favor de la unidad del Papa y el odio a la Iglesia Católica. El blasfemo carro alegórico en Düsseldorf, donde se representan grotescas figuras de Su Santidad y del obispo Williamson como si fueran antisemitas y demoniacos, es una prueba de ello.

¿Debemos los católicos callar ante esta burla? Pidamos a Dios la conversión de los enemigos de su Iglesia y hagamos actos de reparación por esta burla blasfema. Es evidente que los enemigos de la Iglesia están en contra de cualquier medida para su unidad interna y los actos decretados para ello por el Vicario de Cristo.

¡Perdónalos Señor!

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