sábado, 4 de julio de 2009

El Motu Proprio de Benedicto XVI tiene una vía de agua.

Lo que sigue esta tomado del blog "La cigueña de la torre"

El Motu Proprio de Benedicto XVI tiene una vía de agua.

Seguramente quien lo redactó confiaba en la filial sumisión de la gran mayoría de los obispòs a los deseos del Papa. Y se equivocó. Muchos de ellos parece que han adoptado una postura de resistencia en el convencimiento de que el Papa durará poco y ya volverán las aguas a su cauce.

De esa errada suposición del redactor del Motu surgió aquello que parecía la gran concesión y que se ha revelado absolutamente inoperante. Dejar la posibilidad de la misa en la voluntad del sacerdote y de los fieles sin necesidad de la autorización episcopal. Lo que es desconocer, y con desconocimiento grave, la realidad diocesana.

Me ha venido a la memoria algo análogo de mis lejanos tiempos de la Milicia Universitaria. Era yo alférez en un Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) y con muchísima frecuencia desfilábamos ante el coronel. Las secciones pasaban ante la plana mayor cantando para mejor marcar el paso y los alféreces y tenientes teníamos absoluta libertad para elegir la canción con la que desfilaría nuestra respectiva sección. Que previamente consultábamos con los reclutas. Como el Motu Proprio.

Pero como supiéramos que al coronel le irritara por ejemplo el Banderita tu eres roja estaba clarísimo que eso no se cantaba. Y no por si acaso sino porque era seguro que te la cargabas. Pues igual. Y es que ni siquiera te atrevías a consultarlo. ¿Da Usía autorización para cantar el Banderita? Ni te contestaría. Pero sólo con la mirada te había pulverizado.

¿Mera coincidencia? A mí me parece que es lo mismo. El sacerdote que se decidiera a celebrar la misa contra la voluntad del obispo o éste es un calzonazos o deja a los fieles sin misa porque se encuentra trasladado a la parroquia más perdida de la diócesis. Y además con bronca. Como para secundar el Motu Proprio.

Si el Papa quiere que la misa tradicional se extienda algo más tendría que disponer que en todas las catedrales del mundo se celebrara todos los domingos una misa según el modo extraordinario. Y a unas horas de recibo. Porque si lo deja a voluntad del obispo habría más de uno que abriría la catedral a las seis de la mañana para celebrarla. Y luego diría que no acudía nadie. Y además exigir que la celebrara un sacerdote que lo hiciera dignamente. Porque también más de un obispo designaría como celebrante al cura más opuesto a esa misa para que ahuyentara a los fieles.

Hoy, además, cesa en sus funciones el cardenal Castrillón con lo que me temo que la acogida en Roma de las protestas va a quedar muy aguada si no es que desaparece.

No veo yo, por tanto, con optimismo el futuro de la misa tradicional en España. Aunque por supuesto siempre quede el derecho al pataleo. Triste alternativa que además no suele dar resultado. Aunque, gracias a internet las cosas pueden cambiar.
  1. http://blogs.periodistadigital.com/laciguena.php/2009/07/04/p240565#more240565

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