viernes, 11 de julio de 2008

El colapso del anglicanismo

Extraído desde Panorama Católico Internacional, imagen desde ACIprensa, S.S. Benedicto XVI junto al primado de la "comunión anglicana" y "obispo" de Canterbury Rowan William:

Hacia fines del siglo XIX, Robert Hugh Benson, hijo del arzobispo de Canterbury y “sacerdote” anglicano él mismo, después de una larga peregrinación espiritual, llegó a convertirse al catolicismo. Por lo cual hubo de ser ordenado conforme al rito válido de la Iglesia Católica. En las memorias de su conversión, Benson, además de dar valiosísima información sobre aquellos puntos que constituían un obstáculo para la conversión de los anglicanos, describe con gran sinceridad los males que corroían al anglicanismo. El actual colapso de esa denominación cristiana es la prueba del acertado juicio del escritor inglés.

Escribe Marcelo González

Sobre este libro –Confesiones de un Converso- hemos realizado una reseña un año atrás, la cual recomendamos visitar.

El anglicanismo hoy

Una rama del anglicanismo parece decidida a pedir la admisión en la Iglesia Católica. Escandalizada de los desvaríos morales que aprueban los distintos sínodos (presididos en algunos casos por “obispas” y homosexuales públicos). Otros recomiendan esperar prudentemente el cariz que vayan tomando las cosas. No quieren “hincarse de rodillas” ante Roma.

Un ingreso masivo de anglicanos a la Iglesia católica plantea muchísimos desafíos: para comenzar, el sacerdocio anglicano es inválido (por lo tanto su episcopado y su clero). Estos “sacerdotes” en su mayoría están casados. Dado lo cual se debería proceder a la reordenación de sacerdotes, obispos, y aún antes, a completar sus bautismos, administrarles la comunión válida, la confirmación, previa absolución de sus pecados, puesto que no tienen tampoco el sacramento de la penitencia.

Roma debería admitir transitoriamente un régimen disciplinario de sacerdotes casados en el rito latino, al menos hasta que se produzca el recambio generacional. De hecho hay un antecedente.

¿Conversión o refugio?

Pero, por otra parte, los esfuerzos ecuménicos han debilitado tanto la identidad católica que la tendencia del clero romano será más bien hacia la indiferencia respecto a los temas doctrinales en aras de la “unidad”. Y también nos preguntamos si este laudable movimiento de un importante número de anglicanos hacia la Iglesia Católica es una “conversión” o más bien la búsqueda de un refugio contra las aberraciones morales en que ha caído la mayoría.

Sin ninguna voluntad de prejuzgar, parece prudente cuestionarse si los anglicanos aceptarán la doctrina católica en su integridad o pedirán un reconocimiento sin abjuraciones. De hecho sus doctrinas son cismáticas y heréticas. Y como bien describe Benson en el libro mencionado más arriba, su concepción de la moral se fundamenta en principios bastante deficientes. (Una moral de apariencias, desvinculada de la responsabilidad ante Dios, y solo ejercida como una forma de disciplina social).

Recordemos ese párrafo memorable en que recuerda un cierto trance de muerte por el que pasó durante una escalada en la montaña: "Ahora bien, ni por un momento experimenté el menor indicio de temor ante la idea de presentarme ante Dios, ni el menor impulso de hacer un acto de contrición por mi vida pasada. Mi religión era de una naturaleza tan impersonal y carente de vida que, aunque nunca dudé de la verdad que me habían enseñado, ni temía a Dios ni le amaba… no me sentía responsable ante Él, ni me conmovía la perspectiva de encontrarme en Su Presencia, una Presencia en la que creía pasivamente, pero nada más.

"Por aquel entonces, esa era mi forma de entender la religión. Yo aceptaba intelectualmente el credo cristiano, pero sin apenas deseo ni emoción. Salvo cortos períodos de un sentimiento superficial, me sentía del todo indiferente: en mi religión no había la menor chispa de vitalidad."

Y está hablando de sus convicciones como miembro de la Iglesia Alta, como hijo del Arzobispo Primado, fiel de un anglicanismo del siglo XIX. ¿Cuáles serán las convicciones de estos anglicanos de hoy que tan valerosamente se han enfrentado contra la tendencia nefanda de su jerarquía? Más allá de su adhesión a algunos principios de la moral natural no olvidemos: aceptan el divorcio, y la contracepción, de la cual fueron pioneros en validar entre los cristianos, al punto que la encíclica Casti Connubii de Pío XI se escribió a propósito de su decisión de admitirla como algo conforme al evangelio).

En fin, queda mucho por ver, y el tacto con que Roma debe manejar esta situación habrá de ser extraordinario. Sería una pena que desde algunos sectores, a fin de anotarse un punto en la compulsa ecumenista, se ceda o se engañen sobre cuestiones esenciales, más allá de la sinceridad de los anglicanos y de los buenos deseos de todos.
  1. http://panodigital.com/el-colapso-del-anglicanismo
  2. http://panodigital.com/libros/confesiones_de_un_converso

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